25. Ruptura

25 3 2
                                    


Iván


–Te estoy diciendo que si seguimos aquí llegaremos tarde –protesto por tercera vez.

Pero David, que no me quiere soltar, suelta un gruñido y sigue abrazado a mí. Después de que ganara su competición, me llevó a un lugar apartado para que pudiéramos estar tranquilos. Sabe que no me gusta hacer arrumacos en público, por eso siempre que le dan ganas de abrazarme me lleva adonde no nos vea nadie. Y menos mal, si no se lo recordase trataría de darme un beso delante de mis amigos... Si Hugo y Marqui se enteran de lo que tengo con David empezarán a preguntarme por qué estoy con un chico sabiendo lo que me pasó con Omar y con el otro. Y si se enteran de que empecé una relación con David justo el día después de conocerlo... Madre mía, ni me quiero imaginar lo que me dirían si se enterasen.

Pero ahora no tengo tiempo de pensar en ello, llevamos ya dos horas disfrutando de nuestra privacidad y a este paso nos perderemos el salto de Marqui.

–David, de verdad, suéltame. Como me pierda a Marqui se va a sentir muy triste...

–¿Qué mas da? Puede esperar un poco más, ¿no?

–No, pesado, suéltame.

Me zafo con hostilidad y me levanto con rapidez, sintiéndome libre al fin. Normalmente siempre soy yo el que no deja escapar a nadie de los abrazos... Pero ya lo tengo dicho, con David todo es diferente. Desde que me pasó lo que me pasó, siempre tengo mucho cuidado en no demostrar demasiado mi cariño o acabaré muy mal si lo dejamos.

Cuando me giro hacia él ya se ha levantado, y desde mi corta estatura me siento intimidado por la suya. Él me sonríe y yo aparto la mirada, avergonzado.

Salimos del callejón hacia la academia y justo entonces no se le ocurre otra cosa mejor que darme la mano. Yo me suelto rápidamente y la escondo de su vista, molesto... ¿Es que no se ha dado cuenta de que hay personas o qué?

Pero su mirada decepcionada me hace un poco de daño. Creo que con mi comportamiento le estoy causando dolor... Pero así está mejor, porque cuando lo dejemos nos dolerá menos... A menudo me pregunto si no estaré siendo yo con esta forma de ser el culpable de que vayamos a dejarlo. David de verdad parece que me quiere, y desde que me contó que su mejor amiga Iris se murió de cáncer y que él intentó suicidarse, confío mucho más en sus palabras... Pero entonces, ¿de qué no me fío? ¿Podría ser de mí? ¿De mi miedo a que se canse en el futuro de nuestra relación como hizo Omar? Pero Omar tampoco se cansó de mí, me dejó para protegerme de mi padre... Entonces ¿qué me pasa? ¿Por qué soy tan tonto?

Al entrar nos encontramos con que la competición de salto de longitud ya ha empezado, pero todavía no ha sido el turno de Marqui. Arriba, en las gradas, Eva me hace una señal con la mano y me señala un asiento libre.

–¡Qué tardón eres! –me regaña.

–Hay cosas que no cambian –sonríe Tati a su lado.

–¡Oye! –les bufo.

Eva se queda mirando a David con el ceño fruncido, casi preocupada.

–¿Por qué no nos has dicho que venías con un amigo? Ahora no hay sitio para los dos.

¡Ostras, es verdad! Bueno, pensándolo fríamente, si David no se sienta a mi lado no tendrá la tentación de tocar ninguna parte de mi cuerpo... Casi me viene hasta bien y todo.

Me giro hacia David casi con lástima y, dando una palmada antes de frotarme las manos le digo:

–Vaya por Dios, no hay sitio para los dos. No te importará sentarte por ahí abajo, ¿verdad?

Meta tras metaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora