Capítulo 13, tercera parte.

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Comenzaba a llover afuera, tome mi sudadera y salí. Estaba decidido a encontrar a Benjamín y preguntarle si era él. Deje a Charlotte en casa, cuidando a Denisse.

Cada paso que daba, hacia que mis pies se sintieran pesados, todo mi ser quería que Benjamin no fuera el niño de la foto, ¿qué iba a hacer si resultaba ser mi medio hermano?

Mi estómago estaba revuelto, en mi cabeza no dejaba de aparecer el rostro de Benjamin, el de mi madre, y por más que lo odiara, también el de mi padre.

Intenté despejar mi mente, las preguntas, las personas, todo.

Después de un tiempo de caminar bajo la lluvia, estaba empapado y finalmente, frente a la casa de Benjamin. Me detuve, ví la casa, ¿y ahora qué?

Respire. Y di un paso hacia la puerta.

Pero entonces, él apareció, abrió la puerta y se dirigió hacia mí, me congelé.

El caminaba con pasos firmes, sin titubear, parecía que no se daba cuenta de la lluvia, el cabello se pegaba a su rostro, no podía apartar la mirada, él era simplemente hermoso a su manera.

Todo estaba pasando en cámara lenta, mi respiración era entre cortada, su camisa se pegaba a su pecho, ¿cómo era posible que estuviera tan bueno?

Finalmente se puso frente a mi, saco sus manos de los bolsillos de los jeans rotos que traía, que por cierto, le quedaban taaaan malditamente bien y entonces...

Mi nariz comenzó a gotear, dolía, ardía...

—¿Qué demoni...

Y me beso.
Con la misma mano con la que me había golpeado en la nariz, me tomo por el cuello, obviamente que le respondí el beso, fue un choque brusco de labios, lenguas y dientes, era intenso y quemaba.

Me sentía tan caliente, quería besarlo, quería besar cada centímetro de su piel, y que él besara cada centímetro de mí también.

Entonces se detuvo y lo ví a los ojos, sus preciosos ojos... estaban rojos, señal de que había llorado.

—Oye yo...

—Vamos a dentro, hay que ponernos algo seco.

Se dió la vuelta y lo seguí casi automáticamente.

Estaba mareado. ¿Qué acababa de ocurrir?

Cruce la puerta, y me quedé de pie ahí, el agua escurría de mi ropa, mantuve la mirada baja.

Una toalla se estampó en mi cabeza. La tomé y levanté la vista.

—Secate, o enfermaras

—Gracias.

—Torpe

—¿Qué?

—Lo que oíste. Eres un tope y un idiota. Ven sígueme

¿Qué pasaba con este muchacho?
Lo seguí a través de la pequeña sala, hasta llegar a unas escaleras, por las cuales subió. Entro en un cuarto pequeño. El baño. Me detuve en la puerta, él cerro la llave de la bañera.

—Ven acá, quítate esa ropa. Necesitas un baño.

—Gracias, Benjamin.

—No agradezcas, sólo no quiero que enfermes, bastante molesto es lidiar contigo sano, ahora imagínate enfermo

Salió de la puerta y nuestros hombros chocaron.

—Te traere ropa seca

Entre al baño, y empecé por sacarme la chamarra, mi cuerpo se sentía frío.

Me quedé desnudo, parado frente a la bañera, me sentí inútil y triste.

—Sabes, cualquiera podría violarte si no te molestas en cerrar la puerta

Gire mi cabeza sin mover mi cuerpo. Benjamín estaba recargado en el marco de la puerta, sin camisa y con el cabello aún mojado, en una mano sostenía ropa. Gire la cabeza de nuevo hacia la bañera, mi rostro se reflejaba en el agua. Me sentí un completo extraño.

—¿En serio eres así de inútil?

Inútil.

Entró al baño y me tomó del brazo, y me ayudó a sentarme en la bañera, el agua estaba caliente, sólo lo suficiente.

Me sentí como un niño pequeño, sólo que estaba roto y solo.

—No estás solo.

Benjamín juntaba sus manos para tomar agua de la bañera y me la echaba en la cabeza.
Aquella frase me tranquilizó, fue como si hubiera leído mis pensamientos.

Mis mejillas es mojaron, ¿por qué lloraba?
Había sido yo el que había hecho mal, yo había lastimado a Benjamín y a Fernando.

Benjamín se portó amable conmigo, me lavo el cabello, y me dejó llorar.
Me seco el cuerpo, y me ayudó a vestirme.

—Bien, ya estás, ahora es mi turno, puedes quedarte aquí, quizás sentarte en el excusado o ir a mi cuarto.

Tome la primera opción, y me senté en el excusado.

—Ah, bien... entonces...

Se desabrochó el pantalón y dejó que los jeans resbalaran por sus piernas hasta el suelo.
Aunque estaba de espaldas hacia mí, no podía quitarle la vista de encima.
Volteo a verme, sus mejillas estaban sonrosadas.
Sus manos titubearon un poco, pero al final, también deslizó sus boxers hasta el suelo.

Vacío el agua de la bañera, giro la manija de la regadera y corrió la cortina de plástico transparente.

Mis ojos seguían sobre él, era un completo idiota por haberlo hecho llorar, no lo merecía, simplemente no lo merecía.

Me perdí un rato en mis pensamientos, y por supuesto, también contemplando el cuerpo de Benjamín.

El agua dejó de fluir, corrió la cortina y salió Benjamín entre una pequeña capa de vapor, tomó una toalla y se la enrollo en la cintura.

—Bien, vamos.

Dijo, salió del baño y lo seguí.

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2019 ⏰

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