Capitulo 9

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Álex

Una punzada de dolor se instala en la boca de mi estómago e intento disimularla. Laura ha caído en mi trampa. Su sonrisa cuando le he hecho creer que odiaba a su pobre amiga y que entendía que ella también lo hiciera la ha delatado confirmando alguna de mis sospechas. Siento una enorme decepción, pero quiero estar seguro antes de precipitarme. Trataré de ser más sociable con ella para ganármela y que así se confíe. Su insistencia en verme aun cuando la he tratado como a un trapo sucio y su lenguaje corporal me indican que está interesada en mí. Lo usaré a mi favor y me aprovecharé de ello. Seguro que consigo llegar al final de todo esto.

—A ver si lo he entendido. ¿Eras policía y lo dejaste todo para hacerle de taxista a César y ahora también a Natalia?

—Me paga bien —respondo.

—Ya puede hacerlo —dice pensativa—, es difícil entender tu decisión. Pero cada uno es libre de hacer lo que quiera. Por cierto, hoy te estarán echando de menos —ríe—. Menos mal que no saben que habíamos quedado, si no me culparían.

—¿Por qué? —pregunto intrigado.

—Iban a Toledo a ver a su padre. ¿No te lo han dicho?

—No... —en realidad sí, César me lo comentó ayer, pero lo que no sabía es que ella también lo supiera. Está demasiado informada y eso puede ser peligroso. Natalia debería tener más cuidado.

—Me falta saber tu edad —dice sonriente. Sus labios pintados de rojo captan mi atención. Son perfectos. No puedo dejar de mirarlos. Demasiado tentadores.

—Estoy a punto de cumplir los 31 —trato de centrarme en sus ojos, pero es aún peor. Es una mujer realmente impresionante.

—¿Y a tu edad no te da vergüenza andarte peleando con gatitos? —ríe.

—Muy graciosa. Me extrañaba que no sacaras la conversación antes —respondo tratando de hacerle creer que no me afecta. Todavía tengo marcas.

—He intentado aguantarme, pero es demasiado tentador —carcajea fuertemente. Un par de lágrimas salen de sus ojos mientras lucha por calmarse. Lejos de molestarme, descubro que disfruto viéndola así. Es una persona tan alegre que contagia—. Perdona —seca con cuidado sus ojos para no desmaquillarse.

La siguiente hora pasa rápido. Todavía tiene que hacer algunas compras y se le está haciendo tarde. Nos despedimos y decido seguirla sin que lo sepa. Quizás pueda descubrir algo más. Nunca se sabe.

Para en un centro comercial y tras esperar un largo rato por fin veo que sale cargada de bolsas. Un hombre de unos cuarenta años se acerca a Laura y le ofrece su ayuda. Ella se niega y sigue caminando. El muy cabrón no para de mirarla y me cabrea. Laura llama demasiado la atención. Sus movimientos y su atractivo natural captan todas las miradas, tanto de hombres como de mujeres. Con dificultad lo guarda todo en el maletero y retoma el camino. Durante el trayecto procuro mantenerme alejado para que no sospeche. Conoce mi coche. Tras más de media hora conduciendo, parece que hemos llegado a algún sitio. Aparca y vuelve a sacar las bolsas. Bajo de mi coche y camino tras ella. Llega hasta un edificio de ladrillos. Debe de vivir ahí. Hay alguien en la puerta y me escondo en un portal.

—Hola, guapa. Veo que ya has llegado. ¿Cómo ha ido el día?

—Bien, Jorge. Estoy cansada, si no te importa déjame pasar —está tapando la entrada con su cuerpo.

—Llevo todo el día esperándote. Me gustaría hablar contigo antes.

—No creo que tengamos nada de qué hablar —dice Laura algo molesta, y me tenso—. Apártate, quiero entrar.

El tormento de Álex - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora