Capítulo 2

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  Salió de la escuela, después de un agotador día. La profesora de química la había regañado dos veces, casi nunca le sucedía, pero hoy estaba con sueño y estaba apunto de dormirse. La pillaron desprevenida con dos preguntas, y no supo que decir. Jenny la miró preocupada, pero solo tenía sueño, así que no le dio importancia.

Espero a Julian afuera, como siempre, mientras pasaban los escolares. Miró a Peter, el chico nuevo, llevaba tres semanas en la escuela. Le encantaba; su cabello castaño oscuro y sus ojos verdes la volvían loca, y esa personalidad misteriosa, le fascinaba. El muchacho volteó y se encontró con unos ojos marrones miel medios verdosos que lo miraban. Le sonrió, ella embobada le correspondió la sonrisa. Peter siguió su camino, mientras que Oriana estaba en las nubes.

-Llegué –la voz de Julian la sobresaltó –estás en otro mundo, Oreo ¿algún chico? –bromeó Julian, aunque claramente no quería escuchar un sí de la boca de su amiga.
-Peter... -susurró –me acaba de sonreír –dijo ilusionada.
-¿Peter Lanzani? –preguntó -¿el castaño ese, el nuevo? –preguntó Julian. Ella asintió emocionada –me toca biología con él, es callado. –observó Julian–quizás esconde algo.
-No exageres Serrano, no lo conoces –dijo Oriana mientras caminaban.
-Como sea –dijo Julian exasperado, no le gustaba mucho el tema de chicos. –debo contarte algo interesante –dijo el chico.
-¿Qué? –preguntó ella.
-Hice una apuesta con Agus–dijo sonriendo –debo acostarme con la profesora de matemática. –dijo orgulloso.
-¿Qué tú qué? –preguntó ella abriendo los ojos con sorpresa, tal como Julian había predicho.
-Como oíste, si no Agus se llevará mi consola, aparte que Smith está como quiere, tiene un traste de los mil dioses –dijo Julian sonriendo y recordándola.
-No tienes remedio –musitó ella frunciendo el ceño. Julian le hiso su sonrisita compradora.
-Tengo que disfrutar, y cubrir mis necesidades biológicas –dijo Julian frunciendo el ceño.
-Primero, Smith tiene doce años más que tú. –dijo ella fríamente –segundo, ¿disfrutar? terminarás pegándote una enfermedad por acostarte con tanta perra, tercero, esas "necesidades" pueden aguantar.
-Solo porque tú no hayas probado, no significa que los que sí lo hemos probado, no tengamos la necesidad. Realmente tengo que tirármela, sea como sea –dijo él.
-No tiene nada que ver que yo sea virgen, lo digo porque la gente normal no está encerrada en su habitación todas las noches, con una chica o chico diferente –dijo ella arqueando una ceja.
-Tu concepto de normal, es mi concepto de nerds, sin ofender –dijo el. Ella rodó los ojos.
-Como sea Serrano, haz lo que quieras, cumplí con advertirte. –dijo ella –solo te digo, que cuando quieras dejar de tener todas las noches una chica diferente en tu cama, y quieras tener a la misma chica para siempre, no podrás hacerlo
-¿Y por qué no? –preguntó Julian desafiante.
-Porque la chica que quiera estar contigo para toda la vida, la chica que quiera amarte y serte fiel, no es como las putas con las que te acuestas, esa chica se tomará las cosas enserio, y sabiendo tu pasado, ten por seguro, que nunca a la encontrarás –dijo ella fríamente. Julian sintió un extraño malestar en el pecho cuando dijo eso. Si tan solo supiera que la chica que el quería amar, era ella. Ahora se percató de que ella nunca saldría con él, lo conocía tan bien, o por lo menos conocía la fachada de casanova que mostraba. No tenía idea lo que el sería capaz de hacer por ella, dejaría todo por ella. Así de simple.

-Tonterías –dijo Julian mientras miraba al frente seriamente.
-Como quieras Ju, cambiando de tema –dijo ella exasperada –hoy mis padres no están, mi hermana salió ¿veamos una película? –propuso ella.

Julian lo pensó, por un lado amaba estar con ella toda la tarde, pero ahora se sentía herido, se sentía vulnerable.

-Quizás mañana oreo -dijo el dando un largo suspiro –tengo que estudiar.
-Está bien, entonces yo entro –indicó su casa, habían llegado. La casa de Julian estaba una cuadra más allá. –cuídate, nos vemos mañana, por favor, puntualidad –dijo ella sonriendo.
-Lo haré –dijo el riéndose suavemente –cuídate mucho –pidió sinceramente. Se acercó a ella y besó su frente. Algo de todos los días para ella, pero para Julian, significaba mucho. –adiós.

Juli caminó a su casa, saludó a su madre, y se tiró en la cama. Miró su techo, durante un largo tiempo. ¿Haría bien en mantener esa fachada de mujeriego? Sí, el creía que sí. Solo así, nunca nadie se enteraría de nada.
Se sentó, miró su celular. El fondo de pantalla era una foto de ambos, sonriendo a la cámara, en sus vacaciones pasadas. Ella, siempre simple, su cabello revuelto por el viento, su maravillosa sonrisa, sus ojos marrones miel miedo verdosos, esos labios... que siempre había soñado besar. ¿Qué dirían todos si supieran que estaba enamorado de ella? Sería la noticia del año, seguramente. 

Julian Serrano ama a una chica que no es popular, que no le gustan las fiestas, ni se ha acostado con chicos. Pero él la prefería así, prefería que fuera tranquila, que en vez de emborracharse, se quedara en su casa, viendo películas y comiendo helado, o leyendo un libro, o tocando la guitarra o el piano. Ella era así, simple, pero para él, era perfecta. No tenía nada que envidiarle ni a la porrista más hermosa. Ella no era de vestirse muy provocativa. Solía usar una simple remera y un jeans, a veces un short, y casi siempre, sus converse. Usaba pantalones ajustados, pero siempre remeras anchas. Aunque él la había visto en ropa interior, por accidente, hace unas semanas. Tenía una figura bonita, ni muy flaca ni muy gorda. Todo en ella era perfecto, no tenía idea porque aún no tenía un novio, bueno, su amiga exigía mucho en los chicos, odiaba a los borrachos, fiesteros y todo eso. No tenía idea como lo soportaba a él. Bueno, ella lo amaba, no como el quisiera, pero lo amaba como a un hermano. Le confiaba su vida, sabiendo que el jamás la traicionaría. Era lindo sentirse querido por ella, pero desearía poder ser algo más que su mejor amigo.  

Como amar II Orian II AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora