Capitulo XLII

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No había pegado casi ojo después de estar todo el día de ayer dándole vueltas a cada cosa que me había estado pasado últimamente, leer parte del diario de Derek, solo me había dejado claro que disfrutaba jugando al mismo juego que yo, que le gustaba del mismo modo que a mí.

Pero aun así había cosas que no me cuadraban del todo, el hecho de haberme dado el mejor cumpleaños de mi vida, el hecho de hacerme sentir de esa forma, tan solo por un juego...

Algo que no llegaba a comprender, a fin de cuentas, para mí era mucho más que eso, algo que deseaba con todas mis fuerzas tener, alguien a quien jamás quería perder de ninguna manera, pero yo misma me había metido en otro asunto el cual estaban más personas involucradas en ello.

Gente que aislada de la realidad que ocupábamos Derek y yo, iba a perjudicar de una manera enorme. Algo que si llegaban a enterarse o de qué manera seria devastador en todos los sentidos.

Estaba desayunando más callada que nunca, cuando el ruido del motor de un coche, hacía que quedara en silencio. Observe por la ventana que era el coche de mis padres. Sabía que Derek estaba ahí dentro ya que mi corazón empezaba a latir a mil por hora.

Estaba nerviosa de pensar en cómo actuaria en lo que me diría y en como afrontaría todo esto.

Estoy segura que todo lo deje tal cual lo había encontrado, de la misma manera. Compre el mismo candado en la tienda de la esquina y había escondido la llave, las cuales creo que abren todos esos candados.

—Derek, cariño. ¿Qué tal estas? —Corrió mi madre a saludar dejándole un sonoro beso.

—Bien, mama. Ya hablaremos que tal por aquí.

—Bien hijo, ya sabes...—Agrego seguramente refiriéndose a mí.

—Me imagino—Dijo sin preámbulos.

Escuche sus pasos acercarse a la cocina donde yo me encontraba. Dejo su bolsa caer sobre la baldosa de esta. Abrió directamente la nevera, ni siquiera me había plantado a mirarle directamente.

—Hola Ash, ¿Acaso ni siquiera piensas decirme hola? —Saludo pegando un trago de zumo.

—Hola—Respondí de la manera más seca posible.

—Ya veo...—Soltó frunciendo el ceño. — ¿Qué tal todo? —Pregunto de seguido.

—Genial, ¿y tú de campamento?

— ¿De campamento? ¿Eso crees?

—Si eso creo.

—Cuando pienso que no puedes ser mas niñata, lo consigues.

—Me alegro serlo.

—Veo que sigues en tus trece.

— ¿Yo? Para nada—Ironice.

— ¿Y tú qué? ¿Qué me dices? —Pregunte mirándole con desagrado.

—Yo, ¿Te mueres de ganas por saberlo eh?

—Ni que lo fueras a contar.

—Si, claro que lo hare, pero no ahora, cuando sea el momento. Y veo que aun queda mucho para eso.

— ¿Y de qué momento se trata?

—De uno que no es ahora mismo. —Obvio.

—Muy bien Derek, sigue igual ya total me da lo mismo. Ni siquiera ya se si quiero saberlo.

— ¿A si? Esas tenemos.

—Si las que tú has querido tener mi querido hermano.

—ja, ja, ja, no seas condescendiente.

Un sabor Agridulce ♀  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora