Ausencia.
Después de recorrer las calles de Londres hacia la estación, Cameron y Marissa entraron en el vagón, se sentaron como de costumbre y Cameron rompió el silencio incómodo que venía desde la casa de la chica. No soportaba que estuviera molesta con él.
— Escucha, lo lamentó, no debí dejarte ayer, lo sé, fui muy egoísta, pero estoy preocupado por ti dime que fue lo que pasó— Cameron estaba verdaderamente apenado, odiaba que Marissa se molestará con él, después de todo, estaba perdidamente enamorado de ella, pero ¿Cómo iba a decirle que lo de ayer había sido por los espantosos celos que estaban comiéndoselo vivo?.
Marissa al escuchar a Cameron sintió un miedo terrible y unas enormes ganas de llorar, suspiro y se recargo en su hombro; lo que provocó que Cameron se sorprendiera y se sonrojara.
— ¿Qué pasó?— pregunto el chico y Marissa no pudo contener las lágrimas. Las dejó caer como un torrente y no pudo parar de llorar.
—No lo se Cam... Ayer pensé que estaba en una pesadilla... Estaba tan confundida cuando me atacaron, te extrañe tanto pero no estabas, pude morir— fue lo que dijo la chica entre sollozos y Cameron sólo podía sentirse culpable, si que había sido un idiota.
—En verdad lo siento, soy tan estupido— trató de abrazarla, pero cuando su mano tocó su espalda Marissa se quejo en voz alta.
—¿Qué pasa?— Cameron se alarmó, notó como todos en el vagón los miraban, Marissa había gritado bastante fuerte.
—Nada, sólo es un golpe— respondió Marissa con una mueca de dolor.
—¿Sólo un golpe? ¡Pero si apenas te he tocado!
— Ya lo sé, los golpes duelen Cameron— el rostro de Cam se descompuso.
—¿Por qué me llamas Cameron? Tú siempre me dices Cam— fue lo que dijo y Marissa se sorprendió ante el comentario. No se había percatado de ello, solo estaba molesta.
—Lamento no haberte protegido como siempre lo hago, debí cuidarte de esos asaltantes— añadió Cameron y Marissa se sorprendió aun más, Cameron pensaba que había sido un asalto cuando había sido algo totalmente distinto e inimaginable. Marissa pensó por un momento en contarle pero no le creería, nadie lo haría más que Alexander, así que sólo asintió.
—¿Te robaron tu celular o qué?— Cameron quería regresar el tiempo, quería poder haberla cuidado.
—No... Sólo mi dinero— Marissa no era buena mintiendo, tuvo que bajar la mirada para evitar que su propia expresión la delatará.
—No volverá a pasar, no te dejaré sola de nuevo, te lo prometo
Al llegar al colegio Cameron acompañó a Marissa a todas sus clases y al llegar a la clase final la de literatura, se encontraron con Elisa y Aaron ya sentados en su mesa correspondiente, y Giselle estaba con ellos.
—¡Marissa! Tonta se te olvido pasarme la tarea tuve que llamar a Elisa— saludo Giselle muy alegre levantándose de su lugar para correr a abrazar a Marissa. Ella aguanto un grito y apretó con fuerza los ojos para no llorar.
—Hola Giselle que gustó verte, lo lamentó tuve unos problemitas— sonrió Marissa aguantando el aliento, le dolía pero no quería preocupar a Giselle. Ya suficiente tenía con Cameron cuidándola como un perro guardián.
Mientras las chicas hablaban de su día, Cameron avanzó hacia Aaron y juntos salieron del salón, un momento.
—Oye Marissa, que romántico que llegarás con Cameron a clase, acaso ya le diste el si, porque déjame decirte que hacen una pareja adorable, aunque si te hace en algún momento no dudes en decirme y yo me encargó de que se arrepienta hasta de haber nacido— Giselle estaba sonriente, pero Marissa estaba desconcertada ¿qué estaba diciendo?
— ¿Qué?— a Marissa le costo asimilar sus palabras.
—Por favor no me digas que no has notado que Cameron muere por ti. Vamos hasta Elisa lo nota... ¿Verdad Elisa?— mencionó Giselle mirando a Elisa y está sonrió mientras asentía.
Antes de que Marissa tuviera la oportunidad de protestar el profesor entró por la puerta y la cerró tras él; todos sabían que si cerraba la puerta nadie mas podía entrar, Marissa se preocupó al instante ya que Cameron, Aaron y Alexander no estaban.
El profesor se sentó en el escritorio y se dedico a pasar lista.
—Marissa Hudgens— dijo y Marissa levantó la mano mientras decía presente.
— Giselle Colton— siguió y Giselle se levanto realizando lo mismo que Marissa.
—Elisa Johnson— mencionó el profesor Walter y Elisa respondió.
— Cameron Wood— hubo silencio.
—Aaron Wells— nada.
—Alexander Marks— otro silencio.
El profesor siguió con su pase de lista y al terminar anotó el proyecto al que se verían obligados a realizar. Al parecer tenían que hacer cualquiera de las actividades escritas para presentarlo. Marissa era buena en casi todo eso, sin embargo, lo que mas le atraía era la obra de teatro.
Miró a sus compañeras y todas sabían lo que estaba pensando, intercambiaron miradas y asintieron.
—Bien este proyecto es para unos puntos extras, deberán presentarlo en el baile de fin de año— todos asintieron. Después de una larga clase sobre textos como: orgullo y prejuicio, la clase finalizó y salieron del aula. Marissa deseaba ver a Alexander, pero ni él... Ni Cameron estaban.
—Marissa mañana paso por ti— su amiga tenía un plan y nada en el mundo la haría cambiar de opinión.
—Si Giselle mañana te veo... ¿A las 12?— Giselle sonrió aprobando la idea.
—Bueno creo que Cameron no está— Giselle parecía estar jugando con su paciencia pero por suerte Marissa estaba ocupada en otros asuntos, miraba a todos lados, hasta que logró ver a Alexander detrás de la cafetería mirándola fijamente.
—Ammm Giselle tengo algo que hacer ¿te veo mañana?— Giselle asintió de nuevo.
—Si claro. Suerte con lo que tengas que hacer, si vez a Cam le dices lo que te comento, si te hace daño le rompo el cuello— Giselle se despidió con la mano caminando a la salida dejando atrás a Marissa que se desvió hacia la cafetería, ansiaba tanto las respuestas pero también estaba aterrada por lo que estaba a punto de escuchar. Nada podría borrar la imagen de aquel monstruo a punto de matarla.
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Recuerdos Ocultos |En Edición|
Paranormal"Condenada a olvidar, atemorizada por un pasado desconocido, castigada por su pecado, su pasado la encierra, los recuerdos la atormentan, no existe salida para aquello que ya esta escrito. Sus alas fueron arrancadas y su naturaleza borrada, condenad...