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Traición.

—Voy a matarlo —fue lo único que dijo Giselle después de una larga charla donde Marissa había logrado relatar los últimos acontecimientos. Al principio las ganas de seguir llorando le habían impedido construir oraciones completas, pero después de un par de minutos, las palabras fluyeron por si mismas.

—Le rompí el corazón, Giselle —Marissa no podía dejar de pensar en el profundo pesar que se reflejaba en la mirada de Cameron.

—Dime que no te estas sintiendo culpable, por favor, dime que no eres tan tonta — Giselle siempre había sido dolorosamente directa y en ese momento, Marissa deseo que fuera de otra forma.

—Giselle.

—No, si piensas que voy a compadecerte ahora, apoyándote mientras te sientes la peor basura de mundo, te equivocas, porque después de todo lo que me has dicho solo puedo estar de acuerdo con Antonio —Marissa sonrió. Giselle era terrible con los nombres.

—Anthony.

—Como sea, espero no volver a ver al imbécil de Cameron, ángel o no, estoy segura de que no podre aguantar las ganas de abofetearlo.

—No digas eso, Giselle — Marissa se encogió contra la puerta que había dejado de ser golpeada por Abel. Al parecer habían decidido respetar su espacio y lo agradecía.

—Nunca te amo, Marissa, debes entenderlo y seguramente así te des cuenta de que no tuviste ninguna culpa, además no estaban juntos, no estabas obligada a nada —Giselle tenía razón, pero aún no era suficiente para convencer al corazón de Marissa, que seguía creyéndose culpable.

—Necesito salir de aquí —de una u otra forma, encontrándose con Cam o no, Marissa ya se había planteado la posibilidad de escapar, puesto que la carta de Anthony era falsa y la idea de que alguien quisiera mantenerla ahí evitando su escape, solo apoyaba aún más la postura del profesor Walter.

Algo malo pasaría si ella no escapaba.

—Me gustaría decirte que paso a recogerte en el auto de mamá, pero no creo que sea tan sencillo.

—No lo es.

Después del incidente, Marissa podía esperar toda clase de atenciones, algo que no necesitaba en ese momento. Tenía que idear una forma de pasar desapercibida.

—Tal vez pueda recogerte en algún lugar que este a mi alcance —la voz de Giselle se detuvo un instante cuando un estruendo interrumpió sus pensamientos.

—¿Giselle?

—Tranquila, se ha caído algo en el piso de abajo, no importa, seguramente Jack esta por ahí jugando al cazador —Marissa recordó a Jack, el pequeño gato de Giselle, un hermoso minino de pelaje negro, tan suave como el tercio pelo.

—¿Segura? —pregunto Marissa limpiándose la cara por décima vez, odiaba sentir el calor de las lágrimas en sus mejillas dejando un camino pegajoso en su rostro.

—Si, solo espera, iré a revisar que no haya roto nada de las tazas de porcelana que colecciona mamá, me matará si les pasa algo mientras esta con la vecina —Marissa escucho los movimientos de Giselle a través del teléfono, sus pasos y su voz llena de fastidio.

—¡Más te vale que no hayas roto nada!

—¿Lo encontraste? —Marissa esperaba escuchar una de las tantas peleas de Giselle con Jack, pero en su lugar obtuvo un profundo silencio, únicamente interrumpido por una exhalación brusca.

—¿Jack? —la voz de Giselle tembló, Marissa escucho al teléfono chocar contra el piso y luego, un grito lo rompió todo.

—¿Giselle? ¿qué paso? ¿estás bien? —preguntaba Marissa que ya se había incorporado con las manos y las piernas temblorosas. Hubo silencio, un silencio que la dejo sin aliento y la hizo perder la noción de donde estaba, solo pensaba en Giselle, la llamo unas veces más y entonces un segundo grito la hizo sobresaltarse.

Recuerdos Ocultos |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora