BASTIAN BAKER
Estoy estacionado en la esquina de su casa y faltan 5 minutos para las 20:00 , sabia que iba a llegar bien, pero en vez de bajar me quedo pensando en qué decirle y cómo saludarla. Ya he hecho esto miles de veces, pero esta chica es diferente, ella me pone nervioso.
Me bajo del auto y camino unos pasos hasta la puerta de su casa, supongo que ya estará lista. Toco el timbre y me abre al instante, si, ya estaba lista.
Abre la puerta y madre mía, si que es hermosa. Lleva un vestido beige y unos tacos que la hace llegar a mi mentón, no puedo dejar de mirarla y lo nota...
Me inclino para agarrarla de la mano y darle un beso en su mejilla.
—Eres hermosa— se me suelta sin darme cuenta, mierda, ¿desde cuando hablo así?.
Me mira tímidamente y baja la mirada.
—Gracias, tú también— me dice sonrojándose, ese color en su piel la hace aún más bonita.
—¿Vamos yendo?, ya reservé nuestra mesa— le digo sonriendo y me mira contenta.
—Si— dice mientras cierra la puerta.
La agarro de la mano, nos dirigimos hacia el auto y nos subimos.
La miro de reojo y esta mirando sus manos que están apoyadas en sus piernas y las mueve como si estuviera nerviosa.
No hablamos durante el viaje de 10 minutos, solo nos miramos y sonreímos.
Llegamos al restaurante, bajamos y ya nos tienen la mesa lista, es una que está junto a la ventana con una vista hermosa.Le corro la silla para que se siente y luego me siento yo.
—Gracias. Que lindo sitio elegiste— me dice amable.
—Si, me gusta venir a comer a este restaurante— le digo pensando en todas las chicas a las que he traído.
—Ah... ¿vienes muy seguido?— me pregunta bajando la mirada.
—Si, en ocasiones — le contesto sin pensar.
—Bueno, que bien— me contesta con una sonrisa un tanto falsa.
Unos minutos en silencio y nos traen el menú.
—Elijan y me avisan que van a pedir, ¿que quieren tomar?— dice el mozo entregándonos el menú.
—¿Que quieres?— le pregunto a Mia que tiene la mirada perdida. ¿En que estará pensando?.
—Em... por ahora agua— le dice al mozo.
¿Agua toma esta chica? Las otras chicas toman vino, cerveza, o mas bien alcohol.
El mozo me mira esperando mi respuesta.
—¿Lo mismo de siempre?— me pregunta el mozo.
—Si, lo mismo, gracias— le digo y se va.
—¿Cuantas chicas has traído aquí?, porque por lo visto el mozo te ve seguido— dice en tono burlón pero en serio.
—No es algo que debamos hablar ahora— le digo.
—Tienes razón —me dice arrepentida.
Pedimos la comida y nos la traen, mientras comemos charlamos un poco.
—Y dime, ¿cuantos años tienes?— me pregunta mientras mira su plato tratando de pinchar una papa.
—Tengo 23, ¿y tu?— le pregunto y miro mi celular que suena desde que salí de casa.
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El viaje de Mía
RomanceMía Price es una joven que vive sola en su casa, un día decide salir al mundo, luego de estar encerrada por mucho tiempo bajo la depresión que le causó la muerte de sus padres, y conoce a ese chico especial para ella, pero nadie sabe qué oculta el j...