Sin pensar

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Suena la alarma y me despierto desperezándome. Me levanto y voy al baño.

Me ducho, me cambio, desayuno y salgo. Espero que no sea un mal día, y espero no encontrármelo, ya bastante asustada me dejó.

Llego a la universidad y voy a mi curso. Estoy tan entretenida, me gustan mucho los temas que dan, me gusta mucho estudiar lo que me apasiona.

Salgo en hora del receso, y lo veo, tenía que ser, se acerca a mi de a poco.

—Hola Mía, ¿podemos hablar?

—No.

—Vamos, no estaba pensando.

—Te dije que no.

Me agarra de la muñeca y me dice al oído.

—Sos mía, sé que te gusto, no podes evitarlo, vos también me gustás y demasiado.

—¡Dejame en paz!— le grito y todos nos escuchan, hasta él.

Se acerca y no piensa quedarse callado, lo sé.

—Soltala— le dice Bastian.

—¿Y vos quién sos?

—Alguien que la defiende, no interesa quién carajo soy, ¡soltala!.

Me suelta de la muñeca y se la agarra con Bastian.

—Mejor que te mantegas alejado de Mía, me pertenece— dice Nils.

—No te pertenece un carajo— dice Bastian y se acerca su grupo de amigos.

Nils se aleja.

—¿Estás bien?— me pregunta tomándome de la muñeca.

—Si, solo me dejó un poco marcada. No sé qué le pasa.

—Cualquier cosa decime a mi, siempre te voy a ayudar, aunque ya no nos hablemos y me tengas odio.

—No te tengo tanto odio, gracias por ayudarme.

Me voy a mi curso devuelta y me quedo pensando.

El viaje de MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora