Capítulo 42

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Dio un largo suspiro al percatarse de que realmente tenía un día para disfrutar de la compañía de sus amigos, y que luego los dejaría de ver tres meses. Se sintió tonto, tampoco debería haberlos apartado tan bruscamente de su vida durante los últimos tres meses. Pero tampoco se sentía bien para estar con nadie. Quería estar solo, pero necesitaba hacer un esfuerzo y disfrutar antes de hacer su viaje. Tomó su celular, que prácticamente lo usaba solo para algo realmente necesario, y marcó el número de Maximiliano.

-¿Julian? –preguntó un poco confuso -¿pasa algo?
-¿Estás ocupado? –preguntó el castaño.
-En realidad no, o sea planeaba salir con los chicos, pero eso –dijo Maxi un tanto confundido, hace mucho que Julian no lo llamaba.
-Yo quería saber si podríamos salir los cinco, hacer algo interesante... ya sabes, mañana me marcho a Nueva York y desearía estar con ustedes... -musitó Julian. Se mordió el labio.
-¿Enserio? –Maxi se sorprendió, Julian prácticamente se había esfumado de su grupo de amigos, claramente todos entendían el porqué, pero le alegraba también que quisiera estar con ellos –llamaré a los chicos para organizar algo, y te llamo.
-Claro –dijo Julian –y... gracias.
-Por nada hermano.

Julian miró el techo de su habitación. Esas ganas de llorar volvían otra vez. Día a día se decía que lo superaría, fingía frente a su familia y se encerraba en la habitación, si no estudiaba, lloraba o hacía algo sin importancia. Su vida era una rutina, una poderosa y consumidora rutina. Odiaba en lo que se estaba convirtiendo, pero realmente necesitaba de Ori para salir del hoyo en el que estaba. Su teléfono comenzó a sonar.

-¿Maxi?
-En media hora en casa de Eliseo ¿sí? –preguntó algo desconfiado Maxi. Quizás Julian terminaría por arrepentirse.
-Allí estaré –prometió.

Fue al baño a mirarse al espejo. No lucía del todo bien, había estado llorando. Suspiró, se lavó la cara. Lucía relativamente mejor. Fue hasta su habitación, revisó sus bolsillos en busca de sus documentos, y entonces de su billetera, se cayó una foto. La recogió y ese nudo en la garganta volvió de forma inmediata. Era la foto de ella. Sonreía, y esa alegría que transmitía también llegaba a sus ojos. Dolía, que fuera tan linda y dolía que la extrañara tanto. La guardó, sin antes darle otro vistazo.

-Supéralo Julian, hazlo –se dijo a si mismo. Se sentó en la cama, con las manos en la cabeza. ¿Desde cuando para él había sido tan difícil superar a una chica? La respuesta siempre era la misma, desde que conoció a Oriana y se enamoró de ella.
Pasó un tiempo, y se dispuso a ir a la casa de Eliseo. Lucía mejor cuando se vio en el espejo. Tomó el auto y manejó hasta la casa de Eli. Se bajó y tocó el timbre.

-¡Ju! –Agus le sonrió y le dio un corto abrazo al verlo. Julian sonrió, realmente los extrañaba. –ven, estamos en el patio trasero.

Caminaron hasta allí, y estaban sus amigos reunidos riéndose y charlando. La nostalgia lo invadió y se sintió totalmente estupido al haber dejado a sus amigos, al fin y al cabo, ellos eran uno de sus mayores apoyos ahora.

-¡Llegó mi novio! –Maxi se levantó a abrazarlo divertido. Se rieron.
-Boo Bear, aquí no. –ambos se rieron.
-Hola Julian –dijo Eli también dándole un abrazo corto. Chon también lo saludó sonriente, ellos también extrañaban a su mejor amigo. Se sentó y Agus le ofreció una cerveza, aceptó con una sonrisa.
-Eli y yo apostábamos –comentó Chon –le aseguré que no resiste una semana sin sexo, y el dice lo mismo de mí.
-¿Y cómo sabrán si están o no teniendo sexo? –preguntó Julian frunciendo el ceño.
-Se irá a quedar una semana a mi casa, y estaremos juntos en todas partes –dijo Chon orgulloso.
-¿El premio es...? –preguntó Julian arqueando una ceja.
-Si yo gano, Chon lavará mi ropa sucia todos los viernes hasta que tú vuelvas de Nueva York –dijo Eliseo orgulloso de sí mismo.
-Si yo gano, el duende tendrá que limpiar mi habitación una vez a la semana hasta que tu vuelvas –dijo Chon sonriendo.
-Son unos idiotas –dijo Julian divertido –las apuestas no son sanas.
-Y lo dice uno con experiencia –agregó Agus. Julian lo fulminó con la mirada, y el cordobés miró hacia otro lado.
-¡Julian, eres un cínico! –dijo Maxi -¡tu apostaste con Agus a que te tirabas a la maestra de matemáticas! –dijo Maxi. Los otros cuatro lo miraron fijamente, pues todos habían entendido desde un principio a lo que se refería Agustin.
-Oh sí Maxi, eres un genio, descubriste América. –dijo Julian rodando los ojos.
-No, ese fue Colón ¿cierto? Christopher Colón. –dijo sonriente.
-Eh Maxi, se llamaba Cristóbal –musitó Chon.
-Es casi lo mismo –dijo Maxi rodando los ojos –bueno, el tipo ese.
-Y Julian luego fue tan honesto que no aceptó el premio –dijo Eliseo burlón.
-Siempre he sido honesto querido duende –dijo Julian palmeándole el hombro al rubio.
-Sí, pero le convenía más a Agus, pues no puede vivir sin su moto, y Julian terminó tirándose a Smith como cinco veces –se burló Maxi. Julian le dio un manotazo.
-Siempre le gustaron mayores –susurró Chon, que también recibió un manotazo de parte del castaño de ojos café.
-En fin ¿cambio de tema? –dijo Julian exasperado, pasándose la mano por el cabello mientras miraba al suelo.
-Bueno, ¿a qué hora tienes que estar en el aeropuerto mañana? –preguntó el rubio, Julian suspiró, agradecido de que no fuera el mismo tema anterior, o algún tema que se acercara al nombre de Oriana.
-El avión parte a las 8 am. Debo estar a las siete –dijo frunciendo el ceño –así que, hoy es la despedida...
-¡Ay, el castaño se nos va! –dijo Agustin divertido –bueno, te irás a Nueva York, te divertirás, harás muchas idioteces, lo sé.
-Nos contarás como son las americanas ¿cierto? –preguntó Eliseo haciendo un pucherito.
-Gas, le contaré a Manuela acerca de esto –dijo Chon con una gran y burlona sonrisa de suficiencia.
-Lo haces, y le cuento a Mariel que le miraste el trasero a su mejor amiga –dijo el rubio con tono amenazante.
-¡Pero si tenía bonito trasero! Tú también se lo miraste- dijo enfadado.
-Pero no es la mejor amiga de mi novia –dijo Eli divertido. Chon frunció el ceño.
-Pero el de Mariel es mejor –dijo Chon finalmente. Todos se rieron. Julian casi ni había tomado de su cerveza, así que tomó un sorbo mientras los miraba divertido. Pero pese a todo, se sentía mal. Los chicos hablaban de sus novias, mientras él pensaba en su ex, rogando que regresara. Quizás Estados Unidos lo ayudaría un poco con el tema, quizás necesitaba cambiar de aire. Pero no, el destino otra vez le jugaría una mala pasada. Se despidió de sus amigos con un emotivo abrazo cuando se hizo tarde, había reído y la había pasado como hace mucho tiempo no lo hacía. Todos los chicos le dijeron que necesitaba cambiar de ambiente, y también lo abrazaron fuerte, sin dejar de decirle que se cuidara y se portara mal. Julian sonrió, extrañaría a esos idiotas.
Pero Estados Unidos finalmente le haría cambiar de ambiente, pero no como el creía.  

Como amar II Orian II AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora