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La llegada (parte #1).

El aire frió le recorrió los huesos, la piel de Daniel se estremeció cuando bajaron del tren que habían tomado en la estación Kings Cross, llevaban un buen rato viajando para llegar hasta uno de los bosques mas grandes de Londres, ahí se habían quedado de ver con las virtudes y protestades, o al menos ese era el lugar donde se supone caerían, Abby había sido bastante precisa.

—¿No piensas ayudarme a bajar?— pregunto Verónica con un tono de voz bastante desagradable, justo sobre un pequeño desnivel del suelo, mirando a Daniel de una forma llena de desdén. Se encontraban entre los espesos arboles pisando el césped y musgo que recorría el lugar como una gruesa alfombra.

Daniel gruño a punto de iniciar una de las discusiones más grandes que había protagonizado, por suerte, cuando alzó la cabeza buscando algo de fuerza mental, observo la caída en su máximo esplendor.

— No— respondió Daniel en seco mientras comenzaba a caminar hacia un lugar despejado, tenían que alcanzar a los ángeles en su caída. Verónica bajo del aquella pequeña elevación casi cayéndose y acelero el paso para alcanzar a Daniel.

—Que desagradable eres Daniel, no tienes que ser tan grosero conmigo— comenzó a decir sonriendo, a lo que Daniel respondió poniendo los ojos en blanco. Al parecer las cosas serían más difíciles de lo que había esperado, prefería pelear con Verónica a tener que soportar su coqueteo.

—Creo que es mejor si cierras la boca Verónica, créeme que lo que menos quería era venir contigo, así que no me vengas con coqueteos, que la verdad me tiene sin cuidado— contestó, Verónica frunció el ceño pero pronto la idea de molestar a Daniel parecía sumamente entretenida.

—Creí que contigo sería tan fácil como lo fue con Cameron— todos los músculos de Daniel se tensaron al instante.

—¿Qué has dicho?—preguntó incrédulo, Verónica no podía tener tan poca dignidad.

—¿Qué? ¿Ahora si quieres hablar?— dijo la chica sonriendo mientras comenzaba a correr, Daniel se quedó paralizado al ver lo que pasaba se veía ridícula pensó, ¿acaso creía que él sería capaz de seguirle el juego?, todo se desmorono cuando ella se volteó y habló.

—Si me alcanzas te contare lo que ha pasado con Cameron estos días— sonrió, Daniel se llenó de curiosidad por saber desde la perspectiva de Verónica lo que pasaba, tenía que investigar que quería,  maldijo por lo bajo y se dispuso a correr tras ella,  decidió acelerar el paso y la tomo del brazo haciéndola girar hacia él, al instante la chica rodeo su cuello con los brazos y lo beso por un instante, asqueado, Daniel reacciono lanzándola hacia atrás, Verónica perdió el equilibrio y cayó al suelo.

—¿Qué demonios te pasa Daniel?— exclamo adolorida, levantándose rápidamente mientras se acomodaba su corto vestido morado.

—Lo mismo pregunto yo ¿por qué me has besado? ¡qué asco!— Verónica sonrió.

—No es para tanto, solo quería divertirme— agregó acercándose a Daniel.

—No sé cómo Anthony te soporta, sabe que eres una...ahg, estoy seguro de que es consiente de lo que haces ¿por qué sigue contigo?— contesto el chico, Verónica volvió a rodearlo con sus brazos y Daniel se pregunto ¿cómo Cameron había sentido aunque sea deseo por aquella chica que tenía enfrente? trato de zafarse pero en ese momento sonó una voz conocida.

—Conmovedor— decía un chico de un cuerpo sumamente fuerte, cabello rubio y unos curiosos y divertidos ojos azules, que sonreía con picardía. Daniel se quedó paralizado, se separó rápidamente de Verónica y miro al chico que estaba parado a un lado de un árbol, con unas enormes alas azules en su  espalda, llenas de hojas al igual que su cabello. Michael, una virtud. 

Recuerdos Ocultos |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora