Capítulo 1- Tus ojos.

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Lunes 11 de marzo, 10 de la mañana, día nublado y yo empiezo mi turno en la biblioteca. Gracias a dios que se me ocurrió ir en busca de café antes de llegar al trabajo. Si bien no es un buen horario, necesito el dinero para mantenerme en mi nuevo departamento.

Todo fue muy drástico cuando mi madre me echó de su casa hace un mes, siempre supe que yo no le caía bien, no sé por qué pero el día en que me largó a la calle mi padre no estaba para defenderme... como siempre. Quizás ni se dé cuenta de mi ausencia en casa, ya que vive de viaje en viaje.

En definitiva, tuve que conseguir un trabajo, un departamento...prácticamente una vida nueva. Y no me quejo, ya tengo la edad para trabajar, pero también me gustaría el apoyo de mi familia. Es difícil aceptar el que no les interesas, hasta llega a doler; pero ya estoy acostumbrada.

El verano pasado me inscribí en la Universidad de Mirasol, gracias a Dios me otorgaron una beca; y ahora me complace decir que en una semana comienzo mi carrera de Filosofía y Letras. Así que trabajar en una librería no me molesta demasiado ya que adoro los libros, yo vendría a ser como una "nerd de los libros" puedo pasar horas leyendo.

Lo único que me fastidia de mi trabajo es tener que llevar mi nombre pegado en el pecho. Mi nombre... Emily Hazon. Imaginen tener que llevar el apellido del gran Bruce Hazon, el gran magnate de los negocios, y que todos sepan quién soy, no me malentiendan yo quiero a mi padre pero nunca tuvimos una verdadera relación de padre e hija, para la mayoría de mis cumpleaños el hombre me mandaba cartas así que imagínense.

Era temprano y comencé a hacer mi ronda por la biblioteca, acomodar los libros se podía decir que era lo mío.

Iba llevando una gran pila de libros, mi visión era nula; todo estaba tranquilo, hasta que siento el contacto de una persona chocándome fuertemente y en reacción de esto, caí al piso como una idiota.

Me recompongo como puedo, cabe destacar que la persona culpable de que trastabillara no me ayuda en lo absoluto. Solo se limita a decir...

-Podrías fijarte por dónde vas...

Me levanto y lo miro enojada.

Al principio me sorprendo con lo que veo: un chico musculoso de un metro ochenta, pelo castaño, un cuerpo cubierto de tatuajes, llevaba jeans negros y una camisa blanca que dejaba ver sus bíceps bien formados, pero lo que más me sorprendió de él fueron sus ojos; una mezcla de color miel y verde. Definitivamente un universo aparte.

En realidad el problema, no radica en lo bonito de los ojos, más bien en lo expresivo de su mirada; y vaya que esos ojos eran hermosos.

Pero su mirada...

Invitaba a cualquiera a lo prohibido.

Notas de Autoras:

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, primera historia. Espero que les guste y comenten! Cualquier crítica es más que bienvenida. Somos dos autoras :3 mi prima y yo. Vesna y Maia. Saludos!



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