¿Desconocido?
El colegio quedaba a unos cuantos minutos caminado después de salir de la estación, era uno de los mejores y a decir verdad, Marissa amaba la estructura en la que había sido construida. Todos bajaron rápidamente, primero Elisa, luego Aaron, Cameron después y al final Marissa. Por alguna razón esta vez le había mucho más trabajo hacerse a la idea de ir a la escuela sin Giselle, se sentía vacía sin ella.
Antes de bajar la chica sintió un escalofrío que la hizo levantar la mirada, sentía el peso de una maridad sobre los hombros, una curiosidad que casi la atravesaba como una flecha, tal vez solo estaba nerviosa por la llamada de hace un rato, pero a pesar de que le había restado la suficiente importancia como para no comentarlo, la sensación no desapareció, al contrario, con cada segundo se hacía más fuerte.
Comenzó a lanzar miradas fugaces a todos lados esperando encontrar al causante de su malestar, pero nadie la estaba mirando, había mucha gente pero, ninguna persona la miraba como ella sentía, al notar lo tonta que debería de verse, trató de bajar deprisa del vagón, su pie se atoró con el escalón y perdió el equilibrio, tropezó segura de que caería... Pero no lo hizo.
De un momento a otro Cameron la estaba sujetando con fuerza para no dejarla caer, estar entre sus brazos resultaba agradable, tenía un cuerpo cálido, Marissa pensó en la delicada armonía de su pecho al respirar, estaba comportándose rara, se dio cuenta de lo cerca de debían estar y finalmente se soltó de él. No caería en el juego de Cam.
—Gracias— fue lo que pudo decir sin sonar tan afectada como lo estaba por el momento tan incomodo.
— No hay problema, pero deberías poner más atención en donde pisas— contestó Cameron sonriendo de medio lado.
Ambos caminaron junto con Aaron y Elisa hasta que llegaron a la entrada del colegio, Marissa siempre miraba con curiosidad cada detalle de las instalaciones, le parecían simplemente hermosas, de hecho todo le daba curiosidad, desde los muros de su casa hasta cada edificio de la cuidad. Por alguna razón, en el fondo sentía que cada cosa era única y que no vería nada igual dos veces.
—¿Qué es tan interesante?— Aaron se acercó a ella lentamente.
—No lo sé... Nada— respondió Marissa sonriendo, movió la cabeza y siguió a Aaron hasta la entrada, donde varios estudiantes se aglomeraban buscando entrar a su primera clase. Habían llegado justo a tiempo.
El día transcurrió como de costumbre, Marissa asistía a todas sus clases y de vez en cuando se encontraba con Aaron, con Cameron o con Elisa en los pasillos. Finalmente llegó su última clase, la de literatura, su favorita, era la única en la que coincidía con todos sus amigos.
Al entrar al aula que se encontraba en el último piso, Marissa se sentó como siempre en la mesa que se encontraba al frente y estaba pegada a la ventana, unos minutos después Cameron apareció y se sentó a su lado sonriendo, como era costumbre en su rostro, al menos cuando estaba de buen humor, Marissa sabía mejor que nadie que Cam podía parecer un ángel con aquella sonrisa, sin embargo, cuando estaba de mal humor, era todo un demonio.
Después de un rato de hablar con Cameron sobre su día entraron Aaron y Elisa para tomar sus asientos correspondientes, Marissa a veces pensaba que ellos dos pasaban mucho tiempo juntos, de hecho, Giselle estaba segura de que se gustaban y su amiga tenía un muy buen ojo para detectar esas cosas. Su mesa de trabajo estaba incompleta, el lugar de Giselle estaba vació y al notarlo, Marissa sintió un hueco en el pecho. Así transcurrió un rato; todos entraban y tomaban asiento, hasta que apareció Carla junto con Celeste y Marissa supo que habría problemas.
Ambas estaban usando la falda escolar, de al menos 3 tallas menos de la que corresponde, casi parecían minifaldas, Carla con su cabellera castaña clara y sus ojos color miel, mientras que Celeste lucía su cabello castaño rojizo y sus atractivos ojos verdes, al entrar posaron la mirada en Marissa y su mesa.
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Recuerdos Ocultos |En Edición|
Paranormal"Condenada a olvidar, atemorizada por un pasado desconocido, castigada por su pecado, su pasado la encierra, los recuerdos la atormentan, no existe salida para aquello que ya esta escrito. Sus alas fueron arrancadas y su naturaleza borrada, condenad...