Julian salió de la oficina de Smith luego de una larga hora de sexo. En eso de cambiar, no le estaba yendo para nada bien. Se limpió las lágrimas que caían por su rostro. Se había planteado cambiar, pero luego de que ella le dijese "Peter y yo somos novios" no pudo, realmente no. Se fue corriendo al baño de varones, no lo soportaba, realmente no. Se encerró en un baño y se sentó, mientras las lágrimas corrían sin parar. El pecho le dolía, realmente dolía. Se agarró la cabeza mientras apretaba los ojos, una lágrima tras otra, sollozaba sin parar. Cada lágrima recorría su mejilla, pasando por la comisura de sus labios, y cayendo en sus manos. Y cada lágrima tenía escrito el mismo nombre, Oriana Sabatini.
Luego de un largo rato, paró de llorar. Salió del baño dispuesto a lavarse la cara y se encontró de frente con la persona que mas odiaba. Peter estaba lavándose las manos. Ni siquiera se tomó el tiempo de mirarlo.
Salió casi al mismo tiempo que él y para su peor desgracia ella estaba afuera, esperando a Peter, su novio. Miró a Juliancon enfado, pero al ver sus ojos hinchados y su rostro con un tono rojizo se preocupó.-Julian ¿pasa algo? –preguntó acercándose preocupada hasta su mejor amigo.
-No, nada –dijo él fríamente. Siguió caminando, no quería verla, no quería hablarle, no quería seguir pensando en ella. Chocó de frente con Chon, quien sin decir nada lo abrazó. Eso necesitaba, un amigo comprensivo.
-¿Es ella verdad? –preguntó Chon. Julian asintió como un niño pequeño. –vamos a mi casa, estarán los chicos, lo pasaremos bien. –Julian sonrió como pudo, así que fueron a casa de Chon, jugaron e hicieron cosas para distraerlo, pero la verdad es que era casi imposible. No podía dejar de pensar en ella, ya se estaba volviendo loco, verdaderamente loco.
Cuando llegó a su casa, la cosa fue de mal en peor, ella estaba esperándolo.-Necesito que hablemos –dijo ella seriamente.
-¿Sobre qué? Tengo que estudiar –musitó el fríamente. La miró, ella estaba seria. Pero esos ojos marrones nunca perdían el brillo, esos sensuales labios nunca dejaban de ser tentadores.
-Son dos temas. –Julian le hizo un gesto para que caminaran hasta su habitación. Ella se sentó en la cama como solía hacer cuando estaba ahí. El se sentó en la silla que estaba junto a su escritorio, mirándola.
-Habla –musitó.
-Primero, quiero saber que te pasaba hoy. No me mientas ¿sí? Te conozco bastante. –dijo ella seriamente. La miró callado, no tenía idea que cosa decir. –comienza a hablar ya.
-Yo... no lo sé, tuve un momento de furia, solo eso –dijo Julian mintiendo. Ella lo miró frunciendo el ceño.
-No te creo Julian –dijo Oriana seriamente.
-Créeme –dijo –no he tenido mucho ánimo.
-Bueno, pasarás por esta vez-dijo ella con una sombría mirada. –ahora, quiero que me expliques algo - Julian arqueó una ceja –con sinceridad. Sabes que no soy de las personas que se andan con rodeos y soy muy directa – asintió -¿qué pasó el día que nos emborrachamos? -Julian casi sufrió un ataque cardíaco. Comenzó a sudar, su respiración se agitó. –sé que lo recuerdas.
-N-nada –dijo Julian nervioso –solo hablaste un montón de cosas sin sentido.
-¡Basta de mentiras Julian! –dijo ella fuertemente. Julian suspiró largamente y cerró los ojos.
-Nos besamos –dijo Julian finalmente. Ambos se miraron a los ojos sin expresión alguna. Por un lado Julian estaba tenso y nervioso esperando la reacción de su amiga, por otro lado ella solo lo miraba con rabia.
-¿Creíste que yo sería una más de tus putas? –preguntó ella con ira. Julian negó rápidamente con la cabeza, pero ella no lo dejó hablar -¿creíste que podrías acostarte conmigo? No, no soy así –dijo ella con dolor –sé que estabas borracho, pero no tanto como yo. No culpes al alcohol Julian.
-¡Estaba borracho! Recuerdo que tú me pediste que te besara y te lo negué –ella arqueó una ceja –luego dijiste que era porque según tú "eras poca cosa" y me dio rabia que te sintieras así ¡vamos Oriana! ¿tú poca cosa comparado con las chicas con las que suelo estar? No, no podía permitir que dijeras eso y para que no siguieras te besé... -susurró Julian. Oriana miró al suelo. –no soporté que dijeras eso... nadie es mejor que tú, ninguna chica de la escuela.
-Pero... pero ¡no deberías haberme besado! Para mí un beso es para alguien a quien quieres, con quien planeas algo, no solo porque sí. –dijo ella con dolor. –por lo tanto, tú y yo no tenemos nada, así que no deberías haberlo hecho.
-Sé que no tenemos nada –aseguró –pero no me sigas culpando, fue algo de borracho.
-¿Y la fiesta de primavera? –preguntó ella. Julian se sorprendió mucho que ella nombrara eso. Creyó que nunca saldría otra vez el tema –estuviste a punto de besarme ¿Qué pretendes? Si quieres jugar conmigo te advierto que...
-Yo... me equivoqué –dijo Julian rápidamente –no planeaba...
-Claro, las luces, el ambiente, ¿creíste que estabas con alguna de tus putas? –dijo ella. Luchó porque las lágrimas no cayeran por su rostro. –no debiste haberme invitado –dijo ella parándose rápidamente. El le agarró el brazo –suéltame Julian.
-No digas idioteces, por favor no te enojes conmigo –le rogó el. Sus ojos estaban llorosos –te adoro, no lo hagas ¿sí? –ella cedió y se abrazaron. Julian la apretó con fuerza contra su cuerpo, disfrutando de su perfume y del tacto de su amiga.
-Debo... irme –dijo ella nerviosa –mi novio me espera. –Julian asintió con dolor. Odiaba escuchar la palabra NOVIO viniendo de ella. Oriana salió de su casa casi corriendo, mientras él se tiraba a la cama. Se puso audífonos, mientras miraba el techo. Se quedó dormido con las lágrimas cayendo por su rostro.