Capítulo 33- El regalo (parte 1).

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No había caído en la cuenta de que las probabilidades de quedarme esa noche en la casa de Jason estaban muy a mi favor y eso me ponía los pelos de punta ¿Él estaría de acuerdo? ¿Se sentiría igual de incómodo y emocionado que Yo? Lo miré mientras acomodaba los libros. En ocasiones era tan fácil leerlo... saber lo que pensaba o sentía; pero existían momentos en que me era imposible descifrar lo que pasaba por su cabeza; lo cual era frustrante ya que había más probabilidades de sonrojarme o sorprenderme por algo que hiciera o dijera.

-¿Quieres ducharte? Debes de estar cansada- un claro ejemplo fue ese momento, intenté recomponerme de mi repentina ataque de tos. Me miró divertido, levantando las manos en señal de paz- Tranquila. Solo entrarás Tú allí, lo prometo- asentí, avergonzada y me encerré en el baño de su cuarto. Intenté normalizar mi respiración antes de que me agarre una taquicardia.

Después de unos minutos de valorar si meterme o no a la ducha, comencé a desvestirme; sin poder evitar sonrojarme al pensar que Jason estaba al otro lado de la puerta, haciendo Dios sabe qué cosa. Al fin, dentro de la ducha y cerrando bien la cortina de la misma, pude darme el privilegio de relajarme. Sentir cada gota bailando sobre mi piel.

Luego de unos cinco minutos de máximo silencio, a excepción del correr del agua,  en el que me permití no pensar en nada; la puerta se abrió, dándome un susto de muerte.

-¿Emma?- podía oír la voz de Jason del otro lado de la cortina.

-¡¿Qué se supone que haces aquí?!- chillé- ¡Salte!

Oí la risa de Jason resonar en el baño lleno de vapor. No pude evitar sonrojarme y abrazarme a mí misma, intentando tapar todo lo posible mi cuerpo.

-Tranquila, no tienes nada que no haya visto antes- podría jurar por todo lo que tengo a que estaba sonriendo- te traje algo de ropa... pondré la tuya a lavar ¿De acuerdo?

-Vale... pero ya vete a menos que quieras que te saque de una patada- intenté que mi voz saliera lo más normal posible.

-Me gustaría ver que lo intentes.

Un bote de shampoo salió disparado como proyectil hacia su cabeza. Lo esquivó riendo y cerró la puerta, al fin dejándome sola.

Lo que quedó de mi "relajante baño", lo tomé en silencio, desconfiada de que la puerta se volviese a abrir por una de las bromas de Jason. Al salir pude ver que me había dejado sobre la tapa del retrete unos shorts y una playera de él. Al probármelo pude comprobar que mis sospechas eran ciertas... además de que me quedaban gigantes, tenían su olor. No pude evitar lanzar un profundo suspiro. Luego de arreglarme como pude el cabello, me dispuse a salir.

-¿Jason?- dije alzando la voz al ver que no se encontraba en la habitación. Pero nadie contestó. Comencé a asustarme un poco- como sea alguna broma estás muerto ¿me oíste Blace?

Bajé cautelosamente las escaleras. Pude escuchar... ¿violines? ¿Qué estaba ocurriendo? Algo desorientada caminé por la casa siguiendo el sonido de la música, hasta llegar a la cocina en donde pude divisar una mesa preparada con velas y algunos pétalos de rosa. A cada plato lo acompañaba unos finos cubiertos y unas hermosas copas con borde de oro. Al alzar mi vista pude ver a Jason usando un pantalón de vestir con una camisa azul marino; lucía completamente elegante.

-Como nuestra pequeña cena con tus padres se arruinó... creí que podríamos tener la nuestra aquí... ¿Sabes que tardas mucho en el baño?- aunque no lo admitiera, estaba nervioso. Podía verlo en sus ojos, a la expectativa  de alguna señal de vida por mi parte.

-Este lugar... luce completamente hermoso Jason... tú estás tan elegante... y yo estoy tan... 

-Hermosa- no me dejó terminar. Tomó mi mano y me guió hacia la mesa- no importa como luzcas, tu presencia me es más que suficiente- no pude evitar imitar su sonrisa. 

Me obligó a sentarme, se acercó a la hoya que se encontraba en la estufa y sirvió en los dos platos un poco de guiso. Colocó los mismos en cada lado de la pequeña mes, abrió la botella de vino y sirvió en cada copa.

-Por nosotros- dijo alzando su vaso y brindando conmigo. Aunque me quedé pasmada como estaba siendo mi costumbre.

-Por... Nosotros- repliqué después- El guiso está excelente ¿Cómo aprendiste a hacerla?

-Ya te lo había dicho. Soy un excelente cocinero.

-La hizo tu madre ¿verdad?

-Claro que sí ¿Por quién me tomas?

No pude evitar reírme.

-Dime algo... este tipo de música es solo para escuchar, ¿o para qué más?

-Oh Emma, si supieras la magia que se puede hacer con este tipo de música. Bailar es uno de los mayores placeres que incluye.

-¿Enserio?- sonreí al escucharlo hablar así de la música.

-Ven- me extendió su mano- te mostraré.

-Jason, ya sabes que no soy buena bailando...

-Aquella vez no lo hiciste tan mal- jalo mi mano- solo mira mis ojos y siente la música en ti- tomó mi cintura- y no te precipites a dar las vueltas.

-Esto es divertido- dije una vez conseguí llevar el ritmo de la música. Me centré en sus ojos- ¿Por qué no tienes miedo a que te pise?

-Tus habilidades para bailar no son tan nulas como tu crees, Emma.

-Sabía que confiabas en mí- subí mis dos brazos a su cuello.

-No he dicho que lo haga...

-Lo haces... Necesito que me contestes otra cosa... ¿Por qué hacemos esto?

-Te estoy enseñando a bailar- dijo tranquilo.

-Sabes a lo que me refiero ¿Por qué hoy?

Se quedó pensativo unos momentos- No lo sé Emma, no lo había pensado antes- Una lámpara se encendió en mi cabeza.

-¿Nunca habías cenado con alguna mujer?

Me miró profundamente- No.

Nuestras miradas permanecieron juntas, adoraba tanto que lo hiciera de esta manera.

Nos movíamos lentamente al ritmo de la música, cada vez más cerca el uno del otro, sentía un calor que me consumía por dentro. Si pudiera pedir algo que durara toda la vida, sería estar siempre con él de esta manera. Apretó un poco más su agarre a mi cintura y se aproximó hacia mí.

Cerré los ojos esperando a que lo hiciera, que me besara. Cada vez que lo hacía era como si miles de fuegos artificiales explotaran dentro de mi estómago. Sentir que Jason deseaba besarme era lo que quería y pedía, solo eso. 

Pero mi buena suerte acabó en esos instantes, el timbre de la puerta sonó y nos quitó nuestra concentración.

-Yo... iré a abrir. Espera aquí- besó fugazmente mis labios y me soltó- vuelvo enseguida.

-Si- dije con falta de aire.

¡Mierda! Quería patear algo y desquitarme por la frustración que tenía.

-Tranquila, respira... Tienes toda la noche, Emma. Y es larga...- dije en silencio.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por unos susurros que provenían de la sala de estar.

 Notas de Autora:

HEY HEY HEYYYYYYY

Sisi lo sé. Hace meses que no actualizo. Estaba en blanco con la inspiración pero hoy ha tocado a mi puerta.

No hay mucho que decir en este capítulo. Pronto subiré la segunda parte.

¿Quién será el inesperado invitado de Jason?

No olviden que si comentan, votan y comparten se agradece muchísimo.

Saludos!

Maia.







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