0.2 La Caja

368 17 2
                                    

Miraba el lugar con atención y detenimiento, estaba rodeado de un gran muro de piedras con unas lianas verdes que parecían más como hiedras muy viejas, visualizaba varias construcciones pequeñas, también distinguía a algunas personas haciendo cosas distintas, unos talando un árbol, otros calentando algo, otros plantando, también alcancé a ver un animal. No recuerdo su nombre ¿cabra? Sí, creo que si.

- Hey

¡Madre!

Inmediatamente me hice para atrás y miré con miedo al que me miraba a través de la escotilla.

- Hola niña. ¿No vas a herir a nadie más?

No respondí, me quedé callada.

- Tomaré eso como un no.

Y con eso, abrió la escotilla hecha de bambús.

- Me llamo Alby. ¿Me puedes decir tu nombre?

En realidad, quería. Pero no, ninguna palabra podía salir de mi boca. Estaba muy asustada.

- Ya veo... Tampoco lo recuerdas.

Vamos Kelsey, di algo.

- Descuida, recordarás tu nombre en un par de dí...

- Kelsey.

Solté mi nombre como si fuera un simple "Hola".

- ¿Kelsey?

- Kelsey... Ese es mi nombre, Kelsey.

El chico sonrió dejando mostrar sus blancos dientes.

- Bueno, Kelsey... Jeff y los chicos me dijeron que te volviste a desmayar. ¿Estás bien? ¿Como te sientes?

No sabía qué hacer, pero Alby era la primera persona con la que entablaba una conversación en este lugar.

- Estoy bien.

- ¿Recuerdas alguna cosa más? ¿Antes de haber llegado aquí?

Traté de recordar el día de ayer o cualquier otra cosa, pero nada. Simplemente mi mente estaba en blanco. Es como si me hubieran borrado la memoria.

- No recuerdo nada...

En realidad, traté de recordar algo. Pero no me llegaba a la mente ningún recuerdo.

- ¿Por qué no puedo recordar nada?

Mis ojos se llenaron de lágrimas.

- ¿Por qué...?

No puedo hablar. Estoy cabreada.

Esto es realmente mortificante.

- No puedo recordar nada ¿Por qué no puedo recordar nada?

Le pregunté angustiada.

- Oye, tranquila... Hey, relájate. Es normal, nos pasa a todos, no eres la única.

¿A todos? ¿A qué se refería con eso?

- Lo único que nos dejan conservar son nuestros nombres, Kelsey, eso y sólo dudas del pasado.

Mis lagrimas se esfumaron y me sentía tranquila con sus palabras.

- ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar?

Le pregunté, Alby curveó sus labios mostrando una sonrisa ladeada.

- Ven, te enseño.

Dicho eso estiró su mano. Me le quedé viendo a la mano y luego a él, y así alternando. Pero decidí confiar en él. No se veía con ganas de hacerme daño.

NEWTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora