Piano

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NILS WASSER

Me despierto y estoy abrazando a Mía, no puedo creerlo, siempre quise sentirla así de cerca.

Noto que se mueve y me hago el dormido. Se levanta y me despierto con ella.

Hablamos y me dice que cree que también gusta de mí. Estoy feliz.

Nos ponemos a desayunar y yo le envío un mensaje de texto a mi papá de que hoy no vuelvo a casa.

—Ahhh, terminé, tenía hambre.

—Yo también— le digo.

—Te cuento algo, tengo un piano, y pensaba no sé, empezar clases de piano, ¿qué te parece?—me pregunta.

—Me parece genial, en lo que necesites estoy— le respondo.

—Hoy voy a ir a averiguar a un lugar al que iba antes, de chiquita— me dice.

—Que bueno que tengas un lugar familiarizado— le digo.

—Si, mi mamá solía llevarme e irme a buscar, la profesora le dijo que tengo oído absoluto, que aproveche a explotarlo, pero nunca lo hice— me dice apenada.

—Tenes el tiempo que quieras para explotarlo al máximo Mía— le digo.

—Gracias por el aliento, pero no creo que pueda, es complicado, no sé ni leer partituras— me dice.

—Podés aprender— le digo.

—Si, pero me da flojera realmente—y se ríe.

—Eso ya es otra cosa—y nos reímos.

El viaje de MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora