¡Hola! Varias personas me han comentado que no han podido leer el capítulo 23 porque les da error, solo tenéis que sacar la historia de la biblioteca y volver a añadirla, siempre que tengáis problemas de ese tipo haced eso y se solucionarán.
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Me tomo unos segundos antes de llamar. Ansío estar con él. Necesito verle por encima de todo. Estoy realmente asustada. No hay mejor refugio para mí que su presencia. Esta absurda necesidad posiblemente se deba a que estoy enamorándome de él. Todas las descripciones que me hicieron del amor son prácticamente exactas a las que estoy experimentando.
Mis manos tiemblan mientras presiono el botón del timbre. Oigo pasos y a Álex protestar. Me tenso, incómoda. Creo que es mejor que me vaya. Cuando me giro sobre mis tacones para marcharme la puerta se abre.
—Estoy hasta los huevos de que te olvides las... —sus ojos se abren al tiempo que se pone rígido—. Laura... —acierta a decir con esfuerzo—. Perdona —se mueve inquieto—. Creía que Sonia se había vuelto a olvidar sus llaves —quedo muda por unos segundos. Solo lleva puesto un bóxer negro. Miro con más atención y descubro una toalla en su mano.
—Yo... quizás... —trago saliva sin apartar mis ojos de su escultural cuerpo—. Creo que no ha sido buena idea venir sin avisar —mi corazón se acelera, mis papilas gustativas se activan y me olvido de todo. Todos mis problemas pasan a un segundo plano.
—Tranquila —dice al ver que estoy bastante nerviosa—. ¿Ocurre algo? —me analiza con la mirada.
—No, es solo que... —recuerdo lo que me dijo a la salida del hospital—. Tengo algo de tiempo libre y vine por si querías hablar. Pero si no es el momento podemos hacerlo otro día —se queda pensativo durante un segundo.
—No, ahora está bien. Pasa —se aparta de la puerta para que entre—. Estaba a punto de tomar una ducha. Dame unos minutos y deja que me ponga algo de ropa.
—Por mí no lo hagas —sonrío—. Aunque si te soy sincera, no podría centrarme en una conversación contigo así —levanto mis cejas pícaramente y Álex se cubre disimuladamente con la toalla, avergonzado. Me encanta verlo tan indefenso.
—Ponte cómoda —sonríe algo colorado—. No tardaré —mientras camina hacia el baño observo, idiotizada, su figura. Me evado de la realidad y babeo. Es tan perfecto... Muero por repasar los músculos de su espalda con mis dedos. Las imágenes de Álex sobre mí se adueñan de mi cerebro. Necesito repetir aquello. Desde lo que pasó aquel día no he podido pensar en nadie más. Inspiro profundamente, toda su casa huele a él, a su perfume. Miro a mi alrededor. Estoy sola. En su casa. Estamos solos. Me encanta la idea. Oigo el grifo de la ducha y sin apenas esfuerzo puedo imaginarle enjabonado. Sacudo mi cabeza tratando de volver al momento y algo llama mi atención. Es su libreta. La reconozco, es la que siempre lleva en su coche. Está abierta sobre una pequeña mesa que hay en la entrada. Sonrío al distinguir varias palabras escritas a mano y siento una gran ternura. Me acerco para ver qué clase de letra tiene. Todavía no la conozco. ¿Será redonda? ¿Ilegible? ¿Cursiva? Parece una bobada, pero últimamente todo sobre él me interesa. Su música, su color favorito, sus comidas preferidas. Tomo la libreta y en el primer vistazo creo ver mi nombre en ella. Su letra es difícil de entender, por lo que leo con más cuidado. Estoy segura de que ha sido producto de mi imaginación, pero para mi sorpresa descubro que no es así. Más palabras llaman mi atención: «INVESTIGACIÓN, PRIMERA SOSPECHOSA, MARIO...».
Hay varias notas debajo de mi nombre, y consigo descifrar algunas: «Sala de conciertos, actitud extraña. Persecución en carretera. Mario estaba avisado, muy probablemente por la primera sospechosa. Hoy estuvo en el hotel. Será informada por Natalia del próximo viaje a Toledo».
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El tormento de Álex - (GRATIS)
RomanceLas imprudencias se pagan y eso es algo que, por desgracia, Alex sabe muy bien... Un hombre atormentado por una mala decisión, una promesa cada día más difícil de cumplir y un sentimiento que creía olvidado amenaza con florecer de nuevo en su interi...