Capitulo 27

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(Álex)

Inspiro profundamente intentando atrapar el aroma de Laura. Huele tan bien y lo he echado tanto de menos. Desde que se marchó el día que vino a verme por sorpresa no he podido dejar de pensar en ella. Soy incapaz de conciliar el sueño sabiendo cuánto debe de estar pasando por mi culpa. No le hablé de Gema pensando que era una delincuente y ahora ya es tarde para hacerlo. Lo he intentado un par de veces, pero no quiere escucharme. Tampoco creo estar preparado, y su negativa me lo pone más difícil. ¿Cómo le explico que he roto la promesa que le hice al amor de mi vida en su lecho de muerte y que ha sido con ella? ¿Qué pensaría de mí?

Me aparto despacio de Laura y la dejo caer suavemente sobre la cama. Acaba de quedarse dormida entre mis brazos después de pasar al menos un par de horas llorando sin parar. Está bastante mal emocionalmente. Todo esto comienza a resultarme un tanto extraño. Ella es una persona muy fuerte mentalmente. La conozco poco, pero lo suficiente como para saber que lo que ha ocurrido entre nosotros no debería tenerla así. Su orgullo no se lo permitiría.

Hago uso de mis conocimientos en psicología, pero no encuentro ningún cuadro clínico claro. Es como si estuviera pasando por algún extraño duelo y se hubiera quedado estancada en la primera fase. La negación. Analizo un poco más a fondo su comportamiento. Si cree que le he hecho tanto daño como dice... ¿Por qué me ha permitido estar a su lado? Últimamente no ando muy fino en mis teorías, pero aquí está pasando algo. Ayer cuando salí del hotel después de instalar varios micrófonos en algunas habitaciones Laura estaba hablando con alguien por teléfono, y segundos después parecía muy alterada. Esta mañana la seguí hasta un consultorio médico, entró muy nerviosa y salió como ausente. Minutos después terminó derrumbándose al lado de su coche. Algo extraño me pasó en ese momento y actué sin pensar. No pude aguantar verla así y corrí hasta ella. Sabía cuánto necesitaba tener a alguien conocido cerca y acabé delatándome. Ese gesto me va a costar muy caro. Cuando reaccione y piense en lo que ocurrió y en el porqué estaba allí, me odiará todavía más y no podré quitarle la razón.

Mis ojos se abren cuando una idea cruza mi mente. «¿Y si realmente está embarazada?». Hago memoria. Aseguró en su mensaje que era una broma en venganza y después lo desmintió, pero... «¿Y si lo está?». No usamos protección aquel día, aunque me aseguró que se cuidaba. Mi pulso se acelera. «¿Se habrá acostado con alguien más aparte de conmigo estas semanas?». Siento algo parecido a un puñetazo en el estómago y sacudo mi cabeza para borrar las desagradables imágenes de Laura con otro hombre. Seguro que estoy exagerando. Miro su precioso rostro durante unos segundos. Nunca la había visto dormir. Es tan bonita que parece un hada. Mi corazón se encoge y decido que es el momento de marcharme. No quiero que cuando despierte se sienta incómoda con mi presencia, entiendo que ha cedido en un momento de debilidad y estoy seguro de que cuando abra sus preciosos ojos verdes lo verá todo de otra manera. Antes de salir por la puerta vuelvo a fijarme en ella, es posible que sea la última vez que me permita estar tan cerca y quiero que esa imagen quede grabada en mi memoria. Mientras camino por el pasillo, siento un gran vacío en mi interior. No sé hasta cuándo seré capaz de luchar contra estos sentimientos que creía muertos. Laura me está volviendo loco.

*****

Los días pasan y, como imaginaba, Laura me ignora. Me he esforzado por coincidir con ella varias veces en la puerta del hotel, pero al pasar por mi lado ha girado la cara en dirección contraria como si no me conociera. Siento que algo se rompe en mi pecho cada vez que lo hace. Sé que no está yendo a trabajar, pero sale a menudo. Lucho contra el impulso de seguirla continuamente, pero estoy tan preocupado que tarde o temprano sé que lo haré. Necesito saber adónde va. Por la mañana va a ver a Natalia, pero por la tarde no tengo ni idea. Cada día tiene peor cara, sus ojos hinchados me indican que llora sin parar y a veces creo perder el juicio por la impotencia. Necesito tanto consolarla.

El tormento de Álex - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora