"Quedate conmigo."

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Las personas estaban totalmente atónitas. Supongo que nadie entendía que había pasado... Un disparo, dos, tres. Gritos. Algunos chicos corrían con dirección al gran bosque que se encontraba detrás de la casa, otros salían por adelante, y otros, estaban tan drogados, que no entendían que pasaba y simplemente se quedaban tirados donde habían caído. Vi a Hannah salir corriendo totalmente asustada, sin saber que era lo que pasaba. Otro disparo.
Miré a Justin y al mismo tiempo clavó la mirada en mi, me sentía tan asustada. El tiempo pasaba a años luz, a pesar de que todo pasó en segundos.
Mi primo estaba como en otro mundo, tenía la vista perdida en un punto nulo y no emitía palabra alguna. En cambio yo, miraba a todas partes, buscaba ver que era lo que estaba pasando, quien estaba disparando, porqué todos corrían, quien había causado este caos y con qué motivo. Pero todos estaban muy ocupados como para frenarse a contarme.

Nadie le cuenta el chisme a Jane, los odio.

- El bosque. - Dijo sacandome de mis egoistas pensamientos, mientras señaló con su mano izquierda y con la otra me agarraba el brazo para correr.

- No puedo dejar a Wen. - dije con un cierto tono de desesperación. Aunque no lograba verla, era muy egoísta de mi parte irme.

- Ella ya se fue. - probablemente tenía razón y Wen ya había escapado. Conociéndola, seguro fue la primera en correr. Pero me sentía mal al pensar en dejarla sola.

Pensé algunos segundos, y después de llegar a la conclusión de que era justo salvarme el culo y rogar porque mi amiga hubiese escapado bien, miré el lugar por última vez, y después de tomar una gran bocanada de aire, empezamos a correr. Poco a poco el sonido de los gritos se hizo lejano, al igual que la luz que emitía anteriormente la fiesta, que finalmente, se había convertido en un terrible caos. Los grandes árboles nos rodearon y supongo que desaparecimos de la vista de cualquier ser humano. Justin no soltó mi mano en ningún momento, y con la respiración agitada me miró fijamente antes de hablar.

- ¿Estás bien? - preguntó con la voz entrecortada. Su pelo llevaba algunas gotas de transpiración y a causa de eso, algunos mechones estaban pegados a su frente.

- ¿Qué pasó ahí? - me sentía tan confundida. Me intrigaba saber que causó todo eso. Me aterrorizaba la idea de que quizás, alguien había muerto.

- No sé. - respondió serio.

Noté que su camisa tenía una gran rasgadura en la parte del brazo derecho, y se colaba entre los colores, algo de sangre. Supongo que no había dicho nada para no frenarme.

- Tu brazo, Justin. ¿Qué te pasó? - dije acercándome un poco a él para ver más de cerca su herida.

- Un puto árbol se me atravesó. Estoy bien, Jane. - dijo serio, mientras veía el corte. No se notaba tanto por la escasez de luz que había en el lugar, pero por la sangre, parecía una herida que requería puntos.

- No sabía que los árboles se movían. - rodee los ojos y, algo tarde, me di cuenta que era bastante desubicado buscarle pelea en esta situación.

- Dudo que sepas algo. - ¿Me dijo hueca? Este chico no para.

- ¿No paras jamás verdad? - pregunté. Me molestaba esa actitud defensiva que tomaba.

- Vos empezaste. - hizo una mueca de dolor al tocar su brazo.

- No toques eso, se va a infectar. - le expliqué. Un fuerte grito emitido por, claramente una chica, nos desconcentró llevando nuestra vista al camino por el que habíamos llegado al claro del bosque donde nos encontrábamos.

- Debería ayudar. - dijo sin sacar la vista de los árboles.

- Quedate conmigo. - era obvio que se iba a ir, y probablemente, yo me iba a dormir en el medio de la nada y amanecer violada. Porque si, me duermo y no me despierta nada.

- Jane, voy a volver a buscarte. - dijo tomando mi mano y depositando una leve caricia reconfortante en ella.

Que buen primo.

- Está bien. Pero si me come un lobo es tu culpa. - sonreí fugazmente. Algo de "humor" no vendría mal. Al menos para mi.

- No estamos ni en una película, ni en una novela. No va a pasar nada. - me devolvió la sonrisa. - Quedate acá. - dijo y finalmente se alejó.

Decidí sentarme en el piso, contra el tronco de un árbol para esperar a que Justin volviera por mi. Seguramente iba a tardar, es decir, claramente quería hacerse el héroe para que todo el mundo hablara de él y así tener a todas las putas que quisiera, cosa que ya tiene, pero bueno, al parecer le gusta la fama.

Media hora.

Pasaron treinta minutos y Justin no daba señales de vida. Mi celular tenía la señal muerta, y no lograba escuchar ni un solo ruido por lo alejada que estaba. Mis opciones eran, o seguir esperando, o volver en busca de mi primo y mi mejor amiga, que probablemente estaba debajo de una mesa, o atrás de un arbusto. Lo pensé algunos segundos, y las dos opciones habían depositado algo de miedo en mi interior. El bosque me asustaba, volver me asustaba.

Volver.

Empecé a correr nuevamente, rogando por ir en el camino correcto. El lugar estaba tan repleto de árboles y caminos, que era probable confundirse con facilidad. Mi respiración estaba tan cortada, que la escasez de aire, le exigió a mi cuerpo que me frenara. Necesitaba recuperar fuerzas. En esos segundos, verifiqué que no estaba en el sendero correcto, y que me estaba alejando demasiado de mi destino. Respiré rápidamente y caminando con bastate velocidad, cambié mi dirección, donde poco a poco, logré distinguir las luces. El silencio era aterrador, todos los gritos que habían quedado en mi memoria antes de escapar, habían desaparecido en su totalidad, y solo se escuchaban algunas voces masculinas.

Reconozco esas voces.

Me acerqué con muchísimo cuidado al patio donde habíamos estado bailando anteriormente con Justin. ¿Dónde estás?, pensé. Mis piernas templaban y el sudor cubrían mi frente y mi nariz. Sentí un golpe y un gemido de dolor, automáticamente me senté atrás de una hamaca, rogándole a Dios porque nadie me viera. Pasaron unos segundos, y otra vez ese silencio aterrador invadió el lugar, ¿Estaba sola? ¿Qué había pasado con todos?. No se veía nada, no había nadie. Cuando estaba volviendo, por más horrible que sonara, esperaba encontrar cuerpos, quizás, tirados en el césped, sangre en las paredes, la policía, cintas de seguridad, pero para mi sorpresa, no había nada. Me levanté de mi lugar y entré cuidadosamente a la casa, por la gran puerta trasera de vidrio.

- Amo hacer estas cosas. - dijo una voz perdida entre las paredes. Yo conozco esa voz, la conozco. Dios, tengo que saber quien es.

Caminé con destino a la salida principal, intentando no hacer ruido. Mis pies se encontraban haciendo puntas, y mi cuerpo, despidiendo litros de transpiración. La oscuridad dentro, era enorme, y como era de esperarlo, con mis piernas atropellé lo que parecía un narguile gigante, haciendo que este se partiera en miles de pedazos. Maldije eternamente a mis temblorosas piernas, y volví a caminar. Una sombra se movió detrás de mi y al voltear, un chico me sonrió. 

- Bebé. - emitió en voz baja. Reconocí su voz al instante, y a pesar de que su cara llevaba un pasamontañas, supe que era el chico que me había atacado. ¿No era un sueño? Si antes estaba confundida, ahora lo estaba mil veces más. 

Sin nada que decir, corrí a la salida con todas las fuerzas que mis piernas tuvieran y sin importarme nada, iba a correr hasta llegar al edificio.
Pero todas mis ganas fueron interrumpidas, cuando alguien me agarró de la cintura, cayendo conmigo encima de un arbusto. Reconocía su ropa. Sabía que era él.

Mierda.


This isn't right. «Justin Bieber - Español»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora