-¿Por qué no?
-Porque te odio. Ya lo dije, lo haremos por separado y punto.
-Pero no sabremos los tiempos del otro, además que le dará más realismo.
Era la décima vez que teníamos esta conversación. Jason seguía insistiendo en que debíamos ensayar la obra en su casa. Una locura ¿cierto? Ni aunque me pagaran un millón de dólares iría a la casa de Jason Blace. Era imposible.
-Actúas como una niña- dijo este al ver que no iba a dar mi brazo a torcer- se que estás enamorada de mi, pero no es necesario evitarme para que no me de cuenta.
Un golpe seco a su hombro.
-¡Auch! ¡Eso dolió!
-Deja de decir idioteces si no quieres otro- dije echando humo por las orejas. ¿Quién se creía que era?
-Es que no encuentro otro motivo por el cual no quieras venir a mi casa a ensayar la obra.
Lo tomo de la camisa acercando nuestros rostros bruscamente.
-Simple: Te odio- dije esto último lentamente para que se entendiera bien claro cada sílaba que saliera de mis labios.
La reacción por parte de Jason fue muy distinta a la que me esperaba. Tomo mis mejillas con suavidad y acerco sus labios a los míos.
-Lo dudo- palpó estas palabras en su boca.
Me quedé estática en mi lugar. ¿Qué demonios debería hacer en ese momento? Mi cerebro parecía haberse desconectado e irse de vacaciones a un lugar muy lejano porque no podía articular ni una palabra. Mierda. Se estaba acercando cada vez más. En lugar de mi cerebro otra parte de mí habló diciéndome que debía dejarme hacer. Probar esos labios que se veían tan suaves y tiernos. Me decía que cayera en esa hermosa tentación. Esa tentación que tenía nombre y apellido. Jason Blace. Me estaba volviendo loca. ¿En verdad quería besarlo?
Un ligero roce me hizo salir de mi trance alarmándome. ¡Eran sus labios! Demonios, piensa Hazon. Esto no me puede estar ocurriendo. ¿Por qué el chico guapo y malo querría besar a alguien como yo? Eso estaba clasificado definitivamente en cosas imposibles.
Al parecer mi cerebro tuvo piedad de mí, después de todo no creo que haya querido un cortocircuito en sus neuronas. Así que le ordenó a toda mi voluntad que se ponga en marcha para poder separarme de esos labios que tanto me tentaba para reemplazarlos por un golpe en la nariz por parte mía.
¿Cómo pude caer tan bajo? Porque sea guapo no significa que no sea un patán. Recuerda Hazon, Él es el típico chico popular de secundaria que está en el equipo de fútbol y sale con la capitana de porristas. Es imposible que se fije en ti, es obvio que solo quiere molestarte y burlarse de ti. Abre los ojos Emma.
El tiempo volvió a transcurrir con Jason sujetándose la nariz con un poco de sangre y yo hecha una furia. Estoy segura que mis ojos ardían en llamas a causa de mi enojo. Nadie jugaría conmigo ni con mis sentimientos. Peter tiene razón, este chico solo trae problemas.
-¡No vuelvas a acercarte de esa manera!- grité casi lanzando fuego por la boca- ¡Como lo intentes de nuevo estás muerto Blace!
-¡Hey hey! ¡Cálmate!- dijo aún tomándose de la nariz- Auch, eso sí que dolió. ¿Haces algún arte marcial? Casi me rompes la nariz- su estado de ánimo era optimista. ¿De dónde ha salido este chico? Era obvio que no era normal.
-La próxima vez lo pensarás dos veces antes de besar a alguien sin su consentimiento- acoté aún molesta.
-Los besos no se piden, se roban- refuta a la vez que se limpia con un pañuelo la sangre que aún caía por su barbilla.
Me crucé de brazos mosqueada- pues a mí no me gustan ese tipo de cosas.
-¿Los besos?
-¡No! ¡Que me los roben, idiota!
-¡Oye! Hieres mis sentimientos al no aceptar un beso mío.
-¿Y por qué yo querría un beso tuyo? Ni aunque fueras el último hombre de la Tierra con vida te besaría ¿me oíste?
-Entonces ¿Lo quieres?
-¿Qué cosa?- pregunté algo desorientada.
-El beso.
-Pero acabo de decir... ARGGG- grité furiosa. Jason tenía la habilidad de sacarme muy rápido de mis casillas- ¿Puedes siquiera oír lo que digo por un segundo?- dije ya al borde de la desesperación.
-Claro, si vienes a mi casa mañana a ensayar- dijo tranquilamente.
-¿Sólo quieres eso? ¿Y dejarás de sacarme de quicio?- cada vez lo comprendía menos.
Extiende una mano abierta hacia mí.
-Lo prometo.
-¿Cómo puedo confiar siquiera en ti?- pregunté dudosa.
-No tienes opción ¿verdad?-contesta divertido.
Suspiro rendida. La verdad era que estaba cansada y quería irme a casa.
-Está bien- dije a la vez que tomaba su mano y una descarga eléctrica recorría mi cuerpo al sentir su piel sobre la mía. Ignoré esto último y continué- Mañana luego de la escuela en tu casa.
Él solo asiente sonriente. Idiota.
Sin siquiera despedirme me di media vuelta para volver a mi departamento. Eran demasiadas emociones por un día para seguir conversando con Jason... o quizás demasiadas emociones por una semana o un mes. Sí, por un mes. Aún tenía revuelto el cerebro cuando llegué al departamento. No me malentiendan, no me arrepentía de haberlo golpeado. Pero... una parte de mí quería ese beso. ¿Por qué? ¿Por qué de Él? ¿Por qué no de otro chico? El que sea. Todos menos Jason. Mi odioso compañero.
Estoy considerando seriamente que en la otra vida habré sido Hitler, Mussolini, o alguno de esos. Porque de verdad no encuentro la lógica al que yo tenga tanta mala suerte.
Sin querer pensarlo mucho más, prácticamente me desmayé en mi cama. Ni siquiera me molesté en cambiarme de ropa. Estaba demasiado cansada para hacerlo, demasiado cansada para pensar en que en dos horas debía ir a trabajar a la biblioteca y demasiado cansada como para pensar en Jason Blace.
Notas de autora:
Hey muy buenas a todos!!!! Actualicé rápido eh? Bueno no hay mucho que decir. En verdad me está gustando mucho como esta quedando esta bonita historia. Recuerden que los comentarios y los votos me motivan a seguir escribiendo y a actualizar más frecuentemente. Estoy muy contenta porque llegamos a las 200 leídas! Espero poder hacer alguna maratón o algo así. Mil gracias por todo.
Si comentan, votan y comparten se agradece.
Maia.
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Just a Boy
RomanceEn realidad el problema no radica en lo bonito de sus ojos. Más bien en lo expresivo de su mirada. Y vaya que sus ojos son hermosos.