Meta tras meta

35. El malo

Marc

Después de las regionales mis compañeros empezaron un entrenamiento muy duro y serio que sigue hasta hoy día. Penélope ha pasado mucho tiempo en la academia y se deja caer por casa a medianoche. Iván, entre el tiempo que le dedica al entreno y el tiempo que pasa en casa de David, no suele venir mucho. Como ya no duerme aquí, un día me dio por preguntarle a Louis si dormía con él. Su primo me lo negó, diciendo que llevaba sin verle el pelo a Iván bastante tiempo. En circunstancias normales me alegraría de que me mi amigo fuera tan feliz, pero una cosa es ser feliz y otra es ser descuidado. Pasar mucho tiempo con David puede resultar fatal si deciden dejarlo. Y por otro lado, Hugo pasa demasiado tiempo fuera. Entrenando al aire libre, visitando a sus "nuevos amigos"... Desde que perdonó a Joel en las invernales, tengo la sensación de que pasa más tiempo con ellos que aquí en casa. Es más, creo que Hugo ya no corre solo, sino en compañía de Joel.

A menudo viene y me sonríe de lo feliz que se siente al tenerme. Sé que si no hubiera nadie en casa para Hugo sería muy duro regresar. Mi amigo siempre ha odiado la soledad... Pero no se da cuenta de que el que está solo ahora soy yo. El tiempo que paso con Eva, Tatiana, Klaus y Rufo no puede compararse al tiempo que pasaba antes de todo esto con Hugo e Iván. Ojalá todo vuelva a ser como antes, ojalá lleguen las nacionales y con ellas un periodo de calma.

Por mi parte, yo le dedico mucho tiempo a los estudios y a hacer cosas que Hugo no hace. Parece que ya ha asumido que pasará al siguiente curso con todas las asignaturas suspensas... Parece que ya tiene más que asumido que no va a sacarse la carrera. Pero yo no puedo permitirme el lujo de pensar así, las regionales me lo han demostrado. No me he clasificado para las nacionales, así que no soy ni la mitad de bueno que Hugo e Iván. Así que no puedo dedicarme al mundo del deporte.

De manera que estudio y estudio y apruebo examen tras examen. También le dedico tiempo al entrenamiento para el examen de final de curso de la academia y para poder matricularme en el siguiente curso, que tendré que pagar de mi bolsillo a diferencia de aquel que gane las nacionales.

Durante estas semanas que han pasado desde mi aplastante derrota, he estado meditando lo que debería hacer con Hugo.

Penélope me comentó no hace mucho que me veía muy amargado y retraído desde las invernales, de manera que yo tuve que contarle que estaba preocupado por Joel. Ella, que odia a ese egoísta tanto como yo, me dio la razón y me animó a hablar con Hugo y aconsejarlo de alejarse de él. Pero yo no sólo lo aconsejaré de ello, yo no soy tan limpio como para hablar. Necesito confesarle mis sentimientos, tal vez así se dé cuenta de lo que estoy sufriendo y deje a un lado su amistad con Joel.

Hoy, cuando venga del entrenamiento, dejaré que descanse y después lo invitaré a dar una vuelta. Al fin y al cabo, es sábado, un día de relajación.

De manera que me levanto, me visto, desayuno y hago la cama antes de decidir salir a hacer la compra del día. Me cuelgo una bolsa del hombro y cierro al salir.

Saludo a nuestra vecina anciana cuando ella sale del ascensor, una planta por debajo de mí. Ella me sonríe contenta de ver jóvenes madrugadores y yo me despido, siguiendo mi camino por las escaleras.

Fuera, el día es soleado y hace una temperatura muy agradable. Corre una brisa cálida y acogedora que Iván denomina "Brisa de Iris". No sé por qué le ha puesto a la brisa ese nombre, pero no es a la brisa en sí. Tiene que ser cálida y acogedora, si no no le sirve... Tengo que preguntarle algún día por qué la llama de esa forma.

La primavera es mi estación favorita en cuanto a visión, pero desgraciadamente soy un poco alérgico al polen. Por suerte, vivimos en una zona del norte en la que no hace demasiado calor, y además, esta mañana ha llovido. Suerte que por fin ha salido el sol. No obstante, llevo un paquete de pañuelos por si mi cuerpo decide ponerse alérgico.