Plaza

35 3 0
                                    

MIA PRICE 

No lo entiendo, ¿qué le pasa conmigo?, primero me planta una escena de celos, y luego me dice con quien verme o no, está loco. 

Cree que tiene poder sobre mi y está equivocado, por eso le dije que se vaya.

Hago las compras y voy a casa, es una bolsa, como si comiera tanto. Ahora que saben que no me alimento bien van a venir a molestarme, pero la verdad es que no tengo apetito.

No sé qué hacer esta tarde, no tengo nada programado, nunca hago nada.

Me gustaría salir con Nils, me cae muy bien y me cuidó, lo quiero invitar a comer. Lo llamo y me contesta al toque. Hablamos un rato y quedamos vernos a  la tarde en una plaza cerca de mi casa.

Me miro al espejo y estoy arruinada, me siento tan vacía, necesito algo, algo me hace falta, y no sé qué es.

Me recuesto hasta las 14 p.m. y me doy una ducha, me cambio, me pongo una pollera de jean con una remera blanca con los hombros al aire, es verano y hace mucho calor.

Cuando son las 15:30 p.m. salgo y me dirijo a la plaza.

Allí está, sentado esperándome, lo saludo desde lejos y me corresponde el saludo.

—Hola— le digo tímida. Me resulta muy atractivo, como no estar roja.

—Hola Mía, ¿te sentís mejor?— me pregunta.

—Si, estoy mejor, ¿vos cómo estás?— le pregunto.

—Bien, cansado por el trabajo, no dormí bien— me dice.

—¿De qué trabajas?— le pregunto curiosa.

—Barman, atiendo a los clientes en un bar, trabajo de noche— me responde.

—Se te nota cansado, ¿querés que nos veamos otro día mejor?— le pregunto.

—No, quería verte cuanto antes, para... ya sabes, saber cómo andabas— me dice dudoso.

—Podía decírtelo por teléfono— y nos reímos.

Es tan lindo conmigo, me habla tan dulce, no como Bastian que es bruto, es bruto pero también es amable, lo admito.

—¿Haces algo esta noche?— me pregunta.

—No, nada— le respondo pensando que recurriría a mi cama, para dormir.

—¿Querés venir a mi trabajo?, es divertido, soy amigo del dueño, de seguro te dejara servir unos tragos_ me dice sonriendo.

—¿Estás seguro de confiar en mis tragos?—y sonrío.

—Ya aprenderás—me responde.

—Entonces sí, me gustaría mucho acompañarte— le respondo ansiosa.

—Entonces quedamos esta noche, te paso a buscar, pasame tu dirección— me dice.

Le paso mi dirección y quedamos vernos esta noche, voy a salir, hacer algo de mi vida, al fin. Prefiero eso a estar encerrada en mi cuarto.

Nos quedamos hablando y noto como me mira, es extraño, siento cosquilleos cuando lo miro.

Nos despedimos y nos vamos cada uno para su casa.




El viaje de MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora