Primer acercamiento

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BASTIAN BAKER

Estamos en su habitación, sentados en el borde de su cama, le pregunté si era virgen y me dijo que si. Yo sabia. Tiene las mejillas sonrojadas. Quiero hacerla mía, es hermosa.

—¿Y tu?, es obvio que ya habrás tenido relaciones— me pregunta.

Si, como nunca, pero tu no lo sabrás.

—Si, ya he tenido— le contesto.

—Que bien—me dice. 

Nos quedamos mirando el suelo y nos volvemos a mirar al mismo tiempo. Me acerco y coloco mi mano sobre su mejilla, se inclina hacia mi caricia y cierra los ojos.

—Eres hermosa Mía— le digo mientras me acerco cada vez más.

—Tú también Bastian— me dice.

En un momento se me acerca y me da un beso suave y húmedo. Se siente tan bien. Jamás me dieron un beso así, siempre fueron los besos de calentura.

Se aleja y me mira.

—Lo siento— me dice avergonzada. 

—Me gustó—le confieso.

Esto es nuevo, me gustó en serio.

La miro, y le devuelvo el beso tal como ella me lo dio. Un beso tierno.

Me sigue el beso, la subo a mi regazo y la agarro de las caderas. No entiendo, ¿que hago haciendo esto?, quiero hacerla mía pero cuando estoy por hacerlo mi cuerpo no reacciona, no puedo, estos besos me gustan, me hacen sentir bien.

Ella no se mueve encima mio como las otras para provocarme, no me hace calentar intencionalmente, con tenerla cerca ya me pone loco. Es tan única.

Tiene el vestido tan corto que quiero subírselo todo y tocarla.

Paramos de besarnos y me mira.

—¿Lo hago mal?— me pregunta.

—No, me encanta— le digo mientras le doy un beso.

Tus besos es todo lo que está bien nena.

Nos besamos devuelta y bajo mis manos a sus muslos que están alrededor de mi, son suaves y me encantan.

Me encantaría tenerlos a mi alrededor mientras se lo hago. ¿Que estoy pensando?

Comienzo a acariciarle las piernas y subo mis manos por debajo de su vestido. Siento como se separa de mis labios...

—Eh, yo... no se si este lista— me dice avergonzada.

—Lo se, lo siento, fui muy rápido— le digo.

Se levanta de mi regazo y se sienta al lado tocándose el pelo tímidamente.

No, ¿que hice?, me apresure, no me entra en la cabeza que no sea como las demás, esto es y sera difícil, tampoco se lo que quiero de ella.

—Creo que ya es tarde y yo tengo que hacer un par de cosas— me dice mirando para otro lado.

¿Me esta echando?, hice todo mal, soy un idiota.

—Si es por lo que acaba de pasar recién, lo siento, se que me apresure y no debí— le digo sin pensar.

—No... no es eso, solo que me siento muy cansada, últimamente no como bien y me duele bastante la cabeza, supongo que iré al médico— me contesta.

Se que es por mi. ¿Al médico?, ¿será por eso que a veces esta pálida?

—¿Quiéres que te lleve?— le pregunto preocupado.

—No no, gracias, tampoco se si voy a ir, seguro es un dolorcito normal, no pasa nada— me dice.

Algo oculta, algo que no se.

—¿Segura?, cualquier cosa me llamas, ¿si?— le digo.

—Si, gracias por preocuparte— me dice sonriendo.

Nos paramos y vamos hacia la puerta, ya es tarde y yo tengo que ver si llego mi mamá, "la abogada".

El viaje de MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora