Say I Love You.

Capitulo 8, segunda parte.

-¿Entonces? Me vas a decir o no

-La enfermera me encontró leyendo manga yaoi...

-Que fastidio, esa enfermera...

-Veo que ya la conociste...

-Gracias a ella estoy aquí...

-Callense y sientense de una vez- la sensei, entra, ella si que da miedo-. Estefania, en esa banca, Benjamín en esa otra.

Y así quedamos en la parte trasera del aula, cada uno en una esquina del salón. Detrás de la maestra entran Izumi y Daniel. Se sientan de igual forma que Fanny y yo en la parte delantera del salón.

-Ahora, callense, sientense y no quiero oír ni un solo ruido, ¿entendido?

-Si!-respondemos todos al mismo tiempo.

Pongo los brazos sobre el pupitre y recargo mi cabeza, miro a Fanny. Idiota, como se le ocurre...

-Estefania! Dame eso-dice la sensei mientras se acerca a Fanny, los ojos curiosos de Izumi voltean a la parte trasera-. ¿Qué parte de ningún ruido no entendiste?

-Pero yo no...

-Sshh! No me respondas y-le arrebata el manga de TG que me había mostrado apenas un par de minutos atrás- confiscado!

-Pero señorita- replica Fanny

-Etto...

Todos volteamos a la puerta de donde proviene esa voz.

-¿Quién es usted, señorita?-pregunta la sensei mientras se acerca a la puerta.

La chica trae una hoja entre las manos, se la da a la sensei. Se pone a leer la hoja aun con el manga entre las manos.

-¿Así que es usted la del escandalo del otro día?- todos atentos a lo que dice la sensei-. Bien, entre de una buena vez, señorita Mizaki, y sientese en el centro del grupo por favor. Y Estefania, si quiere ver esto de nuevo sera mejor que se comporte durante el resto de la hora.

Después de eso todo se quedo silencio, la sensei se sentó detrás del escritorio, ¿que habrá hecho esa tía para que la mandaran a detención?
Me quedo mirando por la ventana, era lo único que podía hacer.

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Café, el café mas hermoso que había visto.
Había visto muchos ojos cafés, pero ninguno como los de él.
Sus ojos tenían un extraño brillo.
Su mirada, a pesar de que expresaba tristeza y soledad,
Al mismo tiempo reflejaba alegría y esperanza.
Algo que le hacia lucir extrañamente cautivador.