Capitulo 10: Tentación.

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▶▶Narra Benjamín◀◀

Después de dejar a Fanny en su casa, me heche a andar sin rumbo alguno. A los pocos minutos ya estaba perdido; era fácil que me perdiera, después de todo, no conocía la ciudad perfectamente.

La oscuridad de la noche se sentía mas con cada paso que daba. No me preocupaba llegar tarde a casa. Padre pensaría que me he ido por ahí con esas tías. Y además, no es como si desease volver a casa pronto, no después de todo lo que le había dicho a Fanny. Había pensado que aquella vieja herida ya estaba cerrada, pero termine descubriendo que las heridas nunca sanan, no mientras las sigas recordando. Una punzada de dolor se albergo en mi pecho: no me había despedido de Sebastian. No había vuelto a ver a los Ruescas, durante mucho tiempo me sentí culpable, no solo por la muerte de Sebastian, sino también por el daño que les había hecho a los Ruescas. Era algo que nunca me perdonaría.

***

De repente, comenzó a llover a cantaros, lo que me faltaba. Corrí a refugiarme bajo la cornisa de un gran edificio. Decidí esperar a que la lluvia amainara un poco, pero entre mas pasaba el tiempo, la lluvia solo caía con mas fuerza y frecuencia. Frote mis manos para calentarlas, mire alrededor.

Gimnasio XXI

Decía una placa sobre la que, supuse, era la entrada. Un rayo de luz se escapaba del interior. Bueno, veré si puedo conseguir un teléfono, si esto sigue así nunca llegare a casa, no es que quiera llegar, pero bueno...
Tome la puerta, y jale. Nada. Intente otra vez. Nada. Vi una calcomanía en la puerta: Empuje. Idiota. Empuje la puerta y se abrió. Idiota. Idiota. Idiota. Un gran muro que casi llegaba al techo estaba frente a mi, mire a los lados. Camine hacia la derecha. Asome la cabeza por donde aquel muro terminaba. Una cancha de voleibol. Escuche un ruido, y gire la cabeza. ¿Por qué demonios te escondes? ¿No venías a conseguir un teléfono?

Cerré los ojos, y en mi mente apareció la imagen de esa cancha que recién había visto. ¿Hace cuanto tiempo que no había visto una cancha de voleibol así de cerca? Esos recuerdos de la escuela, en los que jugaba voleibol en la clase de deportes... Recuerdo cuando el entrenador del club de voleibol me dijo que jugara en el club... Recuerdo lo feliz que estaba, le conté a papá... <<Eso es para niñas, no jugaras eso nunca más, solo los maricas juegan eso.>> Fue lo que dijo, eso me dolió. Y nunca volvía a jugar voleibol.

-Demonios! -un grito y un choque de algo golpeando el suelo me saco del pasado.

Asome la cabeza nuevamente, y ahí en el suelo, en medio de la cancha, enredado en la red, estaba Daniel. Cuando me di cuenta, mis pies habían comenzado a moverse; me pare frente a él, traía puestos unos shorts negros y una camisa blanca.

-Vaya, vaya, vaya... Que tenemos aquí...

-Be-Benjamin?

-Bueno, al menos recuerdas mi nombre- me puse en cuclillas-. Dejame ayudarte.

-N-no...-un leve color rojo estaba en sus mejillas-. Puedo solo.

Trato de zafarse, pero solo consiguió enredarse más. Me reí. Era jodidamente adorable.

-¿Y bien?- digo de modo burlón, Daniel agacha la cabeza.

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