Capítulo 21- Alivio.

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Después de las alucinaciones dando vueltas en mi cabeza y de que cayera en la realidad de que estaban a punto de violarme, todo sucedió muy rápido. Sentía que las escenas transcurrían a una velocidad que apenas podía ver. Me sentía aturdida. No entendía bien lo que sucedía. Podía escuchar los sonidos muy distantes, pero por alguna razón sabía que no se encontraban tan lejos como mis oídos me hacían creer. Los sonidos más bien eran voces... o gritos... no estaba muy segura.

-¡POLICÍA DE TENNESSEE, PONGA LAS MANOS DONDE PUEDA VERLAS!- parecía... como un susurro... no era fácil describirlo.

Varias imágenes se colaron después de ello. Una muy vívida de un oficial intentando que recobrara el sentido de la orientación, sin éxito. No le quedó otra que pedir una ambulancia para luego decirme que todo estaría bien. Pequeñas lágrimas brotaban de mis ojos. Seguramente me encontraba muerta o dormida. Ya había tenido varios sueños con esta escena en particular. Pero era extraño, estaba muy cansada. Sentía que flotaba en un espacio en el cual todo parecía ser muy real... y a la vez no.

Creo que el perder mis esperanzas me hacía dudar de la propia realidad que se encontraba nada más ni nada menos que frente a mis propios ojos; que poco a poco se cerraban, enviándome a una oscuridad de inconsciencia.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Aún recuerdo cuando desperté en el hospital. Creía que había muerto ya que lo primero que vi fue una luz blanca muy potente y deslumbrante. Para cuando mis ojos se acostumbraron a ella, pude darme cuenta de que me encontraba recostada en una camilla y vestía una bata. Al principio estaba muy desorientada. No recordaba lo que había sucedido. En un momento estaba por ser violada por mi secuestrador y en otro me encontraba en una camilla.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta abriéndose. Intenté voltearme hacia ella pero encontré mi cuerpo demasiado pesado como para realizar esa mínima acción. Solo quedaba esperar hasta que esa persona se acercase más a mí. Para mi sorpresa esta solo se sentó en la silla que estaba junto a la camilla y tomó mis manos.

-Lo siento tanto...- sollozó.

"Esa voz..."

La conocía perfectamente.

Despegué mis labios para poder hablar. O lo que mi condición me dejara decir.

-¿Pa...pá?

La figura se colocó por sobre mi cabeza para corroborar que estaba despierta para luego ahogar un alarido de felicidad.

-Emma... gracias a Dios- quitó un mechón que caía rebeldemente por mi rostro- creí que te perdería.

Lágrimas comenzaron a surcar mis mejillas. Otra vez lloraba. Pero esta vez era diferente. Esta vez era alegría la que oprimía mi pecho. Si hubiera podido levantarme... no tengo dudas que hubiera abrazado con todas mis fuerzas a mi padre.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Necesité casi dos meses para recuperarme lo suficiente como para comer y andar por mí misma. Era frustrante no poder volver todavía a mi hogar. Quería. No. Necesitaba ver a Jason. Porque era eso: una necesidad. Había prometido que si salía viva de ese lugar le diría todo sin importar el miedo que tuviera a la respuesta.

Aunque por otro lado estaba mi padre. Creo que nunca he estado con Él tanto tiempo. Sé que ha dejado de lado todo por mí. Sus viajes... sus reuniones. Apreciaba mucho lo que hacía.

Recuerdo que unos días antes de volver a casa me encontraba sentada en el sofá de la mansión de mi padre, mientras leía un buen libro y tomaba algo de té. En estas épocas era normal que mucha gente se encontrara así. Los días, o hasta meses, de lluvia no eran para encontrarse en el jardín o siquiera afuera.

Just a BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora