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— ¿Qué te hace pensar que te dejaré tener novio? - preguntó la madre de Tyler, mientras jugaba Candy crush en su teléfono. — No quiero que ningún patán haga sentir mal a mi retoño.

— Oh, olvidé mencionar que "ese patán" es Joshua. - murmuró Tyler en tono victorioso. 

Su madre levantó la mirada y se quitó los lentes, con una sonrisa formándose en su rostro.

— Por ahí hubieras empezado.

 •//•

  Josh buscaba entre sus cajones un encendedor de una manera algo desesperada. Entre un pequeño desastre y maldiciones, azotó el cajón al no encontrar nada en él.

  — ¡Maldita mierda! - exclamó con una voz grave. 

La ansiedad comenzaba a consumirlo. Su mente no trabajaba bien cuando estaba en crisis como esta, por mínimas que parezcan.

Necesitaba urgentemente un cigarrillo, y el mundo parecía llevarle la contraria.

Tomó sus llaves y rápidamente salió de su apartamento de una manera brusca. Llegó al ascensor y apretó repetidamente el botón que hacía que las puertas se abrieran. Maldición tras maldición salía de su boca, hasta que por fin las puertas se abrieron.

Rápidamente, entró en el y esperó los segundos correspondientes. 

Salió disparado y corrió hasta la tienda más cercana — la cual, estaba más o menos a 10 minutos en automóvil —. Cuando por fin había llegado, entró de una manera realmente brusca, llamando la atención de los pocos clientes que se encontraban allí.

  — Hijo, ¿estás bien? - preguntó una mujer, algo mayor que se encontraba en el lugar.

Josh la empujó a un lado, ignorando por completo a la señora. Caminó rápidamente hasta donde se encontraban artefactos de cocina y tomó un encendedor del estante en donde estaban. Se dirigió a la caja y lo lanzó sobre el mostrador.

— Tienes que formarte, Hay gente formada... 

— Me importa una mierda el orden, dame el encendedor. -  interrumpió a la cajera de una manera brusca, haciéndola sobresaltar.

La chica torpemente recibió el dinero y lo guardó en la caja registradora. Un pequeño niño se acercó a su madre, quien estaba formada atrás de Josh.

  — Mami, ese hombre es malo.

La señora trató de que Josh no escuchara aquel inofensivo comentario; sin embargo, lo hizo. Josh salió de la tienda, tratando de que las finas lágrimas que comenzaban a cristalizar sus ojos no corrieran por sus mejillas.

Después de un tiempo, llegó a su apartamento y se introdujo en el, cerrando la puerta de una manera brusca. Tomó su cajetilla y sacó uno de los pequeños tubos blancos que habían dentro.

Lo encendió y le dio una calada, para después dejar salir el humo. El comentario de aquel niño lo había hecho sentir una mierda. Sus ojos seguían cristalizados, y a pesar de que ya estaba más tranquilo, seguía sintiendo una presión sobre su pecho.

Se dejó caer al piso, y abrazó sus piernas contra su pecho. Se había convertido en una persona tan distante a la que solía ser, que comenzaba a asustarse el mismo.

Sí podía ser tan malo con gente desconocida, no imaginaba que tan malo podría ser con la gente que conocía como la palma de su mano.

Y uno de ellos, era Tyler.

Only lovers left alive.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora