Abandono

35 1 0
                                    

Me quedé dormida hablando por chat con Naoki, me cae bien pero lo estoy tratando medio mal, no sé si es por todo lo que estoy pasando o no sé. No me gusta ser así con él, pero me sale serlo.

Me ducho, me cambio y voy a la universidad.

Cuando llego encuentro a Nils tocándole la cara a una chica que no conozco, ¿qué hace?

Voy en dirección a ellos y cuando me ve se sorprende. Me hago la tonta.

—Hola Nils— le trato de dar un beso y me lo esquiva.

—Hola Mía, acá no.

—Pero si vo...

—Nos vemos Nils—le dice la chica y se va.

Me está jodiendo. Si siempre me besa él. ¿Y todo lo que pasamos ayer?

—Bueno, me voy, suerte con tu amigas.

—¿Qué amigas?, ¿estás celosa?

—Lo estarías vos si yo tocara a un hombre de la forma que tocaste a esa chica.

—No serías capaz.

—Eso lo veremos.

—No seas así, sabes que sos solo mía nena.

—No, me voy, chau.

Me di la vuelta y me fui, cuando me fui lo vi a él, Bastian estaba mirándome. Lo miro y sigo de largo.

Me acuerdo cuando me dijo que se iba a olvidar de mi, hablaba en serio.

De repente me llega un mensaje de Naoki.

—Ánimos, energías hoy.

—Gracias—le respondo.

Entro a cursar, doy la materia y me va maso menos.

Salgo y me encuentro a Nils con la misma chica.

—¡Mía!

—Keyla.

—Recién vi a Nils besando a esa chica.

—Es joda, ¿no?

—No, mirá— y me muestra una foto.

—Pero Nils y yo estamos saliendo...

—Bueno, no es tan fiel como decía ser.

Nils me mira, lo miro y me voy a mi casa corriendo.

Cuando llego, tiro todo y me acuesto, quiero llorar, estoy llorando, él no me quiere, solo quiere tener sexo conmigo, es una basura.

Todo lo que hice por él, todo lo que dejé atrás por él, perdí a Bastian por él, perdí mi virgnidad, perdí mi confianza hacia él, se cagó en mi.

Lo llamo por teléfono.

—Hola Mía, hoy te fuiste corriendo, ¿qué te pasó?

—Te vi, y te vieron besándote con esa chica, no nuestro terminó.

—No, estás equivocada, no pasó nada.

—No mientas más, sos un obsesionado de mierda, lo único que querías era coger. 

—No hables así, no sabes lo que decís.

—Si sé, no te quiero cruzar nunca más, no me vengas a buscar, no me llames, no existo nunca más para vos, mentiroso.

—¿Crees que voy a andar atrás tuyo?

—Ves que sos una basura.

—Yo hago lo que quiero, y cuando quiero.

—Entonces hace lo que quieras y cuando quieras, pero yo no existo más para vos.

—Ok, ni que te quisiera.

—¿Cómo podes decir eso después de lo que pasamos?

—Porque puedo.

—Te odio.

—Me da igual nena.

Le corto y me largo a llorar, no puedo más de la angustia, me duele el pecho, siento un nudo en la garganta, no dejo de llorar, quiero matarme.

Todo lo que pasó entre nosotros era una mentira, me creí el cuento como una estúpida.

Me llama Nils y no lo atiendo, insiste, hasta que atiendo.

—Veámonos en el cementerio a las cuatro— y me cortó.

No pienso ir, seguro es para darme uno de sus sermones de mierda.

Me pongo a pensar y termino dudando si ir o no.

Termino yendo, estoy esperándolo en el medio del cementerio, donde está lleno de pasto.

Estoy sentada indio, mirando para abajo, hasta que veo sus pies, alzo la cara y era él.

Nos vamos a sentar a otro lado y me dice.

—Tenes los pechos más grandes.

—¿Qué mierda decís?

—Tuve un problema con la policía, ¿podrías darme plata?

Y yo como una estúpida le creí y se la di.

Hablamos un rato, de que la relación no daba para más, me confesó que estuvo con otras chicas mientras estaba conmigo.

Y lo último que me dijo fue:

—No llores cuando me vaya.

Se dio medio vuelta y se fue, me dio la espalda y nunca miró hacia atrás.

Me largué a llorar de una manera que nunca lloré, me abandonó como mis padres, ahora estoy sola devuelta, jugó conmigo como nunca.



El viaje de MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora