18. Fidelidad

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Iván


Todavía no sé muy bien por qué estoy aquí y por qué he hecho caso a David. Hoy es Noche Buena, día de estar con la familia. Pero como aún son las doce de la mañana, creo que es por esa razón por la que estoy aquí, justo sentado enfrente de la recepcionista de la Víspera. Hoy es un día muy especial, por lo que David piensa que no habrá tanta gente. Pero no parece que haya poca.

David se acerca a mí y se sienta por enésima vez en lo que va de mañana, desesperado. Me parece lógico. Le mandé un mensaje a Mateo para que viniera a ayudarnos a encontrar pistas de los entrenadores. Creo que él sí nos dirá más cosas, sobre todo porque es nuestro amigo.

–¡Iván! –exclama su voz.

Mat viene corriendo hacia mí, jadeando y con cara de pocos amigos. Me pide disculpas por llegar tarde diciendo que el líder de salto de longitud se ha puesto exigente esta mañana pero que por fin los ha dejado acabar ya. Y a buenas horas, ya son casi las una.

Cuando me pregunta qué es lo que necesito, yo le cuento toda la historia. Al decirle que nos atacaron tres chicos encapuchados que pertenecían a la Víspera, se queda bastante confuso, pero parece comprender la situación y me dice:

–Lo que os quitaron es justo lo que pensáis: una orla. La orla en que se graduó nuestro entrenador, Sean*  Fernández. Creo que os la robaron para comprobar si ambos entrenadores tenían los mismos apellidos incluidos los segundos.

–¿Y los tienen? –pregunto con cierta ansiedad.

–Claro. Héctor y Sean son hermanos mellizos.

La información me deja unos segundos confusos. Pero en seguida reacciono, soltando una exclamación de sorpresa. ¿Nuestro entrenador y su entrenador son hermanos mellizos que se graduaron juntos en la misma academia deportiva? ¿Y por qué ahora están tan enemistados?

–Es justo lo que queremos averiguar –responde Mateo a mis preguntas, una vez las he expuesto–. Muchos piensan que tuvieron problemas familiares o había cierta rivalidad, quién sabe. La orla nos ayudó a comprender que se graduaron el mismo año bajo los mismos apellidos, por lo que, sin lugar a dudas, llegamos a la conclusión de que eran hermanos mellizos. Pero no sabemos por qué nuestra academia le declaró la guerra a la vuestra. Y al parecer, nuestro capitán, Ezequiel Montiel, también tiene problemas contra vosotros.

–¿¡Ezequiel Montiel!? –exclamo, sobrecogido.

Todo me va encajando lentamente. Ezequiel Montiel era el mejor amigo de Joel según las cartas que nos mandaba, y si Joel está en la Víspera tiene sentido que Ezequiel también. Y estoy convencido de que el problema lo tiene con nosotros tres. No tengo pruebas que lo demuestren, tan sólo un pálpito. Pero por la forma en la que nos trató al conocernos, algo me dice que su problema sea cual sea es con nosotros.

–Muchas gracias, Mat, eso es todo lo que necesitaba. ¡Nos vemos!

Y antes de que pueda decir nada más, agarro a David por el brazo y tiro de él. Nos vamos corriendo con un nuevo objetivo en mente: hablar con nuestro entrenador Fernández. Tal vez esté hoy en la academia, al fin y al cabo hoy hay personas que entrenan como si fuera un día normal y su obligación es estar allí.


* Sean: Se pronuncia "Shonn". Proviene del celta antiguo y significa "el que recibe la gracia de Dios".


David y yo pedimos un taxi, y durante todo el camino sólo estamos en silencio, pensando cada uno en nuestras cosas. Yo sumido en mis cavilaciones acerca de la verdad sobre la rivalidad de ambas academias, y David sepa Dios en qué. Como siempre está sonriendo, parece que siempre esté pensando en cosas agradables. Y eso me resulta tan atractivo...

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