Esa misma tarde Natalia me llama algo alterada para que la lleve al hospital a ver a su padre. Noto que está bastante baja de ánimos y me preocupo.
—¿Todo bien, Natalia? —miro por el retrovisor cuando sube al coche.
—No todo lo bien que me gustaría —confiesa.
—Puedo hacerme una idea —digo de nuevo—. Pero todo pasará —César me ha informado de su intención y entiendo que esté dolida.
—¿Qué fue lo que le pasó, Álex? Tú lo viste igual que yo —trata de buscar una explicación al comportamiento de mi amigo.
—Se alteró un poco. Nada más —intento de no darle importancia, pero algo me dice que debo intervenir. «¿Me estoy volviendo un sensiblón?»—. Natalia... —me presta atención rápidamente—. Lo que voy a decirte ahora —busco su mirada a través del retrovisor— espero que no salga de aquí, ya que me jugaría mi trabajo, mi cuello y su confianza.
—Tranquilo —dice nerviosa.
—Solo te daré una pista —asiente—: César te necesita ahora más que nunca —sus ojos se abren sorprendidos. Mi amigo solo la necesita a ella. Aunque quiera hacerle pensar lo contrario para alejarla, sé lo que pretende.
—Pero eso no es lo que él me ha dicho hace un rato —César me contó mientras íbamos al aeropuerto que tiene intención de dejarla cuando vuelva de su viaje, y entiendo por qué lo hace. No quiere que la chica sufra y por esa razón va a sacrificar lo que tienen.
—En ti está hacer lo que decidas —se queda pensativa. Espero que entienda mis palabras.
Llegamos al hospital y acompaño a Natalia hasta la habitación de su padre. Cuando me aseguro de que está dentro me acomodo en una de las salas que hay en el pasillo. Unas horas después sale y nos marchamos de nuevo.
Cuando estamos a punto de llegar a Madrid, una extraña llamada de Manuel capta mi atención. Puedo oír toda la conversación debido al silencio que mantenemos dentro del coche. Asegura estar preocupado y prácticamente exige que le avise de sus salidas. Estoy seguro de que César no le ha dado autoridad para eso sabiendo que yo estoy al cargo.
—¿No avisaste a Manuel? —pregunto cuando cuelga.
—No... y el pobre estaba preocupado. Ni siquiera le he dicho a Laura que salía hoy —oír el nombre de Laura hace que mi respiración se corte y mi cara se caliente—. Necesitaba tiempo para mí...
—Creo que, a partir de ahora, es buena idea que no avises de tus salidas a nadie, Natalia —digo seriamente.
—¿Cómo? —puedo ver por el retrovisor cómo arruga su frente.
—Es fácil —digo de nuevo—, siempre que vayas a salir intenta que solo yo lo sepa. Como has hecho hoy.
—¿Por alguna razón? —pregunta extrañada.
—Tengo sospechas —digo sin quitar la mirada de la carretera—. Creo que Mario sabe cosas que no debería... —quizás haya alguien más implicado. Tengo que llegar al fondo de esto cuanto antes.
Como imaginaba, el viaje ha transcurrido sin ningún tipo de incidente. Solo cuando Laura está enterada de los movimientos de Natalia surgen los problemas. Demasiada casualidad.
Los días siguientes se me hacen excesivamente largos. Mi hermana se queja continuamente de que apenas entro en casa. Tiene muchas ganas de estar conmigo, pero hasta que César no vuelva no quiero moverme del hotel. Cada vez que tengo que alejarme por algún motivo me pongo nervioso. Tengo que evitar por todos los medios que le pase algo estando a mi cuidado.
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El tormento de Álex - (GRATIS)
RomansaLas imprudencias se pagan y eso es algo que, por desgracia, Alex sabe muy bien... Un hombre atormentado por una mala decisión, una promesa cada día más difícil de cumplir y un sentimiento que creía olvidado amenaza con florecer de nuevo en su interi...