CAPÍTULO 1- Sueño

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Siento como me caigo, si... me estoy cayendo y nadie viene a salvarme, siento como la gente se ríe de mí, como me señalan juzgándome por ser yo, por tener esta vida, estoy en un abismo a punto de caer, pero antes de darme cuenta ya lo he hecho, ya me siento en el aire, estoy pensando en mis últimos momentos, en mi vida con mis padres, la vida que me hubiese gustado que siguiera, la vida que ya no tengo, no tengo salida, no tengo salvación, pero esperen... ¿y si la tengo?, ¿si alguien llega justo y me salva?, ¿si me abraza y me dice que todo va a estar bien?, dale Mía, ya déjate de tonterías, si alguien quisiera salvarte ya lo hubiese hecho, ya despierta, despierta...

Abro los ojos sentándome de golpe, y me toco la cara, está mojada... llena de lágrimas que recorren mis mejillas como si todavía siguiera cayendo en mi sueño, ese sueño. Me miro las manos y tiemblan, estoy caliente. Comienzo a respirar lentamente y consigo tranquilizarme.

—Ya pasó, cálmate — me digo.

Me volteo y agarro mi celular, son las 10:30 a.m.

—Es temprano — digo sentándome en el borde de la cama y me quedo pensando... ¿a qué vendrá ese sueño?

Me levanto y me dirijo hacia el espejo, observo mi pelo todo despeinado, los ojos hinchados, mis mejillas rojas, estoy hecha un desastre.

Voy al baño que esta en el mismo cuarto, hago mis necesidades y me hago un rodete.

Bajo a desayunar y prendo la televisión para ver las noticias, me aburro y voy hasta la puerta para ver cómo está el día, y está soleado. Creo que será otro día en casa, como todos los días...

En ésta casa vivía con mis padres y me trae muchos recuerdos tristes, tengo que hacer el esfuerzo y venderla para poder comprarme un departamento, no puedo seguir aquí, me está haciendo mal.

Cierro la puerta y me recuesto en el sillón del living a pensar.

Físicamente soy normal, pelo castaño claro, ojos color pardo, mido 1,65, tez blanca, y me siento conforme con mi cuerpo.

Me levanto y subo a mi cuarto, no voy a quedarme en casa, hoy las cosas van a comenzar a cambiar. Entro al baño y me doy una ducha de unos 20 minutos. Salgo, me envuelvo en la toalla con otra en la cabeza y me miro al espejo.

—Vamos Mia, de una vez por todas hay que salir a adelante— digo mirándome al espejo.

Voy al cuarto, busco mi conjunto de ropa interior negra y me cambio, me pongo un short de jean claro y una remera por los hombros de florcitas dejando al aire un poco de mis caderas, me pongo las converse blancas y me seco el pelo, cuando ya estoy lista, agarro una carterita, las llaves, el celular, un cuaderno, una lapicera y salgo de casa.

Abro la puerta y ahí estoy después de mucho tiempo saliendo al exterior. Empiezo a caminar y hay poca gente en la calle, pienso a dónde podría ir y no se me ocurre nada, entonces pienso en que se acercan mis 18, a que sea mayor de edad y siempre quise irme a vivir sola a un departamento con ventanas grandes y linda vista, más que nada, lo necesito...

Empiezo a caminar y buscar dónde hay departamentos en venta y me los voy anotando, en un momento por no mirar hacia el frente y anotar mientras camino, me choco con un chico y me quedo perpleja al sentir que me agarra de la cintura y yo de sus brazos.

Nuestros rostros están a solo unos 5 centímetros y puedo sentir su respiración agitada igual que la mía, nos miramos sin movernos y nos quedamos así unos segundos. Reacciono y me suelto.

—Lo siento, estaba mirando para cualquier lado y no te vi, ¿te lastimé? — pregunta un poco nervioso.

Me quedo mirándolo mientras se disculpa y mi mirada se va hacia sus labios... es tan lindo, tiene cabello negro, ojos marrones, tez blanca y es alto, pero no tanto. ¿Qué estoy haciendo?, necesito volver a la realidad.

—No, discúlpame a mí, también estaba mirando para otro lado y no me di cuenta, estoy bien, ¿y tú?, mero empujón— dejo escapar una risita y me mira los labios de donde proviene la risa y sonríe. Estoy avergonzada. Me está mirando los labios como lo hice yo hace unos segundos.

—Entonces ha sido culpa de los dos— dice riéndose y yo que me estoy por desmayar, que sonrisa.

—Creo que sí, aunque más mía porque soy muy distraída— le digo sin pensar. ¿Qué mierda estoy diciendo?, ¿le estás jugando una competencia a ver quién es más distraído o qué?, ya cierra el pico, la estás cagando.

Me mira y no deja de reírse. Okey, no cagué nada. Se está riendo, ¿es buena señal?, eso creo.

—Me llamo Bastian Baker, ¿y tú?

—Mia Price— digo mientras respondo al saludo— ¿vives por aquí?— pregunto.

—No, no soy de aquí, solo vine en busca de departamentos, voy a mudarme antes de empezar en la nueva universidad y me gusta este barrio, ¿tú vives aquí? — me pregunta y se me queda mirando mientras sonríe.

—Yo vivo aquí, también estoy buscando departamentos para mudarme antes de empezar la universidad— le digo sonriendo.

—Estamos igual— y sonríe.

—Por lo visto si— y le devuelvo la sonrisa mirando al suelo.

Nos quedamos mudos unos segundos y nos miramos al mismo tiempo.

—Y... ¿A qué universidad irás?— me pregunta.

—Yale, ¿y tú?— le digo observando su reacción.

—¡Oh vaya!, yo también iré a la misma universidad— me dice sorprendido —me cambié por problemas que he tenido y bueno voy por el último año— me dice.

—¡Que coincidencia!, sólo que yo por el primero —le digo y hago puchero.

Lo observo y esta sonriendo.

—¿Qué tal si hoy salimos a comer para conocernos más?— me pregunta— te lo debo por haberte empujado, ¿no crees?, aparte iremos a la misma universidad— dice sonriendo burlón.

Me río y... esperen, ¿me está invitando a salir?, por dios, bueno, para conocernos pero igual, ¿me puse roja?, sí.

—¿De verdad? eh... si — le respondo tímida.

—Okey, ¿a qué hora y dónde quedamos? — me pregunta mirándome a los ojos.

—Donde quieras, ya que tú me invitas— le digo sonriendo.

Me mira y se toca el pelo pensando...

—¿Conoces el restaurante Aramburu?, podríamos ir a comer allí si te parece— me dice sonriendo y esperando mi respuesta ansioso.

—Lo conozco, es lindo lugar, ¿a qué hora quieres que esté ahí?— le pregunto ya pensando en qué ponerme.

—A las 20:00, ¿quieres que te pase a buscar a tu casa?, tengo auto, solo que hoy decidí caminar— se ríe y comienza a mirarme de arriba a abajo y se queda mirando el suelo.

—Ah dale, si no es molestia esta bien— le digo sonrojándome.

—Claro que no es molestia, es un placer— y me mira fijamente a los ojos y me quedo mirándolo.

—Vale, a las 20:00 estaré lista— le digo sonriendo como para cortar el momento en el cual ya me estaba poniendo muy nerviosa.

Se acerca y me entrega su block para que anote mi dirección y mi número por si acaso. 
Mientras escribo siento su mirada puesta en mí y no me animo a mirar hacia arriba así que le entrego el block mirando el suelo.

—Gracias señorita Price— me dice.

—De nada señor Baker— se la sigo.

—¿Nos vemos más tarde?— me dice y se acerca para saludarme.

—Sí, te estaré esperando—le digo y lo saludo con un beso en la mejilla.

Después de saludarnos, nos vamos cada uno para su lado.

Me pongo los auriculares y escucho So Cold - Ben Cocks.

El viaje de MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora