0.3 Gran Bienvenida

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¿Siempre es así?

Iba a paso rápido.

¿Qué habrá allá afuera?

- Oye, ¡Kelsey!

Miré a Chuck sin dejar de caminar, es un gran chico y por lo que entiendo el menor de todos los habitantes. Me cae bien. Era un niño de alrededor 13 años, era un chico chaparrito y gordito, era tan lindo de verdad, me daban ganas de abrazarlo todo el tiempo.

- ¿Qué crees que haces?

- Yo solo quería ver...

- Hey, puedes ver todo lo que quieras, pero más vale que no salgas.

¿Por qué nadie puede salir?

- ¿Salir? - pregunté confundida - ¿Estamos dentro? ¿Por qué Minho salió?

- Solo, no puedes salir.

- ¿Por qué? ¿Qué hay afuera? -

- No sé, solo hago lo que me dicen.

- Chuck, hace rato Newt y Alby hablaban de que Minho había salido con alguien más, y justo hace como dos minutos, volvieron de allí ¿Por qué lo hicieron si se supone que está prohibido?

Chuck se dio la vuelta y observó a quienes yo le indicaba. Era un grupo como de cinco,pero uno de ellos, era Minho, y el otro, también estaba cuando todos estaban en la habitación conmigo, y por lo que escuché de la conversación de Alby y Newt, era Ben.

- Solo ellos pueden salir, los corredores.

- ¿Corredores?

- Sí, corredores. Son los más rápidos y ágiles del Área. Se saben el laberinto de memoria.

- ¿Laberinto?

El semblante de Chuck cambió por completo. Porque, al parecer, él no tenía que informarme de eso.

- ¿Laberinto?

- Sí, bueno... Eso dijiste, laberinto.

- ¿Eso dije?

Fruncí el ceño y caminé hacia aquel hueco.

Sabía lo que había escuchado, no era una tonta.

- Kelsey...

- Tranquilo Chuck, no saldré...

Caminé acercándome más. Me gustaría poder tocar uno de estos muros con su hiedra.

No tenía ninguna intención de salir, solo quería ver esto de cerca, aparte sabía que no tenía la valentía ni el coraje para desafiar a Alby entrando al laberinto por mis propios pantalones. Di cortos pasos hacia él. Pero una mano agarró la mía y tiró de ella bruscamente pegándome al cuerpo de alguien.

Gally.

- ¡Oye!

- ¡Suéltame!

Empujé de su pecho para que se alejara de mí y sacudí mi brazo para que me soltara. Me había resultado desagradable desde el principio.

- Oye, tranquila.

- NO ME TOQUES.

Le grité justo como él lo hizo a mí. Todos dejaron de hacer sus cosas y corrieron hacia nosotros. Volteé hacia los demás.

- ¿Qué demonios les pasa a todos ustedes? - les grité.

- Kelsey, tranquila.

Ignoré a Newt.

- Nena, tómalo con calma.

- ¡No me toques!

Me zafé del agarre de Gally.

NEWTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora