Estaba entre la opción más tentadora de mi vida y el estúpido moral. Mi corazón rogaba que mi respuesta lo alejara de ella, pero mi cabeza sabía muy bien que era inútil pedirle algo así. Si él quería dejarla, tenía que hacerlo por sus propios méritos, no por una petición egoísta de mi parte.
Saqué mi cuerpo del agua, y caminé hasta la cálida sensación que le daba el arena a mis pies. Justin caminó en silencio detrás se mi, y se sentó.- Ay Justin... - suspiré. - No voy a negarte que la propuesta es muy tentadora. Pero esa decisión tiene que ser tuya. - le dije.
- No voy a dejarla si no me lo pedís - respondió.
- ¿Por qué necesitas eso? -
- A veces todos necesitamos un empujón. - su mirada era tan tranquila.
- Si estás pidiendo un empujón, deberías darte cuenta que no sentís nada por ella - le expliqué.
- Eso ya lo sé. Pero nunca está de más tener con quien entretenerse... - no me gustaba esa forma de pensar. Odiaba a Jessie, realmente lo hacia, pero no estaba bueno que alguien la tuviera como sus diez minutos de sexo diario.
- No tenes derecho de usar así a alguien. No sabes si ella se puede enamorar - agregué.
- Por eso quiero que me pidas que la deje... - me miró. - Y quiero que me asegures que no vas a estar con la puta historia de que somos primos y vas a dejar que todo fluya. -
- No entiendo, Justin -
- Quiero que prometas que vas a dejar de retrasar lo que va a ser - su tono de voz tenía ciertos tonos de desesperación.
- ¿Y qué va a ser? - le susurré.
- Esto... - se acercó y nuevamente unió nuestros labios en un hermoso beso. Fue corto, pero claro. Yo había entendido todo lo que quiso decir, y, ¿Para que negarme? Ya estaba hundida en un volcán del que no quería salir, ya me estaba quemando.
- Dejala - susurré contra sus labios. Sonrió.
(...)
Desde aquella noche, habían pasado unas semanas en la que no pasó nada, realmente nada. Justin había empezado la universidad, Scott estaba trabajando, y yo me la pasaba aburrida en el departamento. Wen había viajado con su familia a Europa para pasar unas semanas, así que básicamente estaba sola entre cuatro paredes que no hacían más que deprimirme. ¿Si nos habíamos vuelto a besar? No. Desde la noche en la playa ya no nos habíamos acercado de esa forma. Él estaba tan concentrado en el comienzo de sus estudios, que ya no se preocupada en hablarme, acercarse o al menos pelear conmigo. Pasé varios días pensando en la posibilidad de ir a visitar a mi familia, pero no tenía ni un peso partido al medio para viajar, así que lo descarté y me plantee la idea de buscar un trabajo en vacaciones y así ayudar a mis padres con mi mantención.
Era viernes en la tarde y me dispuse a buscar algún aviso en internet. Rogaba internamente por encontrar algo rápidamente, pero no fue así. Pasé aproximadamente dos horas leyendo aviso que no me servían. Finalmente uno me llamó la atención:
"Se busca mesera de medio tiempo (horario de tarde). No es necesario tener experiencia."
Me pareció perfecto así que decidí llamar para saber si todavía había tiempo, ya que el aviso era de hacia unos días. Me dieron la agradable noticia de que el puesto seguía libre, así que me pidieron que fuera lo antes posible para tener una entrevista con la dueña. Anoté la dirección del lugar, y me di cuenta de que estaba a unos veinte minutos caminando, lo cual no era demasiado lejos. Hacía un tiempo, mis padres me habían enviado una bicicleta estilo vintage como regalo de quien sabe qué, así que era la oportunidad justa para usarla. Me sorprendía a mi misma pensar en lo rápido que había logrado encontrar que hacer.
(...)
- Bueno, y básicamente puedo hacer lo que me pidan - el lugar era muy parecido a la cafetería de "La nueva cenicienta", con un cierto toque de los 80s.
- ¿No tenes problema con los horarios? Tendrías que encargarte de cerrar a las nueve - explicó la dueña. Una señora de unos cuarenta años llamada Sussy.
- No, para nada. Estoy libre - le contesté.
- Me parece perfecto. Entonces está contratada señorita. Su mes empezaría el lunes a las tres - me dijo amablemente y sonreí. Esto no me había pasado jamás, o sea, dejaba el celular en la mesa y no lo encontraba, y de repente, había encontrado trabajo en una tarde, la misma tarde en la que se me ocurrió buscarlo. Definitivamente milagroso.
- Muchas gracias, de verdad. - Anteriormente habíamos hablado sobre el sueldo, que era bastante bueno para mi. También me había hecho un cuestionario que tenía anotado en un pequeño cuaderno rosa, que incluía preguntas como "¿Estudias?" "¿El trabajo estaría como prioridad con el resto de tus cosas?" "¿Serías agradable con los clientes?" y esa última, quizás no la había respondido del todo con sinceridad, es decir, ¿Cuantas eran las posibilidades de que me contratara si le decía "básicamente los voy a mandar a la mierda si me agotan"? Mi paciencia era más que limitada, pero lo sabía disimular.
(...)
Salí del café con dirección al edificio. Si había algo que odiaba era andar en mi bicicleta por las ciclovías, así que como toda una rebelde iba por la calle. En mis auriculares sonaba Borró cassette, una canción que me volvía loca con todas las letras. Había tomado bastante velocidad y supongo que era debido a la gran bajada que formaba la calle. Iba cantando interiormente y realmente estaba relajada. Me sentía feliz de haber encontrado algo que me distrajera un poco, y además, me pagaran por eso.
Atravesé uno de los cruces y un auto avanzó hacia mi, golpeando la rueda delantera de mi bicicleta, la cual se giró y yo caí fuertemente contra el asfalto. Escuché algunas bocinas sonar al rededor y tocando mi cabeza, me enderece. ¿Adivinen? El Toyota de Justin estaba a mi lado, y él salió por la puerta delantera para ayudarme, supongo.- ¿No miraste por donde mier... ¡Jane! - exclamó sorprendido y lo fulmine con la mirada.
- ¿No te enseñaron a respetar a los ciclistas? - le pregunté mientras me levantaba.
- ¿No te enseñaron a ir por la ciclovía? - imitó mi tono y sonrió. – ¿Estás bien? - me preguntó.
- Si - nos levantamos al mismo tiempo. Vi la rueda de mi bicicleta destrozada. - Pero ella no - la señalé.
- ¿Volvias a casa? - preguntó.
- Si -
- Vamos, yo también. - no había notado su ropa hasta que finalmente nos levantamos. Era completamente diferente a como estaba acostumbrada a verlo. Una remera blanca cubría su cuerpo, tenía un sweater bordó atado en su cuello, jeans negros lisos, y botas. Se veía demasiado bien. Su pelo ya no era lila, y había optado por un color rubio tirando a blanco.
- No puedo dejar la bici acá, voy caminando - le contesté después de babosearme con él.
- Podemos subirla en la parte de atrás - me explicó y le hice caso. - Podríamos ir a cenar, finalmente estoy libre -
- ¿No tenes que estudiar? - le pregunté.
- Vamos Jane, ningún ser humano estudia un viernes. Salgamos, podríamos ir a bailar - moría por salir otra vez. Así que no iba a negarme.
- Me gusta la idea, vamos. -
- Me gusta estar con vos. Te extrañaba - mi cuerpo se estremeció, y aunque me acababa de atropellar, literal, me sentía perfectamente bien.
- Nos hemos visto todos los días - le contesté.
- Pero no compartimos nada de tiempo - depositó un beso en mis labios y sonreí. Podría jurar que extrañaba eso.
No te enamores, no Jane.
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This isn't right. «Justin Bieber - Español»
Fanfiction"Resultaste un sueño inalcanzable."