Capitulo VIII

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Dejo a mi piel sin su roce, después de habérmelo atado por completo, soltándolo de una manera brusca sobre mi espalda, desencajándome de mis pensamientos por completo.

—¿A qué se debe esto?.—Pregunte a su repentino malestar.

—Dejas que un tío te marque, para que sepa la gente que eres de su propiedad. ¡Es penoso!.—Replico con aires de suficiencia.

—Me gusta que me marquen.—Conteste dándome la vuelta.—¿Qué más te da a ti?

—La verdad nada. Además pierdes el tiempo, esa ropa jamás se verá bien sobre ti, yo que tu iría a la sección de deporte.—Menciono con una mirada de indiferencia antes de salir de ahí.

—¡Derek!.—Grite a la vez que cerraba la cortina bruscamente.

No sé qué era lo que más me molestaba, que él me tratara así, o que simplemente no me viera como una mujer y tan solo como una niña tonta, que no sepa lo que hace. Era difícil de entender que mi hermano me vea como una mujer adulta... pero yo no tenía la culpa de que fuera mi hermano el que me hiciera sentir así. Sabía que a los ojos de cualquier persona estaría mal visto incluso sonaría repugnante y algo enfermo, pero ¿Quién califica lo normal y lo no normal? Yo era así y simplemente iba a ir a por ello, no pienso luchar en contra de lo que soy...

Agarre el conjunto azul y negro, tan solo por su comentario, debía comprármelo y que no viera que me influyera su opinión. Salí de ahí viendo que él, estaba apoyado en la pared con una pierda flexionada sobre ella, jugando con los dedos de sus manos.

—Me llevo este.—Musite acercándome a la caja.

Resoplo ante la cajera antes de extender el dinero que le había dado mi madre anteriormente. Cruzamos la puerta de la salida, esperaba poder tomarme algo y pedirle consejo de lo que debía hacer con mi supuesto novio.

—Tomemos un batido.—Ofrecí emocionada.

—¿Por qué no te lo tomas en casa?.—Pregunto con poco humor.

—Porque los de esta tienda son mis favoritos. Hace mucho que no salimos juntos a por un batido, no desde pequeños.—Dije poniendo mis mejores ojos de cordero.

—Está bien Ashley, pero quita esa cara.—Eso era lo único que le derretía.

Nos sentamos en una de aquellas mesas redondas, colocando mi bolsa al lado y esperando a que Derek viniera con los batidos. Cruce las piernas, mirando mi móvil, quien mantenía en la bandeja un mensaje ni más ni menos que de Will. ¿Ha funcionado lo de tu hermano? Espero que si, por qué a mí me ha costado lo mío. Reí recordando el bulto que despertó de su pantalón. La verdad que mi hermano tenía razón, su "bulto" parecía ser mucho más notorio que el de uno de mi edad...

—Aquí tienes.—Dijo apoyándolos sobre la mesa.

—Gracias.—Sorbí de mi pajita.—Derek, quería que hablásemos de hermano a hermana.

—¿Sobre qué?.

—Bueno ya sabes, los hermanos mayores, siempre dan consejos a los pequeños.

—Dudo mucho que los pequeños intentes "joder a sus hermanos mayores como tú".—Comento imitando las falsas comillas con sus dedos.

—Lo siento. No sé qué me pasaba, supongo que estaba confundida.

—Ya...bueno... eso espero. ¿Y que querías preguntarme?.—Parecía la curiosidad era una buena cualidad de mi hermano puesta a mi favor.

—Quiero que me enseñes a cómo tratar a un chico en todos los aspectos.

—¡QUE!.—Exclamo abriendo sus verdes ojos a gran escala.—¿Crees que puedo hablar de eso con mi hermana?.

—Si.—Profundice.—Además me debes una, solo quiero que me des unas pequeñas clases por las mañanas.

—Estás loca.—Comento sin importarle nada.

—Papa siempre te ha hablado sobre esos temas con naturalidad, siempre que yo lo intento me mira con ojos de... ¿Dónde está la niña pequeña de mis ojos?

Por qué solo eres una niñata.

—Una niñata que quiere dejar de serlo. ¿Me vas a ayudar?.—Pregunte viendo cerca nuestro a la chica que había estado evitando, lo sé porque era Sam, su exnovia, la misma que...

—¡NO!.—Dijo muy seguro.

—Entonces no te importara que le llame a Sam, para que venga con nosotros a sentarse aquí.

—¿Cómo?¿Le has visto?.—Uso un notorio nerviosismo reflejado en su rostro.

—¿Era de ella de quien te escondías?.—Pregunte.

—Sí, pero cállate.

Levante mi brazo con la intención de hacerle venir y que se jodiera vivo aquí mismo si no me ayudaba, aunque realmente lo que me enseñase quería ponerlo en práctica con él...

—¿Me vas a ayudar?.—Volví a repetir, antes su cara de enfado.—Uno..., dos.... Y ...

—Está bien.—Hablo en bajo.

—No te he oído.

—Que si Ashley, te ayudare, pero baja el maldito brazo.

—Promételo.

—No seas cría.

—Hazlo ooo...

—Está bien tu ganas, lo prometo.

—¡Qué bien! Gracias.—Dije poniendo mi brazo en la posición original.—Haz que recoges algo debajo, o te acabara viendo.—Comente mientras él obedecía.

Tener el mando sobre mi hermano, llegaba a excitarme, saber que podía hacer con el ahora mismo... Pero paciencia...

****

Me desperté con la mejor sensación del mundo y no me refiero a un orgasmo mañanero, si no el saber que había llegado el momento en el que estaría cerca de mi hermano enseñándome todo lo que debo saber sobre un hombre.

Desayune con rapidez esta vez con una ropa más recatada que las anteriores veces. Me dirigí a la habitación de mi hermano, sin su permiso pase dentro, quien estaba abrochándose el cinturón de su negro vaquero.

—¿Qué haces?.—Dirigió la mirada sobre mí.

—Venir a mi clase.

Hizo un bufido antes de sentarse en la cama a mi lado.

—¿Qué es lo que quieres saber exactamente?

—Todo. Desde seducción a que son las cosas que os gustan.

—Ese secreto no debería ser revelado ante ninguna mujer.

—No soy una niñata... no entro en mujer así que no hay excusa. Quiero empezar por una cita a la que vas a cenar, como puedo seducirle y como acabar en...—Insinué.

—¡Esto me va a costar!.—Quejo llevándose las manos sobre su cara.

—Vamos.—Exigí dando saltos sentada sobre su cama.

—¿Qué es lo que tu harías si te sientas enfrente de esa persona?.—Pregunto.

—Llevaría un vestido escotado y ajustado. Me sentaría y empezaría a comer, ¿de manera sexy?

—¿Y que es de manera sexy?

—¿Pasaría mi dedo por la copa rodeándola para después morderme el labio inferior?

Continuara...


Un sabor Agridulce ♀  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora