Las cosas con Jason marchaban de maravilla. Nunca tuvimos ningún percance más allá de las pequeñas discusiones que a la vez eran divertidas. No puedo creer que hace unos meses lo odiaba. Simplemente ahora no podía dejar de amarlo.
Cierto día en el cual había ido a correr por mí cuenta y ya me encontraba en mi departamento, el timbre sonó.
Estaba algo confundida por ello ya que nunca recibía visitas. Jason había acompañado a su hermano y a su madre a un chequeo de Alex; y yo aún no había solucionado las cosas con Peter como para que este viniera a verme.
Miré por la mirilla de la puerta para luego resoplar y abrirla con pesadez ¿Qué hacía Ella aquí? Si mal no recordaba mi padre se había ido a Londres a una junta de ejecutivos. Lo normal.
-Emma- dijo con ese tono tan antipático que siempre usaba cuando mi padre no se encontraba en casa, entrando sin ningún pudor al departamento. Me miró de arriba abajo- ¿qué has estado haciendo? Parece como si te hubieras tirado un balde de agua en la cabeza.
Apreté la mandíbula y respondí con sinceridad- fui a correr.
La duda estaba escrita en toda su cara.
-¿Fuiste a correr?
Me paro más alta- sí.
Ella me mira por un momento, como si estuviera tratando de debatir ¿Creerme o no?
-No me gusta que vayas por ahí sin ser honesta conmigo acerca de lo que estás haciendo. Lo dejaré ir por esta vez, pero la próxima, trata con la verdad.
Ella revisa su teléfono celular, toma las llaves de mi puerta; unas copias que hice en caso de emergencia. Tengo la urgencia de agarrarlas de su mano y lanzarlas por la ventana ¿Quién se creía que era?
-No estoy mintiendo. Gracias por el voto de confianza. Cambiando de tema... ¿Qué crees que haces con mis llaves?
Ella suspira. Sus teñidas cejas uniéndose.
-Tu padre me ha pedido que te pida una copia de ellas en caso de emergencia. Y, como no tengo tiempo que perder, decidí tomarlas y que tu hagas de nuevo una copia para ti- sin más que decir salió del departamento.
Parpadeé sorprendida.
¿Por qué ese trato hacia mí?
Entiendo que algunas mujeres no están hechas para ser madres, pero esto estaba saliéndose de control.
No fui a buscarla. Me arrepiento de no hacerlo. Tendría que haber ido detrás de Ella, quitarle mis llaves y gritarle en la cara lo frustrada que me sentía al no mostrarme al menos un afecto de cariño.
Pero no.
Solo me limité a caer rendida en el sillón donde estuvo Ella hace tan solo unos minutos y dejar que las lágrimas comenzaran su, ya conocido, recorrido.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Los comentarios hirientes de mamá, cada nombre que mis compañeros de la secundaria me han puesto y todo lo que me han hecho pasar.
Todo comienza a burbujear, y a pesar de que nunca he golpeado nada en mi vida, intento darle. Cuando mi mano enguantada hace contacto con el saco de boxeo, se siente bien. Alguna de esa ira burbujeante traspasa a través de mí hasta el saco. Y de algún modo... de algún modo estoy golpeando por Jason también.
-Ahí está, pero no eres tan dura como pensé si ese es tu mejor golpe. Estas cabreada ¿recuerdas? Esta es tu oportunidad para desquitarte.
Golpeo de nuevo. Jason está detrás del saco, sosteniéndolo, pero ni siquiera lo veo moverse. Mi puño hace contacto una tercera vez.
-Eso es. Ahora estoy sintiéndolo. Déjalo salir, Emma.
Una y otra vez mis puños hacen contacto, más y más duro en el saco de boxeo.
-Diles cómo te sientes. Quien quiera que sea: padres, amigos, algún otro imbécil.
No importa cuánto quiera a mi padre, estoy enfadada con Él. Una y otra vez golpeo. Me duele el pecho, estoy respirando tan fuerte y Dios, probablemente parezco la mayor idiota del mundo, pero no me importa. Estoy demostrándole a todos mis compañeros cómo me hicieron sentir. Diciéndole a mi madre cuánto me hiere.
-Maldita sea, ese fue bueno- dice Jason, desde detrás del saco- continúa. Deshazte de ello porque no pertenece aquí. No pertenece a tu vida. Este es tu momento. No el de alguien más. Si te hacen daño, no merecen estar en tu vida.
Golpeo más duro, más rápido. Es increíble lo liberador que es esto. Como si de algún modo le estuviera realmente mostrando a los chicos de mi secundaria lo horrible que han sido conmigo. Mostrándole que no me importa, a pesar de que lo hacen.
-¡Uf! Ese casi me deja fuera de combate. Las chicas que patean traseros son ardientes.
¿Ardientes? ¿Qué demonios? Nunca nadie me ha llamado ardiente antes. Es demasiado tarde para parar mi golpe. Está volando tan rápido y duro, pierdo mi objetivo. Mi guante se desliza fuera del saco de boxeo, pero el impulso no se detiene. Mi puño aterriza justo en la cara de Jason y tropieza hacia atrás.
-¡Auch! Mierda, eso duele.
¡Santo Cristo! Acabo de golpear a Jason. Me apresuro hacia Él.
-Oh Dios mío ¡Lo siento tanto! No sé qué pasó.
Tiene la mano sobre su ojo izquierdo.
-Me golpeaste. Casi me dejas fuera de combate, eso es lo que pasó.
Jason sacude la cabeza, como si estuviera intentando espabilarse. Cuando mueve la mano, veo una pequeña contusión formándose debajo.
-Lo siento tanto.
Y entonces me doy cuenta. Le he dejado un ojo morado a mi... a mi... ¿novio? No es que me guste herir a la gente, pero es algo vigorizante simplemente saber que tengo esa clase de fuerza en mí.
-Se siente bien ¿no? Pensé que eras una amante, no una luchadora. Podrías haberme engañado- casi me disculpo de nuevo, pero está sonriendo.
-¿Cómo puedes sonreír después de que te he puesto un ojo morado?
-¿Me has puesto un ojo morado?- pregunta.
-Uno pequeño.
-Genial.
-¿Genial? ¿Qué clase de respuesta es...?- me interrumpió un pequeño beso por parte suya.
-Eso quiere decir que hice un buen trabajo de entrenador- sonríe estúpidamente lindo- haciendo que mi novia se despeje un poco de todo lo que la rodea.
¿N Novia?
Nota de Autora:
Wow ¿Yo actualizando dos veces le mismo día?
Imposible.
PERO CIERTO.
Tengo varias ideas para poner a prueba.
Yo feliz y ustedes espero que también.
Nos vemos en la próxima!
Maia
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Just a Boy
RomanceEn realidad el problema no radica en lo bonito de sus ojos. Más bien en lo expresivo de su mirada. Y vaya que sus ojos son hermosos.