Capítulo 1

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Su pie se movía insistentemente, golpeando suavemente el piso, esperándolo como de costumbre. Supuestamente, ella debería ser la que tardara horas en arreglarse para ir a la escuela, pero era todo al revés, Julian era como una chica, se tardaba demasiado en salir.


-Serrano, si no bajas ahora, me iré sin ti, te lo juro –dijo exasperada. Sus juramentos no eran en vano, así que Julian corrió escaleras abajo, y le sonrio, esperando que lo disculpara por tardarse. Ella rodó los ojos, como siempre.
-Hola –dijo finalmente Julian. Ella arqueó una ceja. -¡no te enojes!
-Si me saludas, puede que no lo haga –dijo ella seriamente. Julian se acercó y le besó la mejilla sonoramente. Ambos rieron –Okay, okay, vamos.
-Eres la mejor ¿lo sabías? –ella asintió y ambos rieron. Como de costumbre, caminaban al colegio, juntos.

Llegaron al colegio, y antes de entrar, se lanzaron una mirada, desde ahí ese portón de entrada, en adelante, no se miraban. Así eran las cosas, pese a que todos sabían que Julian y Oriana  eran amigos, era una especie de "regla". Ella se reunía con Jenny, y Julian se iba con sus amigos y las chicas populares. Más de alguna vez ella se había preguntado si Julian se avergonzaba de ser su amigo, pero la respuesta de él ante su alejamiento dentro de la escuela era:
-Ese mundo no es para ti, está lleno de cosas sucias.

Y la explicación a esas "cosas sucias" nunca había llegado. Jenny llegó con su sonrisa amable, como todos los días. La saludó y entraron juntas.
-¿Llegó tu amigo? –preguntó refiriéndose a Julian.
-Sí, se fue con sus amigos. –dijo sin darle mucha importancia.
-La rutina de siempre, ustedes hacen como que no se conocen. –dijo ella poniendo los ojos en blanco -¿por qué se lo permites?
-No es cosa de permitírselo o no Jen, solamente que no encajo con sus amigas y amigos, y preferimos mantener distancia. –dijo
-Su amistad es la cosa más rara que existe. –concluyó la colo ( así le decía de costumbre Ori)
-Lo sé, pero me gusta así. –musitó finalmente.

Y Jen no mentía, la amistad de ambos era rara, desde la secundaria para adentro, eran perfectos desconocidos, pero afuera, eran casi hermanos. Nunca Jenny lo había comprendido, incluso Julian le desagradaba, por sus aires de grandeza y que prácticamente llevaba un cartel en la frente que decía "Pirata".
Julian , mientras tanto, le golpeaba el hombro a Agus durante la clase de matemática. Estaba aburrido, no tenía gracia la clase con el suplente. El quería a la profesora de siempre, aquella a la que le lanzaba miradas coquetas, y que ella se sonrojaba. Era joven, tenía veintinueve años, y tenía un cuerpo hermoso. Julian había hecho una apuesta con el cordobés  ( Agus) respecto a ella.


-Te apuesto que me acuesto con la profesora antes de fin de curso. –había dicho Julian.
-¿Cuál es la apuesta? –preguntó Agus nteresado.
-Si me acuesto con ella, tendré pase libre para usar tu moto cuando yo quiera durante todo un año –dijo Julian sonriendo satisfecho. Agus arqueó una ceja, era imposible que él se acostara con la señorita Smith.
-Si yo gano, quiero tu play –dijo Agus satisfecho de su apuesta.
-Hecho –dijo Julian dándole la mano.

Por lo tanto, ahora Julian estaba frustrado, necesitaba conquistar a esa mujer, de alguna forma, acabaría acostándose con ella.

-Veo tu play más cerca de mí –le susurró Agus al oído.
-Cállate –Julian le pegó una patada por debajo de la mesa. Agus pego un grito. Julian río tapándose la boca para no hacer ruido.
-Bueno, sé que la ganaré, no te da para acostarte con la sra. Smith –dijo Agus.
-Sí me da, estoy seguro que acabará en mi cama, o por lo menos, en la mesa mientras yo... -dejó la frase inconclusa, y Agus arqueó una ceja.
-¿Le contaste a Ori que planeas tirarte a la profesora de matemática? –preguntó Agus.
-No, ¿por qué tendría que contarle? –preguntó Julian arqueando una ceja
-No lo sé, es tu mejor amiga, deberías contarle, quizás te ayude a preparar el ambiente para acostarte con la sra. Smith –dijo Agus divertido
-No, no le contaré –dijo Julian decidido. Agus sonrió divertid.


Aunque si Julian lo pensaba bien, quizás podría ponerla celosa al contarle que se quiere acostar con una mujer doce años mayor que él. Se imagina la cara de la oreo (así le decía él) cuando se entere, su enojo, todo absolutamente todo está en su mente. La forma en que abriría sus ojos, marrones miel medios verdosos, de sorpresa, la forma en que luego de eso, frunciría el ceño enfadada con él, luego su frase "no tienes remedio, Serrano", y la forma en que el se reiría, divertido ante la mueca de asco cuando le dijera la forma en que lo haría. Sería divertido, y aunque era totalmente estúpido creerlo, aún tenía la vaga ilusión de despertar los celos en ella.

Como amar II Orian II AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora