Laura
—Laura... —alguien me llama—. Despierta —protesto. Estoy realmente a gusto—. Hemos llegado.
—¿Dónde? —me levanto sobresaltada. Miro por la ventanilla del coche y veo que estamos en mi calle. Rápidamente lo recuerdo todo—. ¿Por qué me has acompañado hasta aquí? Podrías haberte quedado en tu casa, ahora tendrás que volver.
—No te preocupes —dice serio y baja del coche. Abre mi puerta y me ayuda a salir. Estoy tan adormilada que mis movimientos son torpes.
—Gracias por venir conmigo al concierto, lo he pasado genial —sonrío—. Te llamaré.
—Iré contigo hasta la puerta, quiero asegurarme de que entras en casa.
—Tranquilo, es aquí mismo —señalo el edificio—. Está solo a unos metros.
—No importa —contesta y camina conmigo.
Álex no para de mirar por todas partes como si buscara algo. De pronto, se para y mira fijamente al frente. Hay alguien delante de nosotros. «Mierda», me digo cuando descubro que Jorge está volviendo a casa también. El muy idiota seguro que la lía y más cuando me vea acompañada de un chico. Está en un plan insoportable. Si sigue así tendré que mudarme.
—Oye —intento prevenirle de lo que seguramente ocurra—, ese tío de ahí es un poco imbécil, seguro que suelta alguna payasada de las suyas, pero no te preocupes, no le hagas caso y ya está —tuerce su boca a modo de sonrisa.
—¿Te suele molestar a menudo? —me sorprende su pregunta, pero le respondo.
—Todo lo que puede... —me encojo de hombros—. Es un pesado, no acepta que no quiero saber nada de él —arruga su frente.
Cuando estamos relativamente cerca, Jorge se gira y al vernos se nos queda mirando. Retengo el aire en mi pecho y espero lo peor. Estoy segura de que montará un espectáculo de los suyos. Álex parece notar mi nerviosismo y pone una de sus manos sobre mis hombros cuando pasamos a su lado. Mis ojos se abren de par en par. «¿Está queriéndole demostrar algo a Jorge?». Es raro que Álex actúe así, pero más raro aún es ver cómo Jorge parece asustado y se aparta para dejarnos paso. Esa reacción es sin duda la que menos esperaba de él.
—Buenas noches —le dice Álex con tono de mofa.
—Bu... buenas noches... —contesta Jorge. Cada vez es más extraño todo.
Cuando consigo centrarme de nuevo, saco las llaves de mi bolso y abro la puerta. No puedo evitar echar un último vistazo a mi vecino. Está alejándose varios metros en dirección contraria a nuestro edificio.
—Descansa, Laura —la voz de Álex me saca de mis pensamientos.
—Tú también, musculitos —le sonrío. Noto que quiere decir algo más, pero al final no lo hace. La expresión de sus ojos ha cambiado. Hay una sombra en ellos. Parece triste. ¿Por qué?
—Nos vemos —me dedica una pequeña sonrisa y siento unas increíbles ganas de besarle de nuevo. El de esta noche ha sido sin duda el beso más sensual y apasionado que me han dado jamás. Para ser virgen, sabe muy bien lo que se hace. No puedo evitar sonreír al recordarlo. «Un virgen para mí solita...», me digo mientras veo cómo camina hacia el taxi. Espero hasta que sube al coche antes de entrar en el edificio, no quiero perderme el movimiento de ese culito por nada.
Cuando se marcha entro en mi apartamento y me lanzo sobre la cama. El somier protesta, pero me da igual. No puedo dejar de sonreír como una tonta. Se acaba de marchar y ya tengo ganas de verle de nuevo. «¿Será algo parecido a esto lo que dicen sentir los enamorados?». Es la primera vez que me atrae tanto un hombre. Los he conocido guapos, menos guapos, simpáticos, menos simpáticos... pero ninguno como Álex. Nunca me gustaron los tíos serios, y menos los autoritarios, pero con él es distinto. Sus órdenes no me afectan en absoluto, al contrario, me encanta ignorarlas. Me vuelve loca salirme con la mía y ver en su cara la frustración reflejada. Le hace parecer todavía más atractivo. Y sacarle una sonrisa es lo más parecido a tener un orgasmo mental. Los tipos con los que he salido fingían constantemente que les parecía graciosa para llevarme a la cama. Álex me lo pone difícil, incluso a veces se esconde para que no le vea sonreír. No hay nada mejor que conseguir algo por méritos propios. Cuanto más cuesta, más reconfortante es conseguirlo.
ESTÁS LEYENDO
El tormento de Álex - (GRATIS)
RomanceLas imprudencias se pagan y eso es algo que, por desgracia, Alex sabe muy bien... Un hombre atormentado por una mala decisión, una promesa cada día más difícil de cumplir y un sentimiento que creía olvidado amenaza con florecer de nuevo en su interi...