Capítulo 4- ¿Por qué a mí?

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Mis ojos casi desorbitados lo miraban con sorpresa. Sentí un choque eléctrico al unir nuestras miradas. Rápidamente baje la vista a mi libro siendo incapaz de retomar mi lectura. Demonios, creí que no vería más en mi vida a ese cretino. Mi suerte no puede ser peor.

-Bien- continuó el profesor- Este año cambiaremos un poco las cosas por aquí; comenzando con los compañeros de banco, usted señor- dijo refiriéndose al recién llegado- se sentará con una de mis mejores alumnas, así estará al corriente de cada cosa y además le mostrará los salones de todo el lugar- miro en dirección hacia donde estaba sentada, mierda- siéntese con la señorita Hazon, estoy seguro que no tiene ningún inconveniente, ¿no es así?

"¡Claro que sí!"- pensé, pero mi respuesta fue otra- Claro que no, profesor- mascullé, me maldije por ser tan correcta.

Peter se cambió de lugar dos asientos más adelante, dejando el lugar libre para mi nuevo "amigo", que se sentó con una sonrisa socarrona.

El profesor siguió cambiando a varios estudiantes de lugar hasta que quedó a gusto con el resultado. Claramente nosotros maldiciendo por lo bajo. Luego de finalizar su discurso de que la gramática era fundamental para la carrera, comenzó a escribir en la pizarra varios datos que tendríamos que tener en cuenta en la materia si queríamos pasar este año.

Ni siquiera me limité a mirar a mi compañero de banco, no le daría ese placer. Él solo observaba atentamente todos mis movimientos. Ya comenzaba a desesperarme.

-Así que Cumbres Borrascosas...

-¿Eh?- dije algo confundida por su repentina habla.

-El libro que lees- dice como si fuera lo más obvio del mundo. Idiota.

-Ah, si- dije cortante.

-Y yo pensaba que solo tuviste un mal día cuando estabas en la biblioteca, pero al parecer tu carácter ya es así de malo.

El lápiz con el que escribía se rompió. Mierda.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro.

-No tuve el placer de oír tu nombre- dije de manera amistosa.

Él solo se quedó mirándome sorprendido por mi cambio de actitud tan repentina.

-Blace... Jason Blace- dijo aún confundido.

-Bien Jason... te diré algo que creo que deberías saber- dije aún con mi sonrisa. Él solo asintió escuchándome atentamente- Ya tengo suficiente con los de mi clase, no necesito que un petulante como tú se sume al club. Así que o te callas o no respondo de mí- dije manteniendo mi sonrisa que ya me dolía de tanto forzarla. Volteé mi cabeza hacia el pizarrón sin esperar una respuesta de parte suya.

-Hmmm si, tu carácter ya es así de malo... me gustan así de difíciles.

-Eres un...

-Bueno clase- dijo el profesor, interrumpiendo nuestra "pelea"- Antes de finalizar la hora de gramática los pondré en equipos para el próximo trabajo que deberán entregar en dos semanas- ¿Qué? ¿Cuándo fue que el tiempo se pasó tan rápido y yo no me di cuenta?- Recuerden aprovechar estas pequeñas oportunidades para que, a fin de año, no deban preocuparse por sus notas.

Era obvio que haría el trabajo; nunca me ha gustado tener que estar los últimos días de clases arrastrándome para conseguir una buena calificación para pasar de año.

Una mirada y una seña de Peter me confirmó que haríamos el trabajo juntos. Sonreí. Desde que comenzamos la universidad que hacemos un excelente equipo a la hora de realizar proyectos. Los maestros siempre nos ponían en equipo por nuestro gran desempeño y resultado de la tarea.

-Bien...-continuó el profesor tomando la lista de alumnos del escritorio y comenzó a decir las parejas por apellido comenzando por los hombres y a continuación nombraba a su compañera mujer- Blace y Hazon. Obra literaria: "La Tregua" de Mario Benedetti.

Oh que buen libro, recuerdo que lo leí el verano pasado... Esperen... ¡¿QUÉ?!

-¿Qué?- digo descolocada.

-Hoy está distraída señorita Hazon- me regaña el profesor.

-No, no es eso profesor. Es solo que... Yo siempre he hecho los trabajos con Peter y...

-Y es estoy muy satisfecho con los trabajos que me han presentado todos estos años. Por eso mismo quiero que ambos se dividan y ayuden a sus demás compañeros. Ya había advertido que este año habrían cambios.

No sé en qué momento me puse de pie, pero volví a mi lugar refunfuñando y apoyando mi cabeza contra el banco. Enserio, hoy nada más podría salir mal.

-No sabes cómo voy a disfrutar de esto- me susurró al oído, haciéndome sobresaltar.

-Y tú no sabes cómo voy a sufrir estas dos semanas- digo mirando hacia la ventana, intentando contener las ganas de golpearle.

-Oh, dalo por hecho preciosa- dice con una sonrisa engreída que tanto odio.

Este va a ser un largo año.

Notas de autoras:

Helloooo, wow ya casi llegamos a las 100 leídas, no lo creemos todavía. Gracias por apoyar todo esto. Si comentan nos motivan a seguir la historia! De nuevo gracias.

Maia y Vesna.


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