Celos

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BASTIAN BAKER

Entro en casa y no está mi mamá, como siempre. Me preparo algo de comer y voy a mi cuarto, todavía sigo pensando en Mía, es algo que no me puedo sacar de la cabeza.

Dentro de poco empiezo la universidad y ella también va a ir. No sé como voy a controlarme cada vez que la vea.

Llamo a uno de mis amigos para salir y pienso en invitar a Mía, la llamo y no contesta, debe estar ocupada, no creo que le gusten las fiestas, o quizás si, no tengo idea.

Como no me contesta, me da ganas de volver a su casa, a ver qué está haciendo, quiero controlarla, eso quiero, que sea toda mía, saber que hace todo el tiempo. 

Después de llamarla como 5 veces, me atiende, me dice que está en el hospital Anchorena, y me preocupo, pero me dice que está todo bien, no le creo.

Me cambio y salgo para allá, pregunto por ella, y cuando entro en la habitación veo la espalda de un chico, ¿quién es este?, del otro lado veo a Mía recostada, toda pálida, ¿qué le pasó?.

—Hola, ¿eres su amigo?— me pregunta el chico.

—No, bueno, algo así, ¿qué le pasó?— le pregunto.

—Tiene los glóbulos rojos bajos, tiene que tomar vitaminas, comer bien y descansar— me responde.

—¿Y tu quién eres?— le pregunto.

—Nils, apenas la conocí cuando se desmayó en la calle, mis amigos no pudieron venir en la ambulancia, así que vine yo a acompañarla— me responde.

—Bueno, ya estoy yo, puedes irte— le digo observándolo. 

—No, que se quede, él me ayudó— de repente dice Mía.

—Hola Mía, llegué y estabas dormida, pero apenas pude vine— le digo.

—Hola Bastian, gracias por venir pero no es nada, solo me desmayé, está todo bien— me responde omitiendo que está enferma.

—Bueno, yo ya me voy y los dejo—dice el chico.

—Espera, no te vayas, déjame tu número, algo para poder contactarte y agradecerles por ayudarme_ le dice al chico.

—Está bien, decime tu número, así es mejor— le responde.

No sé qué decir, no quiero que le pase su número, es mía, no necesita su número.

 ¿Me estoy poniendo celoso por este chico?, ¿qué me pasa?

Le pasa el número y se despiden, me quedo solo con ella.

—Voy a tener que cuidarte— le digo sonriendo.

—No porque estoy bien— me responde tratando de levantarse.

De repente viene el médico a darle el alta, le da unas indicaciones y se va.

La ayudo a pararse y la llevo a su casa.

Cuando entramos la acuesto en su cama y me acostaría al lado de ella, pero qué, ¿qué estoy pensando?.









El viaje de MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora