Capitulo XXXIX

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Notaba su cálido aliento chocar contra el mío, sin percatarnos de ninguna cosa mas. Era nuestro primer beso de esta manera y parecía que ambos lo estábamos disfrutando, quedándonos tan solo en eso. En saborear plácidamente la manera de besar del otro del sabor que portaba cada beso, y el apoyo de donde se sujetaban las manos sobre la parte del cuerpo del otro.

Entre tanto el vibrar de mi móvil no quería dejar de molestar en esto y cortarme el rollo.

—Dame un segundo.—susurre, agarrando mi teléfono.

Observe varios mensajes, ni siquiera me percate del destinatario de estos. Solté mi teléfono fuera de mi alcance hacia atrás en el sofá.

—¿Qué pasa?.—Hablo en voz baja para no fastidiar esta atmosfera que todavía seguía activa.

—No es nada.—Comente sonriendo.

Me quede observando sus azules y brillantes ojos, esperando ansiado a retomar lo que teníamos. Aparte mi vergüenza del mismo modo que mi móvil, y me lance levemente hacia él, sin mucho impulso, pero con decisión ante ello.

Me torne encima de él de una manera poco sexual, más bien de una manera tierna y con ansias solo de besarme con él, que alejaría cada pensamiento negativo de mi misma. Que entretuviera a mis propios pensamientos con su boca tan solo eso.

Sus manos pasaron a ser parte de algo más que mi cadera, formándose en un abrazo conjunto entre ambas partes. Las mías no querían bajar más todavía, por ello las mantuve sobre su alineado rostro.

No parecía que el tampoco tuviera intención de pasar a mayores. Sus manos se movían de la manera más inocente, no de aquella manera, que solo quieren arremeterte cada prenda que llevas puesta para llevar a cabo algo más.

Continuamos besándonos, tan solo parando para coger aliento durante breves periodos de tiempo. No se cuantísimo rato estuvimos dándonos aquellos apasionantes besos, ya que poco a poco fuimos cayendo uno a uno de sueño, quedándonos completamente dormidos en el sofá de su casi deshabitada casa.

O eso pensaba pero creo que me equivocaba, aumento el ritmo de los besos que manteníamos, pasando una de sus manos sobre mi culo, apretándolo sobre su mano a la vez que conseguía apretarme más a él. Esa acción inesperada y atrevida hacia que me empezara a calentar algo más que las ganas. Su boca ahora sabia diferente y sus besos habían abandonado todo rastro de inocencia y ternura envolviéndola en una pasión desbocada.

Abrí los ojos, ante mi sorpresa, no podía ser cierto, Nathan, quería ir tan sumamente rápido que estaba confundiéndome por momentos y a mi amiga también ya que parecía que a ella le gustaba esta disposición a hacerme casi cualquier cosa...

—Ash, despierta.—Grito la voz más familiar del mundo.

—¿Derek?.—Pregunte confusa.

—Estabas soñando o algo raro.

—¿Tú no te habías ido?.—Pregunte recobrando la compostura.

¿Había soñado todo esto imaginándome con Nathan? Me había vuelto loca de verdad.

—No busques excusas, eso no hará que te escaquees de que me ayudes a estudiar.

—¿Yo ayudarte a estudiar?

—¿Ya no lo recuerdas? Te di mis apuntes hace unas semanas, dijiste que tú me ayudarías a estudiarlas de la mejor forma.—Informo mirándome de arriba abajo.

—Si claro.—Afirme, ahora lo recordaba todo, aun que seguía un poco confusa.—Espérame en tu habitación, ten un cuaderno en blanco y un boli ahora mismo voy.

Un sabor Agridulce ♀  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora