Capitulo 23

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(Laura)

Me he quedado a pasar la noche en el hotel de César con la familia de Natalia. Estoy segura de que ninguno conseguiremos dormir hoy después de lo que ha pasado. Pero sé que con mi presencia se sentirán más tranquilos. No conocen a nadie en Madrid. César lo sabe y por eso ha tenido el detalle de ofrecerles una habitación a cada uno. Cuando quiere es un amor. Otras veces simplemente le sacaría los ojos con una cucharilla de café. Debería haberse dejado de tonterías con Natalia y haber vivido el momento en vez de portarse como un imbécil con ella estos últimos días. Todavía no sé por qué dejó de hablarle. Cambió de la noche a la mañana su actitud con ella, y ahora que ya no tiene remedio el muy idiota está arrepentido.

No puedo dejar de pensar en mi pobre amiga, siento una rabia inmensa. Si tan solo hubiera ignorado su mensaje en el que me decía que no tenía que ir porque se sentía mejor. Debí haber venido, como he estado haciendo toda la semana. Esto no hubiera pasado. Seco mis lágrimas, pero es inútil, no puedo dejar de llorar. Estoy empapando la almohada.

Amanece y, como imaginaba, no he sido capaz de mantener los ojos cerrados ni dos minutos seguidos. Por mi cabeza ha pasado de todo. No sabré qué hacer si mi amiga muere o queda en ese estado. No concibo una vida sin ella. Nos hemos criado como hermanas y es una parte fundamental en mi vida. Juntas nos complementamos. Solo quien tiene una amiga así sabe de lo que hablo.

Me visto para ir a verla y cuando bajo al recibidor su familia ya está preparada y esperándome. Todos parecen haber pasado la misma horrible noche que yo. Cuando salimos a la calle nos encontramos con Álex. Su cara aún es peor que la nuestra y no me extraña, todo pasó delante de él. Lo vivió de primera mano. A cualquiera nos traumaría algo así, seguro que incluso se siente culpable por no haber podido evitarlo. A mí me pasa, y eso que no lo vi. Tengo que hablar con él, en el estado en el que me encontraba ayer no era capaz de pensar con claridad y ni siquiera le pregunté cómo se sentía. Todos mis recuerdos desde que me dieron la noticia parecen estar borrosos. Todavía no me lo creo.

Álex y yo fingimos poca confianza y apenas hablamos lo justo para organizarnos. En su coche no cabemos todos y decido ir en el mío. No me gusta tener que actuar así delante de la gente. A veces creo que se avergüenza de mí, o que quizás esconde algo. Pero no me queda más remedio que aceptar su decisión y confiar en él si quiero que sigamos viéndonos. Aunque hoy hay algo en sus ojos que no me gusta. Está distinto. Javier viene conmigo para que no vaya sola y parece que a Álex no le agrada la idea. Insiste en que es mejor que viaje junto a sus padres, pero el hermano de Natalia lo ignora y me acompaña. Siempre ha sido muy atento y ha cuidado de nosotras.

Llegamos al hospital y nos piden paciencia, como si pudiéramos tenerla después de algo así. Tras una hora esperando por fin nos dejan entrar a verla. Solo tenemos unos minutos por persona, pero son suficientes para venirnos abajo. La cantidad de máquinas que tiene alrededor de su cuerpo para mantenerla con vida nos desmoralizan. Ni siquiera parece ella. Siento que mi amiga no está dentro de su cuerpo. Ahora que estaba empezando a ser feliz y había decidido rehacer su vida... La impotencia me ahoga. Necesito que vuelva conmigo, habíamos planeado tantas cosas juntas.

Álex prefiere no entrar. Lo noto bastante mal. No me mira cuando me acerco a él y cuando soy yo quien trato de buscar su mirada me evita. Nunca he necesitado a nadie, pero por alguna razón esta vez es distinto. Añoro más de lo que me gustaría su compañía, daría lo que fuera por poder colarme entre sus brazos y sentir el calor de su pecho en mi cara. Si tan solo me dijera que todo va a salir bien, le creería y me sentiría mejor. Creo que esa mierda del amor está intentando llamar a mi puerta. No encuentro otra explicación para esto que estoy sintiendo.

El tormento de Álex - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora