(Laura)
Abro los ojos y le veo. No ha sido un sueño. Está plácidamente dormido a mi lado. Sus labios se ven hinchados y su respiración es tranquila. Ojalá pudiera parar el tiempo para poder quedarnos así eternamente.
Apenas me cuenta cosas sobre él, pero sé lo suficiente como para intuir que su vida no ha sido un camino de rosas. Enterarme de que su prometida murió unos días antes de su boda me afectó hasta a mí. Por desgracia, yo también sé lo que es perder a un ser querido, y creo poder entenderle. Cuando mi madre murió, sentí que la vida había perdido el sentido para mí. Era, además de mi madre, mi amiga y mi confidente. Me quedé vacía. Estaba segura de que nadie podría ocupar su lugar y así ha sido. Imagino que algo parecido debe sentir Álex, pero a una escala diferente. Vi cómo sufrió mi padre y puedo hacerme una idea. Eran jóvenes y no fue capaz de mentalizarse de que ya no estaba. Vivía por y para ella. El día que la enterramos la impotencia le volvió loco. Durmió durante semanas sobre su lápida y tuvieron que forzarle a salir de allí. Después de aquello, no volvió a ser el mismo. Se dio a la bebida y, en cierto modo, le perdí a él también. Jamás esperas que la persona a la que amas y con la que vas a compartir tu vida se marche de esa manera.
Beso su nariz con cuidado para no despertarle y me aparto de él. Siento todo el cuerpo dolorido. La noche ha sido muy intensa. Al principio se mostró tenso, pero después se dejó llevar y ha sido increíble. La mejor noche de mi vida. Tengo agujetas hasta en las pestañas, pero no me importa. Cuando estoy a punto de ponerme en pie, sus enormes brazos me rodean y tiran de mí hasta que mi espalda toca su pecho.
—¿Dónde crees que vas? —pregunta con su barbilla en mi hombro.
—Necesito una ducha urgente.
—Mmm... yo creo que estás bien así —su voz es ronca. Amolda su cuerpo al mío y vuelve a quedarse dormido. Cierro los ojos e inspiro profundamente. Me encanta. Mi cerebro debe estar creando hormonas de la felicidad en cantidades industriales ahora mismo.
Cuando paso la noche con alguien lo único que quiero es que se marche cuanto antes. Pero con él es diferente. No se trata solo de sexo. Podría pasarme una vida en esta posición sin ninguna otra necesidad. Todos mis sentidos se anulan cuando él está cerca. No tengo hambre, ni sed, ni necesidad de otra cosa que no sea estar a su lado. Si pudiera, gritaría con todas mis fuerzas para aliviar el hormigueo que siento en mi estómago. Es tan agradable como molesto. Después de lo que me dijo ayer cuando estaba sobre sus piernas, siento que floto en el espacio. Saber que en parte me corresponde me hace sentir eufórica. Miro a la pared de enfrente mientras analizo la situación. «Laurita, te han cazado», me digo. Ya no tengo dudas, me ha costado darme cuenta, pero ya es evidente. Me he enamorado perdidamente de él. Solo espero que, si no sale bien, no duela tanto como dicen. Cierro los ojos y me duermo de nuevo.
Su teléfono nos despierta. Estira su brazo por encima de mi cabeza para poder alcanzarlo.
—¿Sí? —carraspea. Sus ojos intentan amoldarse a la luz y los mantiene medio cerrados. Su cara de recién levantado me inspira tanta ternura que no puedo contenerme. Me acerco a él y besuqueo sus labios para molestarle. Es tan tentador—. Sí, estaba durmiendo. Dime, César —carraspea de nuevo. Intenta apartarme, pero no le dejo. Sigo provocándole, esta vez mordiendo su mentón. Me dedica una mirada molesta, pero su boca le delata. Trata de ocultar una sonrisa—. ¡Eso es genial! —pone su mano en mi cabeza y me aparta con cuidado. Arruga su frente y mueve su dedo acusadoramente en mi dirección mientras escucha lo que César le está diciendo. Se levanta de la cama y me mira—. Dame una hora y estoy allí —cuelga.
—¿Qué es tan genial? —pregunto
—Acaban de darle el alta a Natalia y vuelven a casa.
—¿En serio? —grito, y de un salto me levanto de la cama.
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El tormento de Álex - (GRATIS)
RomanceLas imprudencias se pagan y eso es algo que, por desgracia, Alex sabe muy bien... Un hombre atormentado por una mala decisión, una promesa cada día más difícil de cumplir y un sentimiento que creía olvidado amenaza con florecer de nuevo en su interi...