Un sabor Agridulce ♀ +18

Capitulo XXX

Nota: Las cursivas son susurros;)

—Si mama ahora salgo, algo me ha sentado mal, no me gustaría que entraras.—Contesto Derek, intentando sonar con normalidad, yo seguía manteniéndome callada intentando ahogar la respiración.

Escuchamos la puerta volver a cerrarse y con ella los pasos de mi madre alejarse del pasillo del aseo.

—Yo saldré primero y cuando este en la mesa los intentare mantener despistados hasta que tu llegues.—Hablo guiñándome un ojo.

—Claro...—Conteste, todavía tenía el corazón latiendo a mil por hora.

—El riesgo es lo mío.—Comento subiendo su bragueta y saliendo del aseo individual.

Mi corazón seguía desbocado latiendo del susto. Siempre había imaginado como sería el riesgo de que tus padres o alguien te pille con tu alguien en plena acción, pero que fuese Derek...Prefería que no saliese de la imaginación. Ni me imagino que podría pasarnos si mis padres llegan a saber de esto.

Me recompuse como pude, atentamente me asegure de que ningún hombre estaría en el baño y salí con la sonrisa más falsa e inocente que podía poner mi rostro.

—Sí que ha durado la llamada.—Quejo mi padre.

—Ya sabes, se han puesto más gente para felicitarme y cuando eso no callan.

—Bueno es su cumple es normal.—Apoyo mi hermano.

Me dedique a comer, aunque parecía que la sonrisita que mantenía Derek, le había hecho encontrar mi punto débil, y conociéndole lo utilizaría más a menudo para ponerme nerviosa y poder jugar con esa baza...

—Todo estaba delicioso. ¿Verdad?.—Pregunto mi madre.

—Si muy bueno.—Dije con normalidad.

Derek no había hablado apenas en el trayecto de vuelta a casa y yo a decir verdad me había dedicado a mirar por la ventanilla, suspirando y sin dejar de recordar en mi mejor cumpleaños de mi vida, el mejor regalo que jamás me podían haber hecho. Lo había creado mi propio hermano, había sido él, solo podía haberlo hecho el. Él ha sido el único que se ha llevado mi virginidad, sin importar nada más...

Volvíamos a estar en casa, aunque parecía que Derek tenía algo de prisa, ya que nada más entrar por la puerta subió escaleras arriba a toda prisa, como si la vida le fuera en ello. Yo en cambio estaba tranquila mirando el móvil todo el rato, lamentablemente, tan solo tenía mensajes de gente que no me interesaban mucho y los de las redes sociales.

Escuche los pasos de las escaleras bajando, alce la mirada dejando ver a mi hermano con dos mochilas en cada brazo. Le mire extrañada, mientras él las soltaba en el suelo a mi lado.

—¿Y eso?.—Pregunte curiosa.

—Si quieres saberlo deberías mover el culo del sofá de una vez.

—¿Cómo?.—Alucine, ya que no sabía a que se debía esto.

—Cariño, aquí tenéis la comida, espero que tengáis suficiente.

—Gracias mama.

—¿Pero qué está pasando aquí? Alguien me lo dice de una vez.—Pregunte levantándome del sofá.

—Es una sorpresa.—Hablo mi madre con ojos emocionados.

Una bocina empezó a pitar de fuera de casa. Corrí la cortina para ver de quien se trataba, y parecía que era ni más ni menos que la furgoneta de Nathan.