"No te asustes, bebé."

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No puede ser que me vio.

Justin me sonrió a la distancia, y sin dar explicaciones, me volteé en mi lugar y lentamente comencé a correr. ¿Estúpida? Si, muchísimo. Fácilmente podría haberme acercado a ellos y haber dicho que comencé a caminar en busca de "x" cosa, o "x" persona, pero justo los vi e instintivamente me había quedado viendo, pero que mi intención no era quedarme viendolos. Pero no, claro que no, decidí correr como la hueca que soy.
El camino de vuelta al edificio era bastante largo. Así que decidí buscar la tarjeta del colectivo, o algo de dinero, en mi mochila. Tantee mis hombros, pero no había nada. No traje mochila, genial. ¿Mi opción? Caminar. Con lo que odiaba caminar. Que tortura. Mientras realizaba mi gran huida, jugaba a no pisar las lineas que formaban las divisiones de la vereda, porque aniñada siempre. En menos de quince minutos, me encontraba en la entrada del edificio. El portero abrió la puerta por mi y rápidamente subí las escaleras.

No tengo las llaves.
Un aplauso para la más genia.

Llamar a Justin y decirle que viniera para abrir la puerta de mi casa no era una opción, ni borracha, para no decir en pedo. Sin nada para hacer, decidí salir a dar una vuelta para hacer tiempo, por más flojera que me diera, quizás lograba formular una buena excusa para hacerle creer a mi adorado, nótese el sarcasmo, primo que no lo estaba siguiendo.
Caminé varias cuadras sin destino alguno, la cuestión era hacer tiempo. Me detuve en una esquina, y me senté en el escalón de un local ya cerrado, que se encontraba justo al lado de un gran farol. Los carteles luminosos iluminaban cada milímetro de la calle, eran tan molestos en cierto punto, básicamente, molestaban a la vista.
Saqué mi celular y empecé a revisar mis redes sociales. Subí algunas fotos a instagram. Dediqué algunos tweets, "El chabón se cree un genio y es alto pelotudo.", que de más está decir para quien eran y respondí algunos mensajes de Wen en Facebook. Entre mi distracción, logré escuchar algunas voces. Voces masculinas. Miré alrededor y logré distinguir lo que era un grupo de cuatro o cinco chicos, si, tengo la vista de un topo, pero odio usar mis lentes.
El grupito empezó a caminar en mi dirección e instantáneamente me levanté y comencé a caminar lo más disimuladamente posible.

– ¿Te acompañamos o te perseguimos? - gritó uno de los chicos. Algo me dijo que caminara más rápido, nada bueno se venía, así que seguí a mi instinto y empecé a correr.

– No te asustes, bebé. No mordemos. - emitió una voz diferente a la anterior.

Me paralice al sentir el contacto de una mano con mi brazo izquierdo. Sentí un fuerte tirón, y de repente, un cuerpo masculino me tenía contra la pared. Intenté salirme de su agarre, pero era imposible.

– El celular, ya. - me ordenó. El olor a alcohol que salio de su boca, indicaba lo poco consciente que estaba. – Dame tu celular. - gritó y golpeó mi cuerpo contra la pared.

– Si no me das espacio, no puedo sacarlo. - dije con tono desafiante.

– No intentes retarme. - sonrió. El chico tenia aproximadamente veintitrés años, o quizás menos. Sus ojos eran de un hermoso color verde y su piel era morocha, tenia hermosas facciones y su pelo estaba cubierto por un gorro gris. – Puedo sacarlo yo mismo. - introdujo su mano en el bolsillo trasero de mi short, y luego de sacar mi celular, apretó mi culo. Asqueroso.

– ¿Ya me podes dejar ir? - pregunté seria. Tenía infinitas ganas de escupirle la cara, pero no podía arriesgarme a que me hiciera daño, estaba completamente sola, por la hora que era, ya no había nadie en la calle. Así que iba a tener que aguantarme el deseo de matarlo.

– ¿Por qué tan apurada? ¿Tu novio te espera en casa? - depositó un beso en mi cuello provocando que mi piel se erizara, pero de asco.

– Ya tenes lo que querías, un estúpido celular. Ahora dejame ir, hijo de puta. - ay Jane, Jane, ¿Cuándo vas a aprender a cerrar la boca? No hay que decirle puta a la mamá de los ladrones. Mi mejilla derecha comenzó a hervir automáticamente luego de la fuerte presión que hizo con su mano. Si, tremendo cachetón me metió.

– Mi mamá murió. - sonrió. Este tipo está loco.

– Seguramente se suicidó al ver la clase de hijo que tenía. - otra cachetada.

¿Dónde está el chico lindo que aparece para defenderme? En los libros.

Iba a dejar que te vallas, pero sos una pendeja maleducada. - sentí un fuerte golpe en el estómago y automáticamente mi cuerpo cayó fuertemente contra las duras baldosas.
Quedé hecha una bolita en el piso, y como pude, logré ver como se acercaban los demás chicos que venían en el grupo. Por lo que vi, no sobrepasaban los veinticinco años de edad. A pesar del dolor, hice todo lo posible por levantarme, pero automáticamente me tiraron nuevamente con una patada en la espalda. Estoy muerta, chau comida, chau cama, chau libros. CHAU CHICOS LINDOS.
Un chico rubio se acercó a lo que parecía un cadáver, si, era yo, y poniéndome boca arriba, apretó uno de mis pechos.

– Si no gritas, vas a gozar. - dijo. Sus ojos estaban clavados en mi y los mios en él. No iba a demostrar miedo, no iba a llorar.

– Los voy a matar, imbéciles. - dije entrecortadamente.

– ¿Vos y cuantos más? - Lo último que sentí fue una fuerte patada en la nuca y unos segundos después un liquido tibio que recorría mi espalda. Sangre, supongo.

(...)

Un fuerte golpe hizo que volviera a la realidad, abrí mis ojos rápidamente y miré los alrededores. Mi habitación, mi casa. Todavía era de noche, estaba tan confundida.
Intenté levantarme, pero inmediatamente un fuerte dolor invadió mi cuerpo, no había sido una pesadilla. Hice un esfuerzo nuevamente y me levanté, tenía la ropa manchada y algo rasgada. Salí de mi habitación y logré ver a Justin junto a Wen en la cocina.

– Jane, acostate. - gritó Wen causando que mi dolor de cabeza se hiciera notorio.

– ¿Qué me pasó? - pregunté mientras me sentaba un el sillón que se encontraba frente a ellos.

– Caiste por las escaleras de McDonalds. - respondió Justin rápidamente. – ¿Cómo te sentís? -

– ¿Qué? No, no, Justin me robaron, me golpearon y no sé si me violaron mientras estaba inconsciente. ¿Cómo me encontraron? - toqué mi nuca y logre distinguir lo que parecía un corte.

– Jane, estas confundida porque te golpeaste en la cabeza. - habló Wen.

– Estabas conmigo cuando caiste. - dijo acercándose a mi.

– Justin no intentes hacerme pasar por loca, yo no me caí. Yo me fui a caminar y me atacaron. - miré mi ropa. – ¿Cómo explicas las rasgaduras de mi ropa? - señale mi remera.

– Te enganchaste mientras caias. - explico rápidamente.

– Pero me robaron el celul...- antes de poder terminar, sentí que estaba en mi bolsillo.

No puede ser. NO PUEDE SER.

This isn't right. «Justin Bieber - Español»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora