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Josh observó a Tyler detenidamente, apreciando cada detalle en su rostro.

Jamás había dejado de pensar en sus grandes y hermosos ojos, se podía perder en ellos por horas, sin importarle nada.

Estaba encantado con la maravillosa voz que tenía Tyler; sin embargo, lo había puesto aún más nervioso de lo que ya estaba, y sin duda, verlo ahí tan concentrado lo estaba matando.

— Linda canción - habló con la voz más tranquila que pudo fingir. — Un rap la haría aún más grandiosa.

Tyler levantó la mirada, para conocer a su juez "secreto". El color se desvaneció de las mejillas del castaño, dejándolo aún más pálido que de costumbre, como si hubiera visto un fantasma.

— ¿Joshua?

Josh se quedó paralizado, abría la boca, pero las palabras no salían de esta. Se sentía tan mal por no haber reconocido al instante a Tyler el día anterior.

Estaba tan estresado que sólo podía pensar en cigarrillos.

— Hola, ¿tienes cigarrillos? - soltó, para después arrepentirse, poniéndose de un color carmín intenso.

Tyler lo miró confundido, después de todos esos años en los que no se veían... ¿Sólo le preguntaría por cigarrillos?

— No fumo. - respondió Tyler, devolviendo la mirada hacia su ukelele y continuando en lo que estaba hacia un par de minutos; bastante decepcionado.

Josh comenzó a hiperventilarse, si no conseguía un cigarrillo en ese momento, un ataque de ansiedad lo consumiría.

— Aunque, ¿sabes? - murmuró Tyler, con la mirada fija en su ukelele. — Después de todos estos años... creí que serías la misma persona, y no el "nuevo Josh", quien prefiere un cigarrillo antes que a su mejor amigo de la infancia.

Josh sintió como su corazón se estrujaba, se sentía de lo peor.

Comenzó a morder sus uñas, de una manera desesperada, haciendo que Tyler lo mirara preocupado el ver como sangraban de poco en poco sus dedos.

— ¿Josh?...

— Necesito un cigarrillo, nos vemos después. - interrumpió a Tyler, dejándolo con la palabra en la boca.

Tyler tenía razón al ver a Josh como un fantasma. De un momento a otro, había desaparecido completamente, incluso de las calles.

Después de buscarlo un par de minutos por las calles cercanas, Tyler se rindió.

•//•

— ¿Estás seguro que era él, Ty? - preguntó Jenna, mientras se cubría del frio nocturno.

— Es mi mejor amigo desde que tengo memoria, jamás olvidaría su rostro.

Ambos chicos buscaron por más de 2 horas, preguntando a la gente que pasaba por las calles e incluso a cada tienda en la que Tyler veía que vendían cigarrillos.

Recibiendo la misma respuesta de parte de todos.

Un rotundo no.

— Ty, tranquilizate - Jenna lo estrujó por la cintura, al notar que los ojos del castaño se encontraban cristalizados y su labio inferior comenzaba a temblar involuntariamente.

— ¡No puedo, Jenna! - exclamó, dejando caer finas lágrimas. — No lo veo desde hace 3 años, y ahora que sé que estuvo a salvo todo este tiempo... Me siento culpable de muchas cosas.

Jenna soltó a Tyler, quedando frente a frente. Tomó su barbilla y alzó su rostro, para poderlo mirar a los ojos.

— Ty, no te sientas culpable - murmuró, tratando de reconfortar a su amigo. — No ha sido culpa tuya que ese chico tenga ataques de ansiedad, o que incluso sea adicto a la nicotina.

Tyler suspiró y vio a Jenna directamente a los ojos. Estaban brillantes, que parecía que tenían una linterna propia para ambos.

Tyler no sintió el paso del tiempo, se había perdido en el mar que eran los ojos de su mejor amiga.

— Jenna - murmuró, sintiendo como sus mejillas ardían. — Tengo que decirte algo...

El timbre del teléfono de la chica oji-azul sonó, interrumpiendo el momento que estaban teniendo ambos chicos.

— Santo cielo, Ty, tengo que irme - soltó preocupada. — Pero dime, ¿Qué me tienes que decir?

Tyler se acobardó y negó insistiendo en que no era nada importante. Jenna le mostró una gran sonrisa, para después, plantar un beso corto sobre su mejilla y desaparecer en el primer taxi que había aparecido por la calle.


•//•

Después de una larga caminata, y de haber conseguido una cajetilla, Josh había llegado al edificio donde vivía, con las manos vendadas debido al ataque que había tenido.

Recordaba que su doctor le había dicho que para controlarlo naturalmente, podía intentar recargarse a una pared o alguna superficie plana. Por alguna razón, siempre funcionaba.

Subió las escaleras y sacó sus llaves con dificultad debido al molesto dolor que provocaban sus dedos.

— ¡Hey, Josh! - escuchó detrás de el.

El chico se dio la vuelta, topándose con una chica de cabellera azul, que había sido su vecina hacía un par de meses. Le recordaba a su hermana pequeña debido a que ambas se llamaban Ashley.

— Ash. - saludó Josh, con una gran sonrisa en su rostro.

— Ash no, me recuerda a pokemon - admitió la chica de cabellera Azul. — Mejor Halsey.

Josh asintió y soltó una pequeña risa.

— Santa... - dijo la chica, llevando ambas manos a su boca. — ¿¡Estás bien, Josh!?

Josh miró levemente sus manos, y sonrió.

— Sí Hal, todo está perfecto.


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[n/a] omggg, ¿sabían que son los mejores? Esta historia no tiene ni una semana y ya tiene 200 leídos y casi 100 votosssss, ¡Muchas gracias!

Espero y les esté gustando, ¡comenten que me encanta leerlos! :)

los amo.

Only lovers left alive.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora