La bronca que sentía no se explicaba con nada. ¿Qué mierda le pasaba? Entiendo que quizás lo hice enojar, y está bien, ¿Pero era para venir a cojerse a la reina de las putas en mi cama? Sinceramente, no quería ni verle la cara. Me daba asco acordarme. Estaba a punto de explotar, y si así era, seguramente mataba a alguien. Decidí calmarme y respirar un poco. Pasó como una hora hasta que pude estar totalmente calmada. La puerta de la entrada se abrió y pude ver a Scott entrar. Se acercó a mi y me saludó con un abrazo.
- Ya me enteré. - dijo alejándose de mi.
- Te juro que lo veo y le saco los ojos con una cuchara. O no, los ojos no, mejor las pelotas así se las come. - hablé con tono de frustración y Scott empezó a reírse.
- No sabía que eras de esas chicas celosas. - dijo cuando me callé.
- No son celos - dije rápidamente. - Es asco. Nunca había visto una escena de sexo en vivo y realmente no esperaba que Justin me mostrara como se veía. -
- ¿En vivo? ¿O sea que ves porno? - dijo riendo. - Seguramente querías ver la escena con él, pero ser la protagonista. -
- Mira, primero que nada, si, si veo. Todo el mundo ve o vio porno alguna vez. Y segundo, no tocaría a Justin ni con una caña después de lo que hizo. - le aclaré. Tenía los pelos de punta.
- A ver, Jane - hizo una pausa. - Ya te expliqué el procedimiento Bieber. -
- No sabía que ese procedimiento incluía meterle el pene a una puta en mi cama. - nunca hablaba de esa manera, pero el enojo estaba apoderado de mi.
- Wow, estás de la tanga. - (significa estar enojada o insoportable.)
- Es lo menos que podía hacer - le contesté.
- Estás muerta de celos, Jane -
- Estás estúpido, Scott. - voltee y me encerré en la habitación donde tenía mis cosas.
Agarré la cajita donde venía la pulsera que me había regalado mi primo y la tiré contra la pared. Se abrió y los chocolates que había guardado para comer con él, salieron volando a todas partes manchando cada lugar en donde rebotaban. Las junté, y como gorda amante del chocolate que soy, me los comí. Me senté en la silla que estaba junto al escritorio y empecé a escribir en una hoja que encontré. No escribí nada importante, pero era mi forma de desahogarme cuando algo malo me pasaba o cuando me sentía frustrada. Escribía palabras aleatorias y con eso armaba un texto, una poesía o hasta terminaba uniendo lineas y dibujando. Me calmaba muchísimo. En ese momento, las palabras que más se leían eran puros insultos. Guarde la hoja en un cajón y encendí el equipo. Puse la música a todo volumen y me quedé junto a el, sentada en el piso. No iba a llorar, pero si estaba decaída, con un nudo en el pecho, un nudo que solo podía desatar una persona en el mundo y era la que menos quería ver, Justin.
- ¿No vas a salir? - preguntó Scott desde el otro lado de la puerta.
- No, no voy a salir. - le dije gritando.
- Pero son vacaciones, no podes estar encerrada -
- No tengo ganas de salir. - le contesté fría y esperaba que dejara de insistir.
- Vamos a ir a la playa con Wen. Esta anocheciendo y la vista desde la arena es hermosa. Vení con nosotros - me pidió.
- No, y no. -
(...)
Tenían razón, el cielo era hermoso. El sol se estaba ocultando y le daba a las pocas nubes que habían un color naranja rojizo. El mar reflejaba estos colores y se veía impresionante. Después de que Scott me pidió que fuera con ellos, cosa que agradecía, acepté ir. Ellos sabían que estaba hirviendo en rabia y sólo querían ayudarme a despejar mi puto cerebro que no borraba las imágenes de Justin moviéndose encima de Jessie. No había forma de reprimir sus gemidos que resonaban una y otra vez en mis oídos, más Justin, más. Si, así bebé.
Scott me había dicho que Justin le había contado todo y que estaba más que arrepentido, quería pedirme perdón pero sabía que no iba a perdonarlo fácilmente. También me contó que mientras yo estaba encerrada le paso ropa por la ventana, ya que lo había hecho salir desnudo, traidor.
- Amo venir a la playa. - les dije sentándome en la arena. - Amo venir de noche. - agregué.
- Es hermoso - los ojos de Wen se perdían en las pequeñas luces que adornaban las costas.
- Me encantaría tener una casa acá. Sería hermoso. - expliqué. Realmente estaba calmada.
- Cuando vivía con mis padres, vivíamos frente al mar - nos contó Scott. - Aunque no es el mejor recuerdo. -
- ¿Por qué? - preguntó Wen. La curiosidad nos golpeaba la cabeza con fuerza.
- Bueno, nosotros siempre fuimos una familia tipo. Mamá, papá, dos hermanos. Todos educados a la perfección y respetuosos con cada persona. Asistíamos a la iglesia, íbamos a uno de los mejores colegios de la ciudad. Yo practicaba distintos deportes y mi hermana cantaba. Nos reuiniamos con todos los integrantes de ambas familias una vez al mes y jugábamos en la playa. Cuando cumplí catorce, encontré mensajes raros en el celular de mi madre, pero intenté ignorarlos. Tiempo después escuché como peleaban mis padres en su habitación... - se frenó. Wen y yo lo escuchábamos con muchísima atención, estábamos embobadas. - Mi hermana tenía ocho y lloraba mientras me abrazaba. Nunca habíamos escuchado a mis padres peleando de esa forma. Los gritos eran interminables. Recuerdo a mi mamá gritarle que no lo engañaba. Yo intentaba que mi hermanita no escuchara, pero era imposible. Finalmente, escuchamos un grito que fue ahogado con un fuerte golpe... - su voz se quebró y mi amiga lo abrazó. - Cuando entramos a la habitación encontramos a mamá tirada en la cama, con la cabeza llena de sangre. Mi padre la miraba temblando. Esa misma noche se entregó. A pesar de que ella fue infiel, jamás le perdoné lo que hizo. Ese fue el último día que lo vi y espero no verlo nunca más. Dejó a dos niñitos huérfanos porque ese día lo declaré muerto. - estaba completamente sorprendida. Siempre vi a Scott como un chico feliz, no imaginaba que había pasado por algo tan horrible. Tenía la piel de gallina y no sabía como formular una respuesta.
- Lo siento tanto - dije finalmente poniendo mi mano en su hombro.
- Ya lo superé, supongo - contestó.
- Ay, nene - Wen lo abrazó y se quedaron así varios minutos.
- Voy al baño. - susurré y Wen asintió sin despegarse de Scott. Quise alejarme para dejarlos solos, sentí que necesitaban un poco de apoyo entre ellos.
Caminé algunos metros y entré a un baño portátil, simplemente entré para hacer tiempo. Cuando salí, noté desde lejos que los chicos estaban besándose y sería horrible que los interrumpiera. Decidí caminar un poco en la orilla del mar, para así poder pensar un poco y dejar fluir mis sentimientos.- Jane... - escuché un grito desde lejos y pensé que se trataba de Scott. Giré sobre mis pies y no logré ver a nadie. Caminé un poco más y el grito se repitió. Finalmente, escuché unos pasos y noté que se trataba de Justin.
- ¿Cómo supiste dónde estábamos? - pregunté sin mirarlo.
- Scott... - contestó.
- Debí suponer que no me traían para distraerme. -
- Jane, ya sé que estuve mal - empezó a decir. - No pensé lo que hacía. -
- Tenías mil hoteles, tu auto, su casa, árboles, no sé, mil lugares, pero no, parece que tenías fetiche por cojer en mi cama. - dije. Mi tono empezaba a sonar enojado.
- Ya lo sé. Fue un momento de calentura. - explicó.
- Asco das - dije. - Nada te costaba tener un poco de respeto. -
- Sólo quiero que me perdones. -
- ¿Pensas que es tan sencillo? Ja. - reí irónicamente. No habíamos parado de caminar y en ningún momento lo había mirado.
- Ni siquiera sé que decirte. No sé que tengo que hacer para que me perdones... - hizo una pausa. - Sólo dejame decirte que no la quiero. -
- ¿Y? -
- Me acosté con ella porque enojo. Quería desquitarme. Perdón - explicó.
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This isn't right. «Justin Bieber - Español»
Fanfic"Resultaste un sueño inalcanzable."