Julian la miraba extrañado, casi se lo había rogado. Había dicho que quería reírse y olvidar las cosas dolorosas un rato.
-Ori nunca te has emborrachado –dijo Julian mirándola seriamente.
-¿Prefieres que me emborrache en un bar sola que con mi mejor amigo? –preguntó Oriana. Julian sintió que la amenaza de "emborracharse en un bar" no era en vano, así que era mejor aceptar. El suspiró largamente, mientras su mano recorría el cabello de ella con dulzura.
-No, está bien. Pero escucha. Solo beberás lo que yo diga, es para que no te sientas mal luego ¿sí? Y solo de un trago a la vez, porque si no terminarás vomitando –dijo Julian seriamente. Oriana asintió con una dulce sonrisa, Julian, el que siempre cumplía sus caprichos. El no le decía que no cuando ella lo miraba fijamente. Aunque ella no tenía idea el porqué, que claramente, era porque Julian no se resistía a ella.
-Está bien Ju, sé que me cuidarás –dijo ella mientras pasaba sus brazos alrededor del cuerpo de Julian, abrazándolo. El suspiró, ella era tan irresistible, tan poderosa sobre él. Nunca podía decirle que no, pese a que lo intentara.
-Bien, iré a ver que podemos tomar. Pero antes, comerás algo ¿oíste? –ella asintió. Julian fue al pequeño bar que tenía su madre para cuando había invitados. Miró las botellas, quizás el vodka no la haría sentir tan mal luego... por lo menos de lo que allí había era lo más suave. Lo sacó, mientras tomaba dos vasos, los llevó y puso sobre la mesita de centro. Ella lo miró, mientras el iba a ver que podían comer antes de tomar algo. -¿quieres papas fritas?
-Claro –dijo Ori sonriendo. Tomó la bolsa de papas, mientras Oriana miraba la botella y la analizaba. Julian negó con la cabeza, divertido. Era tan inocente su pequeña. Solo imaginarla cuando bebiera le causaba gracia.
-Aquí tienes –abrió las papas y comenzaron a comer mientras hablaban un montón de cosas sin sentido. Julian le sirvió un vaso de vodka. Ella le sonrió, nerviosa. Tomó un poco, no sabía tan mal. Julian la observó con cuidado, sin decir absolutamente nada. Al cabo de cuarenta minutos, ella se reía sola, mientras Julian aún no se mareaba. Ella se reía divertida de casa cosa que hacía Julian.
-Bueno, ¿sabes? Ni siquiera estoy mareada –balbuceó Oriana. Julian se río divertido, estaba bastante borracha en tan poco tiempo. La miró con ternura, no permitiría nunca que ella estuviera tan indefensa con algún idiota que no la protegiera como él lo hacía. Nadie nunca la cuidaría tanto. -¿por qué me miras tanto? –preguntó ella con voz chillona.
-Nada, nada –dijo Julian riéndose y levantando las manos de forma inocente.
-¿Sabes? –dijo ella –si no fueras un mujeriego imperdonable y un engreído, me gustarías –dijo ella divertida. Julian sintió algo extraño en el estómago –y si yo te gustara... -balbuceó –seríamos una buena pareja –comenzó a reírse divertida.
-¿Por qué dices eso? –preguntó Julian con intriga, pese a que ella estuviera borracha, parecía muy sincera.
-Porque sacándote el defecto de acostarte con cada cosa con pelo largo y un buen trasero, y de que cuando estás en la escuela no eres el mismo, eres uno de los mejores chicos que conozco –dijo ella mientras jugaba con los pelos de Julian. Mientras tanto él, estaba en una especie de debate en su mente. ¿Así que era uno de los mejores chicos? Sus labios se curvaron en una sonrisa, tomó otro vaso y se sirvió más vodka. Ahora estaba un poco más mareado, aunque aún tenía conciencia.
-No me acuesto con todas las cosas con pelo largo y buen trasero –dijo Julian frunciendo el ceño. –y no soy engreído.
-En la secundaria, lo eres –dijo ella mientras bebía más. –¿Por qué no me cuentas con quien perdiste la virginidad? Nunca me lo has dicho –dijo ella con una sonrisa torcida.
-¿Y para qué quieres saber esa estupidez? –preguntó Julian algo tenso.
-¿Estupidez? No lo es –contradijo Oriana.
-Cuando estés sobria, te cuento –dijo sonriendo. Sabía que probablemente no se acordaría. Ella se quedó en silencio, se paró porque quería ir a buscar su bolso para sacar su celular, pero se tambaleó. Julian la agarro rápidamente por la cintura, porque hubiese caído muy fuerte si no. –Por favor, ten cuidado –pidió Julian. Ella reía de forma exagerada, mientras Julian aún mantenía su cintura tomada con sus manos, lo que hacía que mientras ella estaba de espaldas a él, su cuerpo estuviera muy pegado al del, sobre todo su trasero. Julian intentó ignorarlo haciendo el mejor esfuerzo.
-Bueno, bueno –dijo ella mientras volteaba. Estaba frente a Julian, quien aún no soltaba su cintura, ella miró divertida a Julian –puedes soltarme, no me voy a caer –dijo mientras le tocaba los labios de forma sensual. Julian suspiró largamente. –iré a tu habitación, se acabó el vodka –balbuceó. Julianla siguió para corroborar que no fuera a caerse. Entraron a la habitación de Julian y Oriana se lanzó a la cama. –me gusta tu cama, puedes saltar y no pasa nada –dijo mientras lo miraba. –ven acá Serrano, acuéstate conmigo –Julian abrió los ojos de sorpresa. Eso había sonado mal, sintió su cara arder porque realmente había creído que se refería a acostarse de... ya saben, relaciones.El algo tenso, se recostó con ella, mientras Orianaapoyaba su cabeza en el pecho de el y decía cosas con muy poco sentido.
-¿Sabes? Me gustan tus lunares, son como estrellas –dijo ella riéndose como tonta, mientras Julian sonreía divertido. Ella se apoyó en su pecho mientras lo miraba y sonreía. –No me había dado cuenta que eras tan bonito Ju, deberías ser mi novio –dijo burlona. Julian suspiró y curvó sus labios en una sonrisa, aunque estuviera borracha, las palabras que decía lo hacían ilusionarse estúpidamente. Sabía que era producto del alcohol, así que intentó no tomar en cuenta lo que ella decía. La mano de Julian estaba en la cintura de Oriana mientras ella seguía diciendo incoherencias, la otra mano de Julian estaba tras su cabeza, como apoyándose en una almohada. Se tensó cuando ella lo miró fijamente y con sus dedos tocó los labios de Julian. Ella sonrió tontamente.
-¿Qué pasa? –preguntó Julian algo nervioso, mientras su corazón latía con fuerza.
-Quiero besarte –dijo ella divertida. A Julian casi se le salieron los ojos -¿sabes? Podrías fingir que eres mi novio para que Peter sepa lo que se perdió –dijo divertida. –ah pero, ahora recordé que tú no puedes estar con alguien que no sea extremadamente perra y hermosa.
-¡ORIANA! Estás demasiado borracha, estás hablando cosas sin sentido –dijo Julian nervioso.
-¡No! Quiero besarte, siempre hay que probar, para no tener la incertidumbre luego ¿sabes? Así sabré que no me gustas, o quizás pruebe lo contrario –balbuceó mientras Julian se sentaba en la cama, con el corazón palpitando desbocado. Ella se puso de rodillas y lo abrazó por la espalda, Julian sintió que su cuerpo no le respondía, su respiración se volvió agitada. Las pequeñas manos de Oriana comenzaron a acariciarle el pecho. El volteó bruscamente, mientras ella se reía. –bésame, vamos, solo una vez.
-No, luego te arrepentirás –dijo Julian mientras fruncía el ceño.
-No lo haré, yo quiero besarte, quiero saber porque esas perras les gusta tanto estar contigo ¿realmente eres buen besador?
-El mejor, pero no te besaré. –dijo él intentando ser firme.
-¿Soy muy poca cosa? –a ella se le llenaron los ojos de lágrimas, Julian se prometió no volver a darle alcohol, mientras le limpiaba las lágrimas –déjame.
-No... no digas eso –dijo Julian. Se dio cuenta que también había tomado demasiado, porque no pensaba con demasiada claridad.
-Maria tenía razón, nunca los chicos se fijarán en mí, soy fea, nadie quisiera estar con una nerd como yo y ... -entonces Julian sin siquiera pensarlo, atacó sus labios casi con desesperación. Ella inmediatamente le respondió, con bastante intensidad. El corazón de Julian latía más fuerte que nunca, por fin, después de tanto, estaba besándola, aunque estuvieran con alcohol en el cuerpo. Las manos de Oriana estaban alrededor del cuello de Julian, mientras sus dedos jugaban con su pelo. Sus labios se movían de forma lenta, disfrutando cada movimiento. Ella lo atrajo más a su delgado cuerpo, obligándolo a ponerse sobre ella. Julian apoyó una mano en la cama para evitar aplastarla, mientras la otra estaba en la cintura de la muchacha. Ella seguía besándolo con la misma intensidad, casi no respiraban, sus pulmones estaban exigiéndoles aire. Las manos de la muchacha pasaron por debajo de la remera de Julian, recorriendo su pecho, casi arañándolo. Julian soltó un pequeño gemido, mientras se devoraban la boca. Ella comenzó a subirle la remera, necesitaba más de él. Su mente estaba desconectada de su cuerpo, primero por efectos del alcohol, y segundo, porque claramente nunca había sentido tantas cosas con un muchacho, era nuevo para ella, las sensaciones de estar solos en una habitación, besándose con desenfreno. Julian pasó su mano hacia sus piernas, por debajo de su vestido. Ella lo obligó a quitarse la remera. Nunca había perdido el control de esa manera con una chica, pero las sensaciones que estaba sintiendo lo hacían querer más, necesitar más, así que se quitó la remera sin siquiera detenerse a pensar.
