Capítulo 4

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  Julian abrió los ojos y sintió un horrible dolor de cabeza. Miró a su alrededor, y se encontraba en una pieza rosada. ¿Dónde rayos se había metido? Entonces, sintió una respiración que no era la suya. Miró a su lado, vio un delgado cuerpo tapado hasta la mitad de la espalda con la manta, y el cabello rubio sobre la almohada. Recordó entonces a Eva. Otra vez se había acostado con ella.

En silencio, buscó su ropa y se vistió. Salió callado de la habitación, sin despertarla. Buscó sus llaves y encendió su auto. El día estaba nuboso, especial para su estado de ánimo. Repentinamente, a su mente llegaron las imágenes de Ori y Peter besándose. Ahora no era el dolor de cabeza, era el dolor en el pecho, ese vacío en el corazón. Golpeó el volante del auto, y las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

-¡La odio! –se dijo a si mismo –la odio por hacerme amarla.
Ni siquiera un revolcón con Eva lo podía hacer olvidar el beso que su amiga le dio a ese imbécil. ¿Qué tenía ese estúpido? Nada, era un completo idiota. Julian bruscamente se limpió las lágrimas de las mejillas. No quería seguir llorando por ella, quizás no valía la pena.

-A quien engaño, ella vale todo –susurró para si mismo –pero tengo que resignarme, ella no es para mí.
Suspiró y manejó hasta su casa, pasando frente a la casa de ella. La ventana de su dormitorio estaba abierta, probablemente estuviese haciendo los deberes o algo así.

Pero Oriana estaba sentada, leyendo un libro. Aunque la concentración no era demasiada, recordando el sabor de los labios de Peter. Sonrió, era un chico agradable, simpático, y muy tierno. Le gustaba, y eso que hace mucho no le gustaba un chico. Peter era ideal. Aunque seguía enfadada pues Julian la había dejado, aunque se fuese con Peter, ni siquiera le preguntó. Se había ido a revolcar con la hueca de Eva. Julian, no tenía solución, pensaba ella. Esperaba que algún día se enamorara de alguna chica, pero lo dudaba, dudaba que el amor tocara la puerta de la casa de Julian, porque él no lo permitía. El espantaba a las chicas buenas, por ser un maldito casanova. Rodó los ojos, solo esperaba que no terminara pegándose el Sida.

El lunes siguiente, ella terminó de arreglarse el cabello. Se había tardado más de la cuenta, quizás el motivo era que vería a Peter en la escuela, y le emocionaba, tenía que verse hermosa, o bueno, lo que pudiese.
Tocaron el timbre de su casa, miró la hora, era tardísimo. Probablemente Julian viniera a buscarla. Bajó corriendo las escaleras, tomó su bolso, se despidió de sus padres y su hermana, pero su sorpresa fue mucha cuando unos ojos verdes la miraron, y no eran los de Julian.

-¡Pit! –susurró emocionada.
-Quise pasar a buscarte ¿no te molesta? –preguntó el con dulzura. Ella negó. Así que subió al auto con Peter y se marchó a la escuela.

Mientras tanto, Julian salía de su casa, preguntándose porque no lo había ido a apurar como cada día. Al salir de su casa, caminó un poco y la vio subiéndose a otro auto. Cuando vio al propietario del auto sonreír ampliamente. Era él, Peter

-¿Y ese qué se cree? –preguntó enrabiado. Tuvo que caminar solo para irse a la escuela, iba demasiado enfadado, la rabia lo cegaba. Pateó tres piedras, una tan fuerte que golpeó a un pobre perro, víctima de su ira. Intentaba no llorar, sería patético llegar llorando, su reputación caería bruscamente. Entró al colegio, y se encontró con Chon, uno de sus mejores amigos.

-Hola Juli –saludó Chon sonriente.

-Hola –dijo Juli algo desanimado.

-¿Pasa algo hermano? –preguntó Chon preocupado.

-No, no pasa nada –dijo Julian –solo que dormí mal, eso es todo.

Caminaron hasta el salón, pues les tocaba la clase juntos. Se sentaron en sus asientos, mientras esperaban a que el profesor llegara.

-Así que Oriana ahora tiene novio –comentó Chon. Julian se preguntó si no había alguna otra persona de la que hablar que no fuera ella o el imbécil con el que estaba.

-Creo, no sé. –dijo Julian

-Espero que sea un buen tipo, Ori lo merece, es una chica genial –dijo Chon. Julian asintió, sí, ella era perfecta.
-Espero –dijo Julian.
-¿Y ya cumpliste la apuesta con Agus? –Julian recordó entonces la apuesta, necesitaba tirarse a la profesora.
-No, hoy comienza el plan de conquista –dijo Julian curvando sus labios en una sonrisa.
-Ten cuidado, o ella se quedará sin trabajo por acostarte con uno de sus alumnos –dijo Chon divertido.
-Lo disfrutará –dijo Julian seguro de si mismo. Chon asintió divertido, mientras Julian no prestó atención a la clase de Literatura. Pensaba en ella... aún, en como sin siquiera avisarle, se había ido con otro a la escuela. Quizás las cosas comenzarían a cambiar desde ahora, debería acostumbrarse.

En el almuerzo, dio una mirada a la mesa donde usualmente estaba Ori y Jenny, pero solo estaba la colo sola, comiendo algo distraída. Miró a su alrededor y en otra mesa estaba ella con él, divertidos charlando, riéndose, coqueteando y tomados de la mano. Ese apretón en el pecho vino otra vez.

-Hola Julian –una aguda voz lo sobresaltó. Eva le besó la mejilla.
-Hola –dijo algo brusco.
-Hola Ju –la voz de una de las porristas del equipo, lo distrajo. Martina lo miró coqueta, también se había acostado con ella.
-Hola –fingió una sonrisa. Estaba distraído de las superficiales conversaciones de las chicas, Agus jugaba con Chon, mientras Eliseo también estaba sumido en sus pensamientos. Julian suspiró, viéndola como se acercaba a él coquetamente.
El día había sido un fiasco, estaba harto. Pero llegó la hora de matemática, lo que había esperado.  

Como amar II Orian II AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora