Un sabor Agridulce ♀ +18

Capitulo XXI

Camine por el pasillo recordando el tacto que sentía al tenerla debajo de mi mano, aunque fuese encima de la tela. Pero ver la cara que se le quedaba después de dejarle a medias merecía la pena hasta para esperar a que pudiese ver y tocar sin ningún impedimento su amada virilidad.

Entré en mi habitación satisfecha y plena de dejarle tal cual lo hizo él en el aseo. Me gire para cerrar la puerta, pero algo me lo impedía. Un pie se interponía entre la pared y la puerta, sin forma de poderla cerrar, y sabía perfectamente a quien correspondía aquella zapatilla. Aun así intente cerrarla, impartiendo un poco de fuerza. En el fondo sabia era inútil, por ello deje que ganara retrocediendo unos pasos hacia atrás, dejando que Derek entrara dentro situándome con la mirada y obligándome a que me sentara en la cama, parecía que no le había sentado muy bien mi jugada...

—Q..Qué..haces.—Tartamudee mirándole a los ojos directamente.

—Venir a por lo mío.—Contesto dibujándose una sonrisa en su rostro.

—¿Lo tuyo?.—Pregunte mientras me respondía dedicándome un gesto obvio de a lo que se refería, señalándose a su aun erecto amigo.

Hizo un gesto con la mano, para que me hiciera aun lado de la cama, quedándome tumbada sobre ella. Volví a fijarme en su entrepierna que todavía seguía dura y activa. Se posó sobre la cama de rodillas llegando hasta el punto que le interesaba, tumbándose a mi lado, apoyando su cabeza sobre mi misma almohada, le miraba a una distancia demasiado corta de mi rostro. Agarro la sabana y nos cubrió con ella a ambos. Se alzó aproximándose a mi oído para decirme en él con esa ronca voz; Ahora acaba lo que has empezado. Esas palabras hacían que a mi cuerpo le recorriese un escalofrío que me ponía caliente y alterada, haciendo que pesadamente consiguiera tragar saliva por mi garganta. Sabia a que se refería y me moría por hacerlo, por tenerla entre mis manos, por acariciarla y tocarla a mi antojo...pero no debía de ser el quien decidiese eso.

—No pienso.—Conteste.

—¿A no?.—Devolvió muy seguro de sí mismo.

—No.—Negué segura

—¿Estas segura?.—Devolvió en un susurro.

Sin separar sus labios de mi oído, comenzó a besarlo y a juguetear con su boca en él, pero bien sabía cuál era mi debilidad. Bajo su boca hacia mi cuello, impartiendo pequeños besos y alguna que otra pequeña lamida sugerente. Me estaba estremeciendo con solo empezar a tocarme, y a sentir su boca sobre mi ardiente piel. Abandonaba mi cuello, deslizándose directo hacia más abajo jalando mi clavícula, sin darme cuenta de ello, mi mano estaba enredada en su cabello, disfrutando del movimiento de su boca contra mi piel, sujetando su movimiento, haciendo que mi cabeza fuera para atrás contraída para darle mejor acceso a que lamiese, chupase y mordisquéese mi piel...

Poso sus dedos sobre el tirante de mi sujetador, sin dejar de lamer mi cuello y clavícula lo deslizo por mi brazo eróticamente, moviendo sus dedos con habilidad, dejándolo a medio brazo. Apoyo su boca en el empiece de mi pecho, delineándolo sobre la forma que hacia mi teta, basándolo de una manera, como si quisiera alimentarse tan solo de él. Su mano agarro mi otra mano libre, bajando mi brazo, y apoyándolo directamente sobre su paquete todavía cubierto por el pantalón. No, susurre débilmente. Como pude aparte la mano de ahí intentando que no se me notase que me estaba empezando a poner demasiado caliente y pronto perdería la cordura y sobre todo la fuerza de voluntad...

Dejo a mi piel sin su preciado tacto mirándome a los ojos y subiendo un poco más su cuerpo, incorporándose al mío. Sonrió unos segundos, para besar mi boca manteniendo todavía la sonrisa, comenzó a delinearlos con la punta de su lengua, primero el labio de abajo y después el de arriba, tanteando el meterla dentro de mi boca. Jugueteaba con mi nivel de contención, pero estaba cerca y parecía saberlo por la postura en la que me encontraba... Agarro mi labio inferior atrapándolo entre su boca, estando dentro de ella, lo seguía acariciando con su lengua. Lo dejo libre para besar de nuevo mi boca más bruscamente, de una manera más normal pero más agresiva. Apoyo su mano sobre mi vientre mientras comenzaba a masajearlo con sus dedos, jugueteando cerca de mi ombligo y bajando lo justo para entretenerse con el empiece de mi pantalón...